lunes, 2 de agosto de 2010

Todo comenzó con un pucho

No siempre entiendo como se dan las cosas. Bueno, tal vez pocas veces entienda como y porqué pasan. Esta cadena de eventos es un claro ejemplo... Todo comenzó en mayo, creo, aunque ya no lo recuerdo con claridad. Había salido un toque más temprano de la escuela y como tenía pocas ganas de leer, fui a dar una vuelta por el centro. Era un día lindo pero la costanera estaba extrañamente ventosa. Así que después de intentar caminar unos metros decidí refugiarme en algún negocio de música. Fue entonces cuando pensé en pasar por la tabaquería donde trabaja Caro, una amiga que también es profe de español y - por si fuera poco - preceptora.

Debo reconocer que desde que la conozco a Caro sólo pasé por la tabaquería dos veces... Llego, tiro mis cosas en un sillón, Caro empieza a hacer mate, comenzamos a charlar, intercalamos un par de mates y entre todos los clientes que van llegando a la tabaquería (son más de los que yo hubiera pensado) aparece una amiga de Carolina que viene a visitarla. "Celeste, mi amiga politóloga", me dice Caro. No sé si fue el hecho de que hubiera dicho "mi amiga politóloga" o qué pero automáticamente su cara me resultó más que familiar. "Nicolás, pensá, de dónde la conocés", me dije hasta que tuve una iluminación. Iluminación, sinapsis en cadena, como quieran. Celeste había sido profesora mía en la facu. Debo haber tenido tres o cuatro clases con ella pero no muchas más que ésas.

"¿Perdón, vos no das clases en Ciencia Política en la UBA?", le pregunto y mientras ella me miraba, le agrego con un poco más de memoria y sumando datos, "¿Sistemas políticos comparados?".


De repente recordé todo, que ella una clase ella había dicho que viajaba de Bariloche a Bs As, qué alguien más me había comentado al pasar que estaba viviendo acá, que había sufrido con ese oral, que tuve que aprenderme el sistema electoral alemán -cuco de entre los cucos en cuanto a sistemas electorales respecta- y que aún recuerdo, que cuando aprobé el examen sentí que era como recibirme por anticipado ya que sólo me quedaban entonces las optativas.

Y bueno, empezamos a charlar, hablamos del consabido tema Conicet, evaluamos posibilidades, nos colgamos hablando. No, no es el comienzo de una historia de amor. Pero sí de una historia...


Seguimos en contacto pero no super asiduo. Hasta que un día recibo un e-mail de Celeste donde me contaba que la había contactado de la Universidad de Río Negro para ofrecerle que se hiciera cargo de la materia Fundamento de Ciencia Política. Requisito importante, ella tendría que dar teóricos y prácticos ya que desde la universidad querían un docente para todos los cargos. Sin embargo, Celeste tiene un congreso en Canadá y posiblemente una estadía de un mes o más en una universidad en Estados Unidos. Explica toda esta situación y queda en reponder. Ya en su casa piensa en proponer que entre los dos hagamos una cátedra y no encarguemos de las clases. Me escribe la responsable de la parte de ciencias sociales y humanidades para tener una entrevista. Semana de locos; 32 estudiantes en la escuela, yo con el grupo de literatura, armando los cuadernillos, ni un requicio de espacio en la escuela, diluvio universal, yo disfrazado de intelectual... pero lo logramos.

Propuesta de la universidad, hacer una excepción y pedir la aprobación del equipo, designación ad honorem para Celeste, rentada para mí y la posibilidad de volver a la universidad pública por la puerta grande... Hoy me llegó la "bienvenida" a "nuestra institución" y la larga lista de papelitos que debo presenter en estos días. Universidad de Río Negro, preparate, que allá vamos.
Diferente. Ese sería el estado en el que está nuestro programa de Fundamentos de Ciencia Política

2 comentarios:

chili dijo...

Excelente, Celeste. Celebremos.

LARA dijo...

Bien ahí!!!!!! Rentada es muy linda palabra!!! Te lo merecés