martes, 6 de noviembre de 2007

Cambio de hábitos...

Salí del trabajo y emprendí la vuelta a casa. La calle, cuesta arriba, y -evento maravilloso- no había nubes. El sol brillaba en lo alto (aunque suene a licencia literaria, en bastante real; salgo a las 5 de la tarde y además los días ya son notablemente más largos que en invierno) … Decía que el sol brillaba en lo alto y veía que a media cuadra unos chicos estaban jugando; gritaban, corrían; jugaban con una pelota.

Pero algo era diferente, a medida que me acercaba y veía con mas detalle comenzaba a comprender; estaban jugando al rugby.


Aún no había terminado el mundial de rugby, así que la fiebre aún habría de aumentar ¿Qué nos había pasado? A partir de ese momento comencé a registrar síntomas por doquier de la rugbymanía; escucho en la radio un debate sobre el nudismo: llama una chica que se expresa a favor del “nudismo visualmente atractivo” (SIC – se ve que hay gente para todo-), diciendo que “no es lo mismo ver a Jorge Lanata desnudo que a uno de los pumas”. Unos días antes alguien (mejor obviar detalles) había enviado fotos de rugbiers … Poco después la revista Barcelona hacía eco de la tendencia: “preocupación en la clase alta; la cumbia villera, el paco y los choreos serían tema de conversación frecuentes en el tercer tiempo si el rugby se populariza”. La revista continuaba explicando que, al parecer, el modelo de jugador de fútbol semianalfabeto, que anda en 4 x 4 y cada tanto se voltea una modelo estaría “agotado”, ya que según un especialista en el tema (SIC), “ningún pacómano por más descerebrado que esté preferiría parecerse a Tévez, Riquelme u Ortega si puede hacerlo a un hiper sponsoreado, lobbista, exitoso y fachero rugbier”.
¿Me estaba persiguiendo? ¿Era otro síntoma de exitismo? … Dos días después, los pumas con Kirchner, intercambio de corbatas... En fin, se ve que - como dice el saber popular- este país da para todo...

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