Puede
que Haarlem suene a distrito conflictivo
de Nueva York pero antes de eso es una ciudad en el norte de Holanda. De hecho,
si hay un barrio de Nueva York que lleva su nombre es porque esa región fue
colonizada cuando Nueva York era Nieu Ámsterdam y Haarlem era otro pueblo
colonial entre tantos que los holandeses habían establecido en América del norte.
Este
Haarlem se encuentra a quince minutos de Ámsterdam y ostenta el rango de ciudad
desde el año 1245. Veinticinco años más tarde se construyeron las primeras
murallas y en el año 1304 debieron construirse nuevas paredes y un canal para
proteger las viviendas que se habían sumado a la población.
Puede
que el dato sorprenda, pero para esa época, la población de Haarlem era mayor
que la de Rotterdam o Ámsterdam, aunque esto estaba a punto de cambiar.
Entre
los años 1347 y 1351 hubo una serie de incendios que destruyó buena parte de
las construcciones de la ciudad, la gran mayoría de madera, por lo que, aquí
también comenzó a utilizarse el ladrillo.
La
iglesia de San Bavón fue uno de los pocos edificios que sobrevivió al
fuego aunque resultó tan dañada que su
reconstrucción tardó cerca de ciento cincuenta años.
Una de las principales características internas del edificio es su bóveda gótica de madera a la vista. Un poco más peligroso a la hora de incendiarse, es cierto, pero -al mismo tiempo- bastante original y diferente respecto de otras que hemos visitado.
Uno
de los edificios que sucumbió en el incendio era el castillo del conde, que
decidió trasladarse a La Haya. Con casa nueva, el conde donó a la ciudad su
antiguo terreno, sobre el que fue edificada en el siglo XIV la municipalidad.
Para
rematar su mala suerte, Haarlem perdió la mitad de su población en una epidemia
a finales del siglo XIV y en el siglo siguiente tuvo que enfrentar dos sitios y
un nuevo incendio.
No
fue hasta después de sacarse a los españoles de encima que la ciudad volvió a
florecer. Nuevamente hubo que ampliar las murallas y trazar nuevos canales,
tanto para la defensa de la ciudad como para vincularla comercialmente a Ámsterdam.
De esta época son el Amsterdamse Poort (la puerta de Ámsterdam, abajo a la izquierda), entre otros
edificios.
A pesar de su historia, hoy Haarlem funciona más bien como un suburbio-satélite de Amsterdam, aunque preserva bastante de su vida cultural y comercial.
También conserva cierto espíritu ... pueblerino, por decirlo de algún modo. Es más verde, tiene callecitas no atestadas por el pulular de turístas y ciclistas tranquilas super interesantes. Y tiene onda. Ámsterdam también la tiene, pero es distinto. Hay ciertas cosas que sólo se pueden hacer en ciudades más pequeñas. O no, en Ámsterdam también los vecinos le ponen onda a sus veredas, y quizás hasta se puedan dejar las bicis sin candado en la calle. Pero por alguna razón, el resultado no es el mismo.
2 comentarios:
¡Me encantó!
Es que es realmente lindo... y muy relajante el contraste con la marea de turistas que recorre Ámsterdam las 24 horas del día (¡y las de la noche también!)
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