martes, 22 de julio de 2008

Un lego en la docta

“Nico ¿Tenés ganas de ir a Córdoba?”, me preguntó Gloria, la directora de La Montaña. Se ve que tanto mi respuesta como así también la cara con que la acompañé demostraron mi intención de salir en los siguientes 5 minutos si tal cosa fuera necesaria. Tal fue la impresión que le causé a Gloria que automáticamente tuvo que agregar, “bueno, habría que preguntarle a Ron”. Dispuesto a partir gasolero con rumbo a la docta establecimos un presupuesto, costas máximos, gastos mínimos. Todo aprobado. Estaba decidido que iría al Congreso de Enseñanza e Investigación en Español como Lengua Extranjera, que tendría lugar en Córdoba entre el 21 y el 23 de mayo. Cómo el Congreso empezaría el miércoles (y yo debería haber salido el lunes para llegar el martes a la noche) directamente salí el sábado. De haberlo podido habría salido el viernes anterior.

El viaje fue más corto de lo esperado y la tregua vigente en aquél momento entre el campo y el gobierno evitó retrasos. Viajar en micro por 20 horas ya es parte íntegra de mi vida y, hasta se podría decir, una actividad en parte relajante ya que me permite leer, mirar películas terribles que nunca alquilaría y tener la excusa perfecta para no hacer nada sin sentir la más mínima culpa ni remordimiento por mi pereza.

La llegada me sorprendió un poco dormido pero la necesidad de encontrar alojamiento rápidamente me despertó. Terminé encontrando un hostel a 4 cuadras de la ciudad universitaria (En la Facultad de Lenguas tendrían lugar tanto el Congreso como las jornadas y talleres que lo acompañaban). A 10 cuadras del centro, 4 de la facultad y dos del Parque Sarmiento (es el más grande de la ciudad, similar a los bosques de Palermo en versión local, sin rosas y por suerte sin rejas) parecía el lugar ideal. Dejé las cosas, agarré la mochila, me cambié y salí. Primero lo primero, reconocimiento del parque, ubicar la universidad, mate en mano y libro en la mochila. Primera impresión: “podría acostumbrarme a esto”. El barrio, Nueva Córdoba, es una especie de barrio coqueto, mezcla de Barrio Norte con Palermo combinado con un barrio universitario. El clima acompañaba, ése día – cómo el resto de la semana – entre 25 y 30 y hasta 32 grados. Por alguna razón extraña había llevado bermudas y alpargatas, casi como “por las dudas”. Al segundo día a la mañana estudiaba si por las dudas me llevaba un pullóver y sólo una o dos veces lo hice esa semana.

Extrañado de la buena impresión inicial me dediqué más tarde a hacer un breve reconocimiento del centro también. Al llegar la noche estaba seguro, sí ése era el clima típico de mayo definitivamente podría establecerme allí. Lamentable, o afortunadamente, la gente de Córdoba estaba casi tan sorprendida como yo por la temperatura, a la que definieron como totalmente atípica para esa época del año. De todos modos me encontré por demás fascinado por la ciudad; grande, mucho más de lo que podría haber imaginado pero sin sentir que me enfrentaba a un monstruo urbano interminable, combinando lo moderno con lo histórico y con una inmensa vida cultural. Así que así las cosas aproveché los días libres para hacer de todo. Claro está, también a actualizar el blog… pero especialmente para caminar la ciudad, para visitar algunas de las numerosas iglesias, la manzana jesuítica y también disfrutar de eventos que rara vez pueden hacerse en Bariloche, léase ir al teatro, festival de jazz, show al aire libre de flamenco, entre otros. También fui a escuchar un par de coros en la iglesia de los jesuitas y visité el museo de la universidad de Córdoba y la cripta jesuítica.

El domingo fue casi como un domingo barilochense, nada por aquí, nada por allá, sólo gente paseando por los parques. Durante la semana el ritmo cambia y me sorprendió la vida de la universidad; mucha, muchísima gente, sedes universitarias amplias y luminosas, todo en el parque, con árboles alrededor (y para los/las más detallistas, cableado subterráneo no sólo en la ciudad universitaria sino también en casi todo el centro de la ciudad). “Definitivamente podría habituarme a esto”, pensé.



8 comentarios:

Anónimo dijo...

Dos días seguidos de actualización!? Nos estás mal acostumbrando...

Nicolás dijo...

Sí, es que quiero redimirme por dos meses sin actualizaciones...

Igual, traten de no acostumbrarse

Anónimo dijo...

Gracias ka!

Nati (también firmante del primer mensanje)

Anónimo dijo...

hay que estar al pedo para escribir tanto....

Anónimo dijo...

Gracias por bendecirnos con tus relatos, iluminan mi alma.

Nicolás dijo...

Estimado/a sujeto anónimo...
Aproveché parte del finde y además me estoy quedando en el trabajo después de hora para escribir.
Para lo que hay que estar al pedo es para chequear el blog todos los días

Anónimo dijo...

Jajaja...bien dicho ka!

Anónimo dijo...

una amiga mía (K) solía decir: "al final, uno se acostumbra a todo".
?!