4 de Agosto (Puf, estoy atrasadísimo)
No me despertó la claridad, no era una mañana casi primaveral, no había ni sospechas de que el sol fuera a salir. La realidad se imponía: Era un día frío de pleno invierno, eran las 5.30 de la mañana, había viento, estaba oscuro como si no fuera a amanecer nunca, y la temperatura rondaba los 9 o 10 grados bajo cero. Curiosamente no me resistí, me levanté, me vestí rápido (Más por el frío que tenía que por estar despierto). Era el día de la carrera, así que debía desayunar y prepararme para salir.
La carrera era el Tetratlón Catedral, que combina esquí, 40 km de bici, kayak y 20 km de caminata en la nieve (y no tanto). Desde hacía un mes estaba inscripto y pese a que había estado a punto de desistir, me mantuve firme en la convicción de asistir...
6.40. Me pasaron a buscar y en poco tiempo habríamos de llegar a Arelauquen (Dícese de un 5 estrellas con country club, barrio privado, canchas de polo, golf y colmo de la exclusividad - Jugar al golf es más caro que en el Llao Llao, por citar un dato irrelevante-). Allí estaba mi puesto de trabajo (Evidentemente no podría competir jamás en un evento de tales características). Habría de estar allí desde las 6.50 hasta las 7.30, y no precisamente por haber estado 40 minutos... las 7.30 eran las 19.30, 7.30 pm, las siete y media de la tarde, las 1930, que fue cuando los últimos participantes fueron a buscar sus bicicletas. A nuestra llegada hacía frío y con ganas. El césped (porque no era simple y vulgar pasto) estaba blanco por la escarcha, y así estaría hasta pasadas las 11. El agua de los charcos de agua que había en la calle no se descongeló hasta las 2 de la tarde, las piedras estaban pegadas al piso, ¡pegadas! porque el rocío se había congelado y adhería la piedra a la tierra.
Mi función sería cuidar del equipo que los competidores llevaban y traían y ver que no se llenara de gente el espacio destinado al cuidado de las bicicletas y kayaks. (Los/las participantes venían en bicileta, dejaban sus bicis, tomaban sus kakays, hacían un circuito en el lago, dejaban los kayaks, se cambiaban y salían a correr). Creo que si uno hiciera bien el trabajo podría ser, sin lugar a dudas, ministro del interior. Porque echar gente de un lugar que quiere saber cómo llegó su marido, padre, madre o hijo/a es bastante complicado. Todos/as quieren pasar a hablar con ellos/as, preguntarles cómo están, que necesitan. Pero tampoco se podía descontrolar teniendo el lugar lleno de gente porque es mas difícil controlar que nadie se lleve nada que no le coresponda. Al final bastaba que mirara a alguien para que una madre le dijera a su hija "Vamos porque sino el señor nos reta", ¿alguien me puede explicar cómo terminé siendo así?
19.45. Llegué a casa, contento, pero bastante cansado. Me bañé, comí algo y me dirigí, sin dudarlo, con rumbo a la cama, con un poco de Bebel Gilberto y Cesaria Evora para escuchar y algo de la revolución francesa para leer...