martes, 23 de octubre de 2007

de Quilmes, Bariloche, la Montaña y otras yerbas

Sí, ya sé... Mucho tiempo sin actualizar. El lector anónimo se queja y es verdad, hace tiempo que no escribo...

Cómo ya es sabido, antes de comenzar en mi nuevo trabajo hice una pequeña visita por Quilmes. Mas o menos 10 días nunca alcanzan para nada, siempre quedan amigos/as sin ver, otro/as con quienes nos debemos una charla mas tranquila, cosas que nos quedan sin hacer... pero muchas más hechas, y en ese sentido el saldo siempre es positivo; por lo amigos reencontrados y por reconfirmar que, pese a que la ciudad ofrece hartas posibilidades culturales, Buenos Aires (ya) no es para mí; o no al menos en este momento, no para todo el año.

Para cuando volví a Bariloche había vulto a nevar y a haber sol, había estallado la primavera, florecido los ciruelos, y aparecido los primeros tulipanes. Tranquilos/as, con paciencia llegarán las fotos... Hablando de fotos, como bien hubiera notado mi amiga Érica Elsa, he aparecido en algunas de ellas publicadas en el blog de la señora Kellenberger luciendo unos Ray ban que son los auténticos responsables de mi desaparición del ciber espacio...

Sí, así es, tal cual lo leen. Es que estuve ocupadísimo cerrando el trato para convertirme en la cara (no es necesario aclarar "bonita") de la conocida marca de anteojos y me habían pedido discreción absoluta. Imagínense que para ellos era más que importante que yo pudiera ser su ícono...

Bueno, la realidad (Ya lo dijo el general; "la única verdad es la realidad" Perón dixit) tengo menos tiempo para actualizar el blog y escribir mails durante el trabajo (de hecho no lo estoy haciendo en absoluto). Pero, la buena noticia es que la estación de servicio que está en frente de casa tiene wi-fi y he empezado a utilizar el servicio. A partir de ahora volverá a haber noticias (y anti noticias, divages y resúmenes de la vida) al menos una vez a la semana. Cómo sabrán, el tiempo también empieza a mejorar, se alargan los días y aprovechamos para caminar por las cercanías de la casita. Que no cunda el pánico, el quilmeño volvió a estar suelto por ahí...