jueves, 31 de diciembre de 2015

En proceso de resurrección

Creo que esta vez la primera crisis existencial del blog llegó mucho antes que en otros momentos en los que se suponía "recuperado", "resucitado" o, más acorde a los tiempos que corren, zombie. Tantas cosas para actualizar, tanto para contar y mostrar, tan poco tiempo y menos recursos. Búuuuu. Parece la crónica de una agonía anunciada. Pero que no cunda el pánico y, ante todo, a no desesperar. El blog no ha fenecido (no aún, al menos), nosotros seguimos vivitos, coleando y transitando el camino amarillo.

Lamentablemente desde que nos mudamos al departamento de Plauen, nuestro camino amarillo carece de señal de wi-fi. Es un dato menor lo sé, pero siendo que somos dos grinchs de los aparatitos, el tuister, el feisbuk y el uotsap, nos deja un poco allá lejos y hace tiempo. Ya lo solucionaremos de algún modo. Espero.

Por raro que suene, acá los servidores de internet conciben contratos con mínimos de dos años. Menos de eso, Tut mir Leid, lo siento, i'm sorry, o sea "NOP". Eso quiere decir que estamos medio al horno pero que de algún modo nos arreglaremos en breve.

Mientras tanto en ciudad Gótica... el fin de año se acerca, y a nosotros nos encontrará unidos y enquesados. O al menos esas expectativas tenemos para la "racleteada" de esta noche con Lara, André, Lena, Guido y una familia amiga que nos ha invitado.

Entenderán que si el orden del blog ya venía desafiando los límites de la lógica temporal lineal, después de este hiato de un mes, bueno, seguiremos con un orden... especial... moderno... diferente.

Ah, y Feliza me muero... ah no, eso era sin la dentadura, Feliz Año Nuevo.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Plauen, allá vamos... (creo)

Si llegan a alinearse los planetas, las galaxias, los universos y las dimensiones, entre mañana y pasado ya tendríamos que estar viviendo en nuestro hogar definitivo. Es una historia muy larga (demasiado) y da más vueltas que una cinta de Moebius. Pero, sobre todo, requeriría más tiempo del que tenemos para aclararla... 

Nuestro nuevo barrio se llama Plauen y está bastante cerquita de donde estamos en este momento. Seguiremos estando en torno al campus de la ciudad universitaria pero un poquitiiiito más hacia el sur (o sea, un par de cuadras más lejos del centro) y el oeste.

No es ni el barrio más cool, ni el que tiene más onda. Tampoco el más feucho ni el más elegante. Pero es el que nos gustó desde el principio. Conserva bastantes edificios, está cerca del instituto donde trabaja Diego, es muy accesible a nivel transporte, tiene supermercados cerca, una callecita pseudo comercial, plaza y parque, un canal... ya saldremos cámara en mano.

Con ustedes, Plauen...
Casi que hasta me da vergüenza poner fotos con árboles con hojas y sin decoración navideña. Hace semanas que a ningún árbol le queda ni media hoja. Y hace semanas también que cada día es más navideño que el anterior. Imaginarán que demasiado para mi gusto. El circo de la Navidad ya está por estallar y aún no llegamos al ocho de diciembre...
Algún día, cuando sea grande, prometo sentarme e investigar un poco sobre la historia del barrio. Por ahora quedará como deuda pendiente.