martes, 31 de mayo de 2016

Encuentre las siete diferencias: Las compras

Número uno. El mercado. Como otras ciudades europeas, en la ciudad hay una plaza del mercado. En la plaza de mercado suele haber, sorpresa, mercados. Dependiendo de la ciudad (y la plaza) puede ser una o dos veces por semana y tener los mismos puestos semana a semana o bien mercados temáticos. Aquí la Altmarkt Platz (la plaza del mercado viejo) tiene mercados estacionales; el mercado de navidad, el mercado de otoño, el mercado de telas, el mercado de productos franceses, etcétera, etcétera. Otras plazas y parques también tienen sus ferias donde hay frutas, verduras, plantas y flores, carnes, pescado, fiambres, ropa y puestos para comer algo al paso.
Número dos. El super. Los supermercados suelen ser más bien pequeños o medianos y se encuentran distribuidos por toda la ciudad. Es raro ver grandes hipermercados (para comida al menos, en otros rubros sí los hay). Como en Argentina se caracterizan por tener edificios más bien feuchos. Lo curioso es que a veces dos supermercados suelen compartir el lote y el estacionamiento.

Número tres. E-bay. (No E-bay a secas sino E-bay pequeños anuncios). Suele haber una tendencia bastante pronunciada de consumir hasta por los codos. Muchos alemanes suelen ser consumistas, algunos a niveles insospechados. Ergo, deben desprenderse de las cosas que quieren reemplazar con las nuevas compras. Todas esas cosas suelen tener dos destinos: la basura o E-bay. Ahí se vende a precios irrisorios o se regala de todo. Heladeras, lavarropas, muebles, cubiertos, mesadas, ropa, lámparas. De todo. Atentos a la compu hemos ligado “gratis” vía E-bay mesas, sillas, cubiertos, vasos, tazas, lámparas…

Número cuatro. Mercado de bebidas. Son como una especie de supermercado donde la gente va a comprar bebidas. Cervezas, gaseosas, aguas… y cosas para tragos, tipo granadina o vodkar, aunque en general no tienen una gran variedad de vinos ni de licores. Los supermercados comunes también venden bebidas pero por alguna razón estos mercados siguen teniendo su público.

Número cinco. Florerías. Las hay en todos los barrios. Con plantas y flores de estación que siempre están, misteriosamente, llenas de pimpollos, sin importar la época del año. Y siempre tienen orquídeas que explotan de flores. Son una verdadera pasión por estos pagos. Los alemanes compran  plantas y flores, ya sea para decorar su casa como para llevar cuando son invitados/as (es una tradición con mayúsculas, al menos entre la gente que ya terminó la universidad).
Número seis. Panaderías. También las hay al por mayor. Con quichicientos tipos de pan, un producto que también ofrecen los supermercados, todos ellos con producción propia. Hay una variedad exageradamente inmensa. Antes de poner un pie en la panadería hay que saber qué es lo que se quiere. Y aunque parezca fácil, no hay que dejarse engañar.  Panes y pancitos difieren en tamaño, cereal, forma, semillas… En el super hasta hay máquinas para cortarlos en rebanadas.


Número siete. Ikea. Obvio, cómo vamos a extrañar Ikea. No porque compremos tantísimas cosas. Es cierto, hay de todo, (casi) todo super barato y (nuevamente) casi todo con onda o diseño pseudo escandinavo. Mesadas, muebles (demasiados), cubiertos, vasos, tazas, cortinas, alfombras, línea blanca, toallas, decoración, plantas, herramientas... Lo que suele ocurrir es que después uno ve las mismas cosas en casi todos lados, especialmente en casas de estudiantes o afines. E-bay también rebosa de productos de Ikea. Pero es obvio por qué; lleva precio, diseño, marca y (relativa) calidad. 

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