En 1686 los Habsburgo lograron capturar Buda y en el lapso de
diez años se hicieron con el control de buena parte de las anteriores tierras
de la corona de San Esteban.
Para 1718 no quedaba ni medio metro cuadrado de Hungría bajo dominio
otomano, pero eso no quiere decir que los húngaros pudiesen festejar a lo
grande. Por el contrario, ahora tenían a los Habsburgo en casa.
Parece que al principio la relación con los austriacos no fue
tan compleja o nadie decidió activar ningún conflicto pero a medida que el
siglo XIX avanzaba las cosas empezaron a cambiar. Para 1848, año de
revoluciones nacionales y liberales en (casi) toda Europa, los húngaros
pusieron al Imperio austríaco en situación de jaque. De hecho los Habsburgo
pudieron controlar la situación sólo porque los zares rusos acordaron enviar un
ejército para ayudarlos. No sólo con los húngaros. También hubo que reprimir a
italianos, checos, eslovacos y hasta a los liberales austriacos. La crisis
marcó el fin de una época y el comienzo del reinado de Francisco José, que
habría de prologarse hasta 1916.
Como una de sus primeras medidas, el flamante emperador se
encargó él mismo de reprimir a cuánto húngaro rebelde pululara por Buda, Óbuda,
Pest y cualquier otra ciudad. De hecho fue recién en 1867 -al parecer, emperatriz
Sissi mediante- cuando se produjo la “reconciliación” y el Imperio austríaco se
transformó en el austrohúngaro, otorgándoles a los húngaros cierto margen de
acción en política interna.
En este nuevo escenario Buda, como capital del reino de Hungría,
se transformó en una suerte de segunda capital del país. En 1873 se fusionó a
las tres ciudades luego de haber construido el primer puente permanente que
permitió cruzar el Danubio. Hacia la misma época la población de hablantes de
húngaro sobrepasó a la de germanoparlantes por primera vez en varios cientos de
años.
Budapest entró en una especie de edad dorada de la que datan el
parlamento húngaro, el tercero más grande del mundo y la basílica.
La Basílica de San Esteban. Al igual que el parlamento tiene una altura de 96 metros |
De final del siglo XIX y principios del XX son varios edificios
de Sesezzionstil –también conocido como modernismo- que es posible encontrar a
los largo y ancho de la ciudad.
Con el fin de la primera guerra mundial sobrevino para Hungría
la independencia, la declaración de la república y la partición. El imperio
austrohúngaro colapsó y los países vencedores decidieron darle el parte de
defunción. Una partecita para Italia (que se sintió estafada), una parte se
transformó en Austria, otra en Hungría, otra en Checoslovaquia, algo fue a
parar a Rumania… se decidió que Croacia y Eslovenia fueron unidas a Serbia (y
creado así el reino de los serbios, croatas y eslovenos -luego Yugoslavia- y
hasta hubo una parte para Polonia.
Con esta será la segunda vez que lo diga. En todos estos casos
la población era mucho más heterogénea de lo que los nacionalistas no quieren
hacer creer. Y mucho más mezclada de lo que les gustaría. De cerca de quince
millones de húngaros, más de tres millones quedaron fuera de las fronteras del país.
Porque, claro, los húngaros pensaban que el país iba a tener las fronteras
históricas. Pero no. Ahora aquí y allá vivían otros pueblos, etnias y naciones.
Y –por si fuera poco- dentro de la recién creada Hungría quedaron alemanes,
polacos, eslovenos, eslovacos, rumanos y un largo y variado abanico de melánges
de los más diversos tipos.
Museo de artes aplicadas, léase, decoración. |
5 comentarios:
¡Qué hermosa ciudad! ¿Cual es la impresión de estar rodeados de tanta historia a la vista? Incluso sin conocerla ¿es mucho? ¿hay esa sensación de estarse perdiendo detalles?
Ver estos fragmentos de ciudad en fotos es sencillamente lindo.
Les dejo saludos
La verdad es que la ciudad nos sorprendió gratamente. Y aún tenemos un par de cosas más de Budapest... Siempre tenemos la sensación de que hay cosas que se nos están perdiendo, más en ciudades con Budapest, Viena o Cracovia que tienen historia de sobra. Lo único que podemos hacer es revisar un poco la historia de la ciudad y consultar aquí y allá sobre los "puntos obligados", después Diego hace un mapa y bueno, al menos tenemos con qué arrancar. Pero, a la larga, también el azar juega lo parte y al tomar esta calle y no aquella encontramos (y nos perdemos) alguna que otra sorpresa...
Siempre hay que pasear sabiendo que no será posible verlo todo.
Siempre tratamos de recordarlo y de tenerlo presente... Pero con frecuencia sucumbimos frente a la tentación de creer que puede que igual nos salgamos con la nuestra
jajaja, 100% comprensible
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