sábado, 27 de agosto de 2016

Budapest. Segunda Parte

En 1686 los Habsburgo lograron capturar Buda y en el lapso de diez años se hicieron con el control de buena parte de las anteriores tierras de la corona de San Esteban.

Para 1718 no quedaba ni medio metro cuadrado de Hungría bajo dominio otomano, pero eso no quiere decir que los húngaros pudiesen festejar a lo grande. Por el contrario, ahora tenían a los Habsburgo en casa.
Parece que al principio la relación con los austriacos no fue tan compleja o nadie decidió activar ningún conflicto pero a medida que el siglo XIX avanzaba las cosas empezaron a cambiar. Para 1848, año de revoluciones nacionales y liberales en (casi) toda Europa, los húngaros pusieron al Imperio austríaco en situación de jaque. De hecho los Habsburgo pudieron controlar la situación sólo porque los zares rusos acordaron enviar un ejército para ayudarlos. No sólo con los húngaros. También hubo que reprimir a italianos, checos, eslovacos y hasta a los liberales austriacos. La crisis marcó el fin de una época y el comienzo del reinado de Francisco José, que habría de prologarse hasta 1916.
Como una de sus primeras medidas, el flamante emperador se encargó él mismo de reprimir a cuánto húngaro rebelde pululara por Buda, Óbuda, Pest y cualquier otra ciudad. De hecho fue recién en 1867 -al parecer, emperatriz Sissi mediante- cuando se produjo la “reconciliación” y el Imperio austríaco se transformó en el austrohúngaro, otorgándoles a los húngaros cierto margen de acción en política interna.
Puente de las cadenas. Fue primer puente permanente en cruzar el Danubio. 
La gran Sinagoga
En este nuevo escenario Buda, como capital del reino de Hungría, se transformó en una suerte de segunda capital del país. En 1873 se fusionó a las tres ciudades luego de haber construido el primer puente permanente que permitió cruzar el Danubio. Hacia la misma época la población de hablantes de húngaro sobrepasó a la de germanoparlantes por primera vez en varios cientos de años.

Budapest entró en una especie de edad dorada de la que datan el parlamento húngaro, el tercero más grande del mundo y la basílica.
El Parlamento húngaro. Ya tendrá su propia entrada.
La Basílica de San Esteban. Al igual que el parlamento tiene una altura de 96 metros
De final del siglo XIX y principios del XX son varios edificios de Sesezzionstil –también conocido como modernismo- que es posible encontrar a los largo y ancho de la ciudad.
Con el fin de la primera guerra mundial sobrevino para Hungría la independencia, la declaración de la república y la partición. El imperio austrohúngaro colapsó y los países vencedores decidieron darle el parte de defunción. Una partecita para Italia (que se sintió estafada), una parte se transformó en Austria, otra en Hungría, otra en Checoslovaquia, algo fue a parar a Rumania… se decidió que Croacia y Eslovenia fueron unidas a Serbia (y creado así el reino de los serbios, croatas y eslovenos -luego Yugoslavia- y hasta hubo una parte para Polonia.
Con esta será la segunda vez que lo diga. En todos estos casos la población era mucho más heterogénea de lo que los nacionalistas no quieren hacer creer. Y mucho más mezclada de lo que les gustaría. De cerca de quince millones de húngaros, más de tres millones quedaron fuera de las fronteras del país. Porque, claro, los húngaros pensaban que el país iba a tener las fronteras históricas. Pero no. Ahora aquí y allá vivían otros pueblos, etnias y naciones. Y –por si fuera poco- dentro de la recién creada Hungría quedaron alemanes, polacos, eslovenos, eslovacos, rumanos y un largo y variado abanico de melánges de los más diversos tipos.
Museo de artes aplicadas, léase, decoración.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué hermosa ciudad! ¿Cual es la impresión de estar rodeados de tanta historia a la vista? Incluso sin conocerla ¿es mucho? ¿hay esa sensación de estarse perdiendo detalles?
Ver estos fragmentos de ciudad en fotos es sencillamente lindo.
Les dejo saludos

Nicolás dijo...

La verdad es que la ciudad nos sorprendió gratamente. Y aún tenemos un par de cosas más de Budapest... Siempre tenemos la sensación de que hay cosas que se nos están perdiendo, más en ciudades con Budapest, Viena o Cracovia que tienen historia de sobra. Lo único que podemos hacer es revisar un poco la historia de la ciudad y consultar aquí y allá sobre los "puntos obligados", después Diego hace un mapa y bueno, al menos tenemos con qué arrancar. Pero, a la larga, también el azar juega lo parte y al tomar esta calle y no aquella encontramos (y nos perdemos) alguna que otra sorpresa...

Anónimo dijo...

Siempre hay que pasear sabiendo que no será posible verlo todo.

Historia de Segundo año dijo...

Siempre tratamos de recordarlo y de tenerlo presente... Pero con frecuencia sucumbimos frente a la tentación de creer que puede que igual nos salgamos con la nuestra

Anónimo dijo...

jajaja, 100% comprensible