lunes, 31 de octubre de 2016

Puertas y escaleras

Hace ya tantísimos años Lara y André tuvieron una de las ideas más lindas que he visto para hacer un almanaque. Fotos de puertas de distintos viajes, de aquí y de allá, adornando cada mes del año. Desde entonces siempre me he propuesto robarles la idea homenajear su creatividad y seguir sus pasos. Claro que, al final, nunca lo hago.

Producto de esta intención no realizada y constantemente aplazada termino acumulando inverosímiles cantidades de fotos de puertas, ventanas, cornisas, escaleras y columnas, ya que siempre cambio la temática del almanaque que nunca concreto.

Con semejante ambición a cuestas no resulta difícil comprender que en Ámsterdam haya caído nuevamente en la trampa fotográfica que los detalles de construcción siempre me deparan. Y, a sabiendas de que lo más probable es que el mentado almanaque de puertas y escaleras de Ámsterdam jamás se concrete, aprovecho para compartir algunas de las posibles candidatas.

sábado, 29 de octubre de 2016

Ámsterdam. Segunda Parte

La gente del país de allá abajo no tardó en rebelarse. En el siglo XVI, entre impuestos, reforma protestante, invasiones e inquisición mediante, los holandeses ganaron su independencia de los Habsburgo españoles y establecieron su capital aquí, en Ámsterdam, que pronto se hizo famosa por su relativa tolerancia religiosa y su libertad de prensa en un época marcada por las persecuciones y la censura.
La ciudad creció más allá de sus canales y pronto se hicieron necesarios nuevos canales que cumplieran la doble función defensiva y facilitadora del comercio.
Un siglo después Ámsterdam entraba de lleno en su edad de oro, cuando su puerto vinculaba los mercados del Bálticos con India, Indonesia, Sudáfrica y América. Como resultado Ámsterdam se convirtió en el mayor centro financiero del mundo y el centro de un rico emporio comercial.
Pronto los ciudadanos más ricos comenzaron a construir nuevas y más lujosas residencias. Ámsterdam desarrolló su propio estilo de construcción, el renacentista holandés. No tiene mucho que ver con lo que imaginamos cuando pensamos en el Renacimiento, es cierto, pero no deja de tener lo suyo.
Nuevos canales, más comercio, nuevos productos. Especias, telas y hasta tulipanes, que generaron la primera burbuja especulativa del naciente mundo de las finanzas.
Mientras tanto, en Europa algo estaba ocurriendo. En Inglaterra la revolución industrial comenzaba a generar un nuevo tipo de capitalismo y el eje del poder estaba cambiando. Las Provincias Unidas, como se conocía a los Países Bajos en aquella época, estaban en un posición estratégica, cuando menos, complicada. Ensanguichadas entre el Saco Imperio y Francia, chocando con Inglaterra y Francia por el control de América del Norte, La India y Sudáfrica, las Provincias Unidas se involucraron en una serie de guerras que fueron perjudicando su situación hasta llegar a la ocupación francesa del país durante las guerras napoleónicas.
La arquitectura también dio cuenta de esta situación, ya que muchos arquitectos holandeses comenzaron a fusionar su estilo con el de las modas que venían de París.
El Rijksmuseum, algo así como el museo nacional de Holanda
El siglo XIX marcó una nueva edad dorada marcada por la industrialización de la ciudad, la construcción de nuevos edificios públicos y privados y la aparición de los primeros medios públicos de transporte. 
La estación de trenes de Ámsterdam

jueves, 27 de octubre de 2016

Ámsterdam. Primera Parte.

Me encanta cuando investigar sobre una ciudad resulta tan fácil. Y no sólo por la cantidad de información, sino también por la sencillez de las explicaciones. Ya lo dijo Sheldon de Big Bang Theory, “es elegante porque es simple”. ¿De qué estoy hablando? De Ámsterdam. O, mejor dicho, de Amstelredamme, la represa del río Amstel. Nada de discusiones lingüísticas ni de teorías enfrentadas. Es cierto, no hay leyenda encantadora tampoco, pero no se le puede pedir más  a  una ciudad que en el siglo XII era tan solo una aldea y que en el lapso de trescientos años se convirtió en el centro de un emporio mercantil.
La primera mención del pueblo es del 1275, cuando sus habitantes fueron eximidos de pagarle impuestos por el uso de puentes al Conde de Holanda, algo así como un pase libre para los peajes, nada más que sin barreras ni flechas luminosas.
Hacia el 1300 recibió el estatus de ciudad, y durante todo ese siglo la ciudad se benefició del comercio producto de su incorporación a la Liga Hanseática, una suerte de asociación de ciudades portuarias que llegó a monopolizar el comercio en los mares Báltico y del Norte a finales de la Edad Media.
De esta época data la Oudekerk, o sea, la iglesia Vieja, uno de los primeros edificios de ladrillo y piedra de la ciudad, en la que por entonces se construía, principalmente, con madera.
Testigo de este período es Het Houten Huys, una de las más antiguas casa de madera de la ciudad que haya sobrevivido a los incendios que la arrasaron y a partir de los cuales se prohibió el uso exclusivo de la madera en las construcciones. A esta prohibición debemos la imagen de Ámsterdam poblada de casas de ladrillos.
Hablando de casas de ladrillos, si te parece que algunas de estas están torcidas o medio chuecas, efectivamente, así es. Y no sólo producto del tiempo sino también del diseño original. Muchas de las casas de comerciantes en sus frentes tenían roldanas y poleas para subir productos y demases a las plantas altas. Para que los bienes que se subían no se golpearan contra las paredes ni se dañaran, las casas eran construidas en forma inclinada. Así podía subirse (casi) lo que fuera sin riesgo de golpearlo.
Volviendo a la historia, a mediados del siglo XV muchos de los condados de la región fueron reunidos, conquistados o tomados por los duques de Borgoña, que muy a su pesar, tenían dos grandes posesiones territoriales sin continuidad. Por un lado tenían el ducado de Borgoña y por el otro, como decían los duques, les pays de là bas, o sea, los países de allá abajo (siendo, acá arriba -naturalmente- Borgoña). Con el tiempo les pays de là bas se transformaron en los Países Bajos y cuando la hija del último duque de Borgoña se caso con Maximiliano de Habsburgo, la omnipresente dinastía hizo su entrada triunfal en la región. No sólo eso. El hijo de ambos, Felipe el hermoso se casó con Juana la loca (que por entonces parece que estaba más cuerda) y cuando su madre murió, Juana se convirtió en la reina de Castilla. Matrimonio va, heredero viene, los Habsburgo terminaron controlando Austria, los Países Bajos, Castilla, Aragón y las dos Sicilias.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Foto de miércoles

Ámsterdam. Alguien dijo alguna vez que cuando un cuadro está torcido es como si estuviera torcido el mundo. ¿Aplica la misma premisa a los edificios? 

lunes, 24 de octubre de 2016

Manual básico de supervivencia turística

LETRA B

Beso
Código de saludo utilizado con cierta frecuencia al sur de los Alpes y muy raramente en el mundo germánico en general. Saludar a alguien con un beso está reservado para las relaciones de pareja, consanguinidad de primer grado (madre-hijo, hermana-hermano), gente jóven de la misma generación y, eventualmente, extranjeros. Dependiendo de las personas, puede que incluso abuelos y nietos se saluden con un beso. O no.
Al igual que en Argentina existen diferencias regionales. Por ejemplo, en España suelen ser dos los besos, mientras que Holanda, en cambio, son tres. Pero no sólo la cantidad de besos varía de país en país sino también la ocasión. Por ejemplo, puede ser un saludo diario en el mundo mediterráneo o, por el contrario, puede ocurrir como en Holanda, en dónde está reservado para felicitaciones de cumpleaños, saludos de Navidad y algún que otro evento especialmente memorable.

Bicicleta
Medio de transporte que utiliza la fuerza de tracción del usuario. En el mundo holando-germánico estos vehículos se mueven a velocidades propias de un viaje estelar por calles, veredas y bicisendas. En casi todos los países encabezan la lista de prioridades de paso. Primero bicis, después peatones y por último autos. Hay que reconocer que son una buena forma para recorrer ciudades y regiones. Muchas ciudades las alquilan por tan sólo un depósito que se devuelve al devolverla y es posible subirse con las bicis –previo pago de boleto- a trenes y tranvías. 
Bicisenda
Es el dominio de las bicicletas. Suelen estar marcadas con un color que cambia de lugar en lugar; rojo, verde o gris y, normalmente, acompañadas de alguna simbología explicativa. Recorren ciudades y cruzan grandes extensiones. Dependiendo del país y de la región, son más o menos estrictos con el escarmiento al que se somete al peatón que comete la osadía de pisarla. Mientras que en Europa oriental los ciclistas deben estar siempre en guardia y en el este de Alemania la convivencia es bastante armónica, en otros países es vital estar alerta. Normalmente las reprimendas por pisar la dichosa bicisenda suelen ser una serie de timbrazos. En los casos más extremos, gritos que no se llegan a comprender por el efecto doppler causado por la velocidad a la que se mueven.

Bitte
En alemán, por favor. También puede significar de nada, aquí tiene, no hay de qué y, llegado el caso, por aquí por favor, tome asiento y un millón de cosas más. Todo, todo lo que se pide en Alemania se pide bitte o, en su defecto, bitte schön, que vendría a significar casi lo mismo pero con un grado más. Claro que en español no existe ni muy por favor ni muchas de nadas. En alemán, sí. También en un restaurant puede significar sígame por favor, por aquí y, por si fuera poco, el mozo/a va a decir bitte schön cada vez que deje un vaso, plato, cubierto o menú.

Boletos
Los tickets del transporte hay que guardarlos. Y a mano. No sólo aquellos que deben utilizarse durante más de un día sino también los pases diarios y hasta los simples. Los controles de boletos existen y las multas suelen ir en aumento en la medida en que la infracción se repite. La primera multa suele ser de sesenta euros, la segunda, de cien. Y contra toda estadística, es posible que nadie te controle el boleto a lo largo de un mes o que en el lapso de un día te lo pidan tres veces.

Bolsas
Como en varios lugares de Argentina, en muchas ciudades europeas los supermercados no entregan bolsas. En general, lo que sí tienen son bolsas de plástico a la venta. Normalmente las tienen debajo de la cinta de la caja o en la zona de línea de cajas. Pero no sólo los supermercados están en plan de ahorro. También muchas tiendas y negocios, especialmente cadenas del tipo C&A. Al comprar te preguntan si querés por 10, 15 o 50 centavos una bolsa. Con los alemanes no se puede bajar la guardia. Siempre tienen algo que preguntar. Que si no es si querés la bolsa es si querés el ticket o lo que sea, pero algo siempre preguntan. Al pagar no te podés distraer. Menos que menos responder que simplemente porque no entendiste, no sea cosa que te terminen vendiendo una bolsa y no te hayas enterado.

Brasserie
Es el típico bolichito francés para tomar un café, comer algo, desayunar, tomar una cerveza con amigos o cenar. La ciudad de París está infectada llena de este tipo de establecimientos caracterizados por la oferta culinaria francesa tradicional, las mesas redondas diminutas y por tener, a simple vista, todos la misma apariencia. Asimismo suelen vender cigarrillos y están abiertos a lo largo de buena parte de la jornada. Toda brasserie que se precie de tal debe tener mesitas en la vereda, en lo posible tan juntas como para que los comensales de distintas mesas formen una única masa humana.

Bruselas
Bruselas es la capital de Bélgica, es cierto. Pero también es la sede principal de las oficinas de la Unión Europea. Por eso es lo más parecido a una capital de facto con que cuenta Europa. (Nota al pie, en Luxemburgo también hay una parte de la administración general, en La Haya está la corte europea, en Estrasburgo se encuentra el parlamento y en Frankfurt, el Banco central europeo). A pesar de toda esta dispersión, cuando los europeos (los de la unión, al menos) piensan en la burocracia comunitaria, piensan en Bruselas. Y cuando quieren acordarse de la madre de alguien, es muy posible que ése alguien esté en Bruselas. Son órdenes de Bruselas, en Bruselas se decidió esto o aquello, los de Bruselas seguro que no tienen recortes… Y así, por los siglos de los siglos.

Bruselas, monstruo de. Véase también Bruselas.
Nombre a través del cual se suele hacer referencia al aparato burocrático indeseable de la unión europea. Por ejemplo, cuando se habla de la duplicación de organismos... Hay un ministerio de educación en cada país y hay uno europeo. Además de todas las secretarias, direcciones y consejos que buscan coordinar (armonizar es el eufemismo frecuente) las distintas administraciones. Asimismo la expresión el monstruo de Bruselas suele utilizarse en los casos en los que la burocracia europea alcanza sus máximas barrabasadas, como el intento de establecer para toda la unión el largo aceptable del pepino como así también su curvatura esperable. (Juro que hay toda una normativa sobre el tema). En efecto, por extraño que parezca, más allá, o acá de cierto largo, los pepinos no pueden venderse en supermercados de la unión, exportarse o importarse. Lo mismo aplica para el ángulo de su curvatura o el diámetro de una manzana. Aunque usted, no lo crea…

sábado, 22 de octubre de 2016

Cuarto día de clases

Con tanta cuestión cultural dando vuelta en clase, aprovecho para hacerme el cool y llevo mate. Apenas salgo con mi termo bajo el brazo y el mate en la mano me interceptan dos de los sirios. Ah, mate, buenísimo. Yo quiero un mate ¿dónde comprás la yerba? ¿dulce o amargo? De repente no sólo mis compañeros sirios me preguntan por el tema -y esperan ansiosos un mate- sino también los de otros cursos. Ya sé que en Siria y Líbano se toma mate producto de las idas y vueltas de inmigrantes entre Medio Oriente y Argentina en los últimos cien años, pero el resultado no deja de sorprenderme.

Entre los siriolibaneses -como en otras colectividades de inmigrantes- hubo un proceso menos lineal de inmigración que el que imaginamos. Al igual que con italianos y españoles, muchas veces los migrantes se establecían por un tiempo, juntaban dinero (y contactos) y se quedaban o, en su defecto, regresaban a su país. En general construían redes de contactos aquí y allá de modo tal que ir y volver no implicara comenzar desde cero. Y llegado el caso, iban y volvían por varios años.

Algo de todo eso ocurrió con cerca de la mitad de las personas que llegaron a Argentina entre 1880 y 1930. Llegaban, trabajaban, y se volvían, a veces con algún billete en el bolsillo y otras con cierto sabor a decepción. Con todo, la comunicación entre los que iban, los que volvían, los que llegaban y los salían se intensificaron. Y a la larga, muchos/as de los que se volvieron se llevaron algo del país. En el caso de los siriolibaneses, el mate.

¿Dónde conseguís la yerba? Preguntaban mis compañeros. Acá en Dresden, en el mercado de productos de medio oriente Tausendeundeine Nacht (Las Mil y una noches). ¿Ah sí? ¡pero no es lo mismo que la yerba de Argentina! Sí, es de Argentina lo mismo, aunque la marca esté en árabe, cuando la ves en detalle, das con el “hecho en Argentina”. Ahhhh.

Pero no sólo los sirios estaban ansiosos por recibir un mate, también Justina, nuestra compañera de clase de Polonia. ¿La razón? Fácil (e inimaginable si nadie te lo cuenta)… es fanática de un periodista polaco que ganó bastante fama haciéndose el excéntrico, entre otras cosas, tomando mate al aire en su programa de televisión.  Parece que la técnica le funcionó, porque cuando digo el periodista polaco que toma mate todo el mundo sabe de qué estoy hablando. O, al menos, el mundo polacoparlante. 

jueves, 20 de octubre de 2016

Tercer día de clases

Como es la primera semana parece que todos somos relativamente puntuales. Palabra clave: relativamente. A las nueve empieza la clase y para las 9:10 ya estamos todos sentados y trabajando. O eso es lo que creemos.

A las diez menos veinte se escucha un taconeo que se acerca a la puerta. Estamos a finales de verano pero el calor aún se siente, así que hacemos la clase con la puerta y las ventanas abiertas de par en par. Al escuchar el ruido levanto la mirada. Zapatos fucsia, pollera corta floreada, negra, roja y blanca, bastante por encima de la rodilla. Musculosa amarilla. Carterón fucsia, haciendo juego con los zapatos. El pelo de color rojo pasión. La facha general de la señora me hace pensar en Amy Winehouse si hubiera llegado a los cincuenta.

Se detiene junto a la puerta. Mira dentro. Mira una hoja. Vuelve a mirar dentro y como si fuera lo más natural del mundo, cruza el aula y se sienta en último lugar que quedaba libre. Ni hola, ni perdón. Nada. Abre la cartera y empieza a sacar cosas. La profesora la mira sorprendida y le dice hola, bienvenida, pero la señora de la cartera fucsia está tan ocupada sacando cosas de su cartera que jamás registra que la saludaron. O si lo registra, se encarga de disimularlo.

Nos miramos todos y alguno/a hasta se sonríe. Hacemos un segundo de silencio para ver si la señora de cartera fucsia dice algo, pero no. Ahora ya está copiando cosas del pizarrón y buscando en su diccionario… Así las cosas, la clase continúa. En ronda vamos preguntándonos si alunas vez habíamos visitado este o aquel lugar. La dinámica es simple; cada uno/a le pregunta algo a quien tiene sentado/a a su izquierda, este responde y a su vez pregunta al siguiente. Así hasta llegar al último. En este caso, la última, la señora de la cartera fucsia. Claro que ella parece no notar nada de lo que está ocurriendo. Y cuando finalmente le preguntan ni responde ni vuelve a preguntar. A alguien se le escapa alguna risa y luego de un segundo la clase vuelve a continuar.

Diez minutos más tarde la señora de la cartera fucsia sigue copiando, buscando palabras en el diccionario, frunciendo el ceño y guardando silencio. La profesora continúa la clase y mientras explica algo la cartera fucsia cobra vida. Una melodía olvidable comienza a salir de ella mientras su dueña comienza a vaciar su contenido en busca del teléfono. Cuando finalmente da con el aparato pone cara de qué increíble que esto haya pasado, ¿a quién se le ocurre un teléfono que suene en medio de la clase? Pero, claro, el teléfono es suyo, así que se para y mientras la profesora le echa en silencio una mirada que podría haber derretido el Glaciar Perito Moreno, la señora de la cartera fucsia sale del aula para atender su llamado. Acto seguido escucho una carcajada y el resto de la clase se contagia. Con la notable excepción de nuestra profesora.  

miércoles, 19 de octubre de 2016

Foto de miércoles

Brujas. Alguien se hace el canchero sacándole fotos en blanco y negro a un bolichito.

lunes, 17 de octubre de 2016

Segundo día de clases

Tema del día: malentendidos culturales. Obvio, la dinámica de terapia grupal nos lleva a contar experiencias propias y ajenas sobre cosas que no logramos comprender de Alemania. Y no sólo de Alemania. También sobre otras culturas, o cosas sobre nuestro país que otros/as encuentran difíciles de entender.

Por ejemplo, algunos/as indios/as suelen llegar a Alemania con la intención de preservar su sistema de castas. Eso quiere decir que disponen de compañeros/as de trabajo de castas inferiores como si se tratara de asistentes. Cambiame el turno, traeme un té, dejame usar esto, ayudame con lo otro, lo que fuera. Obviamente se les suele explicar que acá tal tipo de comportamiento no es aceptable.

Por alguna razón, en Siria -y posiblemente en países vecinos- que una mujer se cruce de piernas habiendo hombres mayores que ella es considerado como una conducta maleducada. Claro está, si la mujer fuera la mayor del grupo, puede hacer lo que le plazca sin que nadie se ofenda.

En China no está permitido besarse públicamente, menos que menos si no se está casado.

En Turquía, levantar las cejas equivale a decir no, lo siento.

En algunas regiones de Rusia es tan poco frecuente que una mujer le dé la mano a un hombre que cuando alguna extranjera atina a hacerlo, los rusos desconcertados suelen terminar besándole la mano.

En China -de nuevo- está muy mal visto que una persona le responda negativamente a su jefe. Imaginarán que muchos gerentes y jefes se aprovechan de la situación para pedirles a sus empleados/as que se queden hasta más tarde o hagan horas extra no remuneradas. Por otro lado, cuando un jefe alemán le pregunta a un chino si está todo claro, normalmente recibe un por respuesta, aún en el caso en que el otro no haya entendido ni mu de lo que tiene que hacer.

Cuando se les explica a algunos/as indios/as que en Alemania no hay un sistema de castas y que nadie pertenece a una casta específica, hay quien suele deducir que, por ende, en Alemania son todos/as unos desclasados/as y que, en consecuencia, deberían obedecer.

Si alguien quiere invitar a un ucraniano/a a casa, mejor que le cocine algo fresco. Cocinar para otros es un hábito tradicional y se considera bastante descortés ofrecer comida que no el/la anfitrión(a) no haya cocinado para la ocasión. Tampoco vale descongelar algo que hiciste la semana pasada.

Una conocida. En Alemania, cuando vas a visitar a alguien y no sabés que llevar, lo políticamente correcto sería llevar flores, más aún si no hay mucha relación con la persona que te invita.

En cierto país es tradición que no te ofrezcan más bebida cuando se agradece haber sido convidado. Un momento. Eso es lo que pasa con el mate. Ups.

sábado, 15 de octubre de 2016

Primer día de clases

Este septiembre (léase, el mes pasado) no sólo mis estudiantes de español de la Volkshochschule volvieron a clases luego de unas largas vacaciones. Su profesor hace lo propio, no sólo como docente sino también como estudiante. Sí. Volví a tomar un curso de alemán. Pufffff.

Lunes a viernes, de nueve de la mañana a una y cuarto de la tarde. Duración del curso, dos meses y una semana. Parece un tiempo considerable como para hacer que mi alemán mejore considerablemente. O al menos, en la teoría es lo que debería ocurrir.

El primer día quedó claro que se trata de un curso bastante numeroso y variado. Tres chicos y una chica de Siria, dos chicas de China, una polaca, una checa, una moldava, una rusa, una ucraniana, una peruana y yo. Y Birgitt, nuestra profesora. A simple vista la composición del grupo se parece un poco al de mi grupo de B1, claro que acá faltan algunas ucranianas y rusas, que eran la primera minoría de mi curso anterior.

La dinámica incluye trabajo individual, en grupos de a dos o de a tres y conversación colectiva. A los cinco minutos de empezar está claro que esos momentos de conversación serán usados a modo de terapia colectiva. El hecho de que el primer tema de nuestro libro sea patria e inmigración no hace más que acentuar la tendencia.

A la media hora ya no quedan dudas acerca de quién hablará más y quien menos. Imagino que nadie se sorprenderá si digo que estoy entre los más conversadores. Aunque, ciertamente, hay quienes me superan. Holgadamente.  

jueves, 13 de octubre de 2016

La ruta del cómic en Bruselas

Cuenta la leyenda, que a finales del milenio pasado alguien se preguntó qué podría hacerse con algunas de las paredes que, por falta de mantenimiento, afeaban la ciudad. El mismo dilema aplicaba a muros de edificios demolidos o a antiguas paredes internas que, por razones de rediseño urbano, habían quedado expuestas. En 1991 alguien dio con una respuesta medianamente potable: pintar murales. Pero… ¿qué tipo de murales?

Cómics. La ciudad de Bruselas -y Bélgica en general- es la cuna de una larga serie de historietas, dentro de las que destacan Tintín, Los Pitufos y Lucky Luke. Tal es así que en la ciudad se encuentra el museo del cómic, donde también hay lugar para otras glorias de la historieta en lengua francesa, como Ásterix y Obelix.
Entre el Museo del Cómic y los murales que se encuentran en buena parte de los barrios más antiguos se formó algo que se dio en llamar la ruta del cómic, un nombre por demás autoexplicativo. 

miércoles, 12 de octubre de 2016

Foto de miércoles

Bruselas. Alguien (o algo) hizo un cucurucho gigante con una revista y tiró algunas piernas dentro. Mmmm... ¿o se supone que es arte?

lunes, 10 de octubre de 2016

Casas modernistas de Bruselas

Art nouveu, modernismo, Jugendstil, Sezessionstil, Floreale, Liberty o Modern Style son algunos de los nombres con los que se conoce a una serie de movimientos estéticos y artísticos tendientes a lo que sus autores definieron como “la renovación del arte”. Aunque suene un poco pretencioso –y las palabras aludan a estilos no siempre asimilables los unos con los otros- puede decirse que se trató de una suerte de espíritu de época; a necesidad de romper con el academicismo reinante y los cánones del arte establecido.
Sus representantes provienen de los más diversos campos; pintura, grabados, escultura cristalería, joyería, decoración y arquitectura. Pero en todos los países tendieron a agruparse y a romper públicamente con sus respectivas academias de arte. Bélgica no fue la excepción. No sólo eso. Además en Bruselas las obras de Víctor Horta son consideradas como pioneras del art nouveau en arquitectura.
Detalle de la casa de Víctor Horta
Horta diseñó en 1893 la Casa Tassel, que rápidamente sirvió como inspiración y cánon del art nouveau de Bruselas y de más allá también. Para su construcción de esta casa –que es considerada como la primera de estilo modernista- Horta combinó materiales tradicionales con otros no tan convencionales para la arquitectura urbana de la época; acero, cristalería industrial y cerámicos de distinto tipo.

El resultado pronto dividió al público entre críticos y admiradores. Además de asegurarle trabajo a Horta durante un largo tiempo. En comparación con sus obras posteriores, el exterior de la Casa Tassel resulta un poco conservadora. Sus interiores no lo son en absoluto, pero, lamentablemente,para visitar la Casa Tassel hay que pedir cita con anticipación y no pudimos ir. Adonde sí pudimos ir es a la Casa-Museo de Horta. Lo mejor son, por lejos, los interiores, pero, de nuevo, no está permitido tomar fotos dentro de la casa. En fin... tuvimos que conformarnos con comprar unas postales... 
Casa-Taller de Horta, hoy funciona como museo
A estas casas siguieron otras y pronto otros arquitectos comenzaron a inspirarse en las ideas de Horta. Para la época Bruselas estaba en plena expansión, por lo que los barrios suburbanos que comenzaban a aparecer pronto se poblaron con distintos exponentes del art nouveau.
Líneas curvas, asimetrías, motivos florales y una nueva disposición espacial al interior marcaron buena parte del estilo en Bruselas.
Ya a comienzos del siglo XX el art nouveau había comenzado a mutar y a encaminarse a lo que luego sería el art decó pero sin llegar a ser, aún, tan industrialmente aburrido como el Kavannagh.