martes, 20 de octubre de 2015

Dresden desde las semialturas

Después de la pseudo-decepción por la inexistencia de un "patio" ducal, real, principesco o, aunque sea, con tres plantitas, seguimos rumbo a la torre. Una de las partes que, por su color (negro chamuscado), intuimos que más intacta ha quedado al bombardeo. El ascenso es a pie, obviamente, y -cual propaganda de fósforos- en su comienzo hay un cartel donde se anuncia "222 escalones". Raro. Raro porque no se accede por la puerta de la torre sino por otra entrada, se suben unos escalones y se entra a un pasillo. De allí se va hasta las escaleras de una de esas cuatro "torrecitas" que están en cada esquina del patio. Se sube un poco por ahí y un nuevo pasillo, ahora sí, hasta el corazón mismo de la torre. Si bien el exterior se conserva bastante original no se puede decir lo mismo del interior, que está hecho a nuevo.

Durante el ascenso hay ventanas aquí y allá. Y mientras se ve como se va ganando altura empieza a adquirirse una perspectiva distinta de la ciudad. Acá los tejados del palacio, una de las torres de la catedral (la que está toda negra, otra torre "superviviente") y más lejos la cúpula de la Frauenkirche. A lo lejos (Diego ya me dice que parezco obsesionado con el tema) se ve el (supongo yo) smog gris que rodea la ciudad. También se ve un poco del Elba (que es el río que atraviesa la ciudad y que luego fluye hasta desembocar en el Mar del Norte). 
Primera parada, el mecanismo del reloj.
Segunda parada, el banana que decide hacerse el fotógrafo jugando con las ventanas de la torre, la cúpula de la Frauenkirche y los tejados.
Después de un poco más de caracol se llega al balcón del techo.
Dresden es una ciudad rara. El núcleo de la Altstadt o bien es del 1700 o fue reconstruido siguiendo el criterio de la época. Cruzando el río se encuentra la "ciudad nueva" (No puedo hacer el chiste cada vez que diga "Neustadt", sino se va a gastar) que tiene algunos edificios oficiales (ministerios del estado de Sajonia) y un entramado de calles con construcciones de 5 o 6 pisos que son de 1870/1880/1890. Poco verde en esa zona, salvo los huecos que fueron bombardeados y fueron reconstruidos con edificios de 5 o 6 pisos estilo "puerto Madero". En el sentido opuesto a la Neustadt, la ciudad vieja continúa hacia áreas que fueron reconstruidas, hacia el sur, en los 80' y 90' (y aún hoy. O sea, más onda "Puerto Madero", con edificios de 4 o 5 pisos salpicados con algunos mastodontes de los 60 y 70 de unos cuantos pisos más. Después de esta zona comienza otra zona de edificios mastodontes, más altos aún, bloques aburridos que aquí y allá alternan con edificios de finales del siglo XIX y comienzos del XX... O sea, por momentos, siguiendo el patrón americano de buscar los edificios más altos, uno no sabe muy bien hacia dónde queda el centro.  
Hacia el sur (o lo que yo creo que es el sur), el techo vidriado del otro patio interno, el edificio-bodoque de la Filarmónica, la Plaza del Mercado y las torres de la Kreuzkirche y de la municipalidad.
La Ópera, el Elba, uno de los puentes históricos y la cúpula (con su minarete) de la mezquita.
Parte del Residenzschloss, después el Zwinger, el Edificio del Teatro (el blanco grande) y más allá algunos bloques pseudo sovieticoides.
La otra torre de la Kathedrale, el Elba y el modelo de "Árbol".

jueves, 15 de octubre de 2015

Sábado de museo: el Residenzschloss

Cuenta la leyenda -o la folletería, que para el caso es más o menos los mismo- que el Residenz Schloss es uno de los edificios más antiguos de Dresden. Al parecer, el castillo fue creciendo a partir de un torreón construido hacia el 1200, que después fue ampliado hacia finales de 1400. Más o menos un siglo más tarde se hizo una nueva ampliación. En 1547 se transformó en la residencia -de ahí el nombre- del príncipe elector de Sajonia. Resultado, lo volvieron a ampliar En 1700 una parte del castillo se quemó y fue recosntruido y vuelto a ampliar. Ese mismo siglo, pero más tarde se construyeron nuevas alas del castillo y cuando Sajonia se convirtió en reino independiente (1806) hubo una nueva ampliación. Y todo eso sin mencionar modernizaciones y renovaciones. 

Como resultado el edificio tiene una parte románica, una ampliación renancentista, un ala barroca, un par de toques góticos aquí y allá, otra ala barroca, una ampliación neorrenancentista y ... En total parecen más estilos de lo que uno puede diferenciar a simple vista. De todos modos, en la segunda guerra mundial una parte del castillo fue destruida y su reconstrucción no comenzó hasta 1960, cuando empezaron las obras usando como modelo los documentos fotográficos que hallaron a mano y con el exiguo presupuesto que la República Democrática tenía para este tipo de gasto. Después de la reunificación pusieron un poco más de tarasca para la reconstrucción e hicieron una de esas cúpulas de vidrio modernosas que a los alemanes tanto parecen gustarles. Considerando tooooooodo este historial creo que el resultado final es más que positivo...
Parece que entre tanta ampliación y reestructuración, una parte del castillo quedó dividido por una calle (tiene un puente que une las dos alas).
En esa parte que quedó "cruzando la calle" está una de las postales más famosas de la ciudad, un largo mural donde aparecen pintaditos los duques, príncipes electores (algunos de los cuales también fueron reyes de Polonia o Lituania, les paso el dato) y reyes de Sajonia. Todos en orden cronológico haciendo filita. 
Como corresponde a todo buen sátrapa real este no era el único castillo de la familia reinante. Este era el que usaban cuando "andaban por la ciudad". O sea, era el "downtown castillo". Tenían en las afuera de la ciudad uno para el verano (Pillnitz Schloss, ya iremos) y también tenían el castillo-fortaleza (KönigStein, la roca del rey, también iremos en algún momento), para cuando la cosa se ponía más pesada y la región era invadida (por prusianos o, en su defecto, austríacos).
Hoy el castillo alberga el Museo de la Bóveda Verde (No es que tenga un techo de ramas y hojas. Se trata de una colección de estatuas, estatuitas, copas, copones, alhajeros, joyas, cubiertos y demás cosas de oro, marfil -mucho- cristal, cristal mineral, madera y porcelana que la familia real ha venido guardando desde el 1400), el Museo de la Histórica Bóveda Verde (Se trata de las alas barrocas del edificio donde se exponían las chucherías de su majestad y que cuenta con algunas de esas mismas chucherías), el Museo de las armaduras, el Museo de las Monedas, una sala de exposiciones y pinturas y, finalmente, la torre del castillo.
En las fotos se ven los dos "patios pequeños", el segundo cuenta con techo de vidrio por si llueve.

La única parte que nos quedó sin visitar es la de la Histórica Bóveda Verde. Más allá de que ya teníamos cumplida la cuota de chucherías, cosas y cositas por el mes completo, visitamos el museo con nuestra entrada de 2 x 1 de "neue Dresdner". ¿Qué lo qué? Al registrarnos en la ciudad como ente que vive aquí (salvo los turistas todo el mundo tiene que registrar en la muni dónde vive, cada vez que cambia de casa, todo...) te dan una bienvenida a la ciudad que incluye un voucher con descuentos o 2x1 para que aprendas algo de tu nueva ciudad. Son 2x1 en varios museos (no insistan, no creo que vayamos al de la higiene), el zoológico, la pileta, el teatro, la filarmónica, el teatro de títeres, etc, etc. 
Volviendo al tema, la Histórica bóveda verde fue terminada de reconstruir hace poco y al parecer es -de momento- la atracción principal del castillo, por lo que viene con entrada separada. Salvo en los patios y en la torre no está permitido sacar fotos, así que zafaron de que les encajásemos cientos de miles de chucherías de marfil, porcelana, oro y el material que se les ocurra.
 Estas son del patio interior "grande". La única decepción fue ver que, en lugar de baldosones y/o plantas acomodadas al estilo jardín inglés y/o francés, todo el piso estaba asfaltado y lleno de andamios y porquerías. Imagino que algún día irán a terminarlos y dejarlo en un estado más decente...
Y finalmente, -y en el mismo patio- la torre. Como imaginarán se trata de otro de los edificios emblemáticos de la ciudad, de esos que está en buena parte de las postales y que se ven de todos lados. Y una de las dos torres no religiosas que se ven siempre (la otra es la de la municipalidad).

¡Las fotos de la torre quedan para la próxima!

domingo, 11 de octubre de 2015

Grosso el garten

El "Großer Garten" de Dresden -como la intuición bien les señala- es el "gran jardín" de la ciudad. Más que jardín es un inmenso parque. Estará a 5oo metros de la estación de tren (y poco menos de un km desde nuestro departamento). Tiene una superficie de alrededor de 2 km2, siendo una especie de rectángulo de -más o menos- 2km x 1km. O sea, para un parque es realmente grande. En su interior está el Jardín Zoológico, el Jardín Botánico, un palacio, un jardín de Dahlias, un lago y hasta un trencito para recorrerlo, además de fuentes, arroyos, puentes y más fuentes (no sé que temita tenían pero ciertamente tenían - y tienen - una fascinación con los chorros de agua).


Por si fuera poco, frente al Großer Garten hay otra área verde con otro parque, el estadio de fútbol, canchas para distintos deportes, un complejo de piletas, distintos espacios de juego y el espacio donde tiene lugar una feria dos veces por semana. Entre el Großer Garten y el complejo que se encuentra frente forman el Großer Park, que hasta incluye un "Museo de la Higiene" (no creo que de momento vayamos a ir ya que el tema no parece especialmente seductor). Un -realmente- enorme pulmón verde para la ciudad.
Al parecer el Großer Garten se construyó hacia 1676 como parque y jardín de caza para los príncipes electores de Sajonia (Si usted ya sabe lo que es un príncipe elector puede saltearse el contenido del paréntesis. Sino podemos resumir diciendo que el Sacro Imperio Romano Germánico tenía un emperador, ese emperador era votado por siete "Príncipes electores". Sajonia constituía uno de estos "electorados" y su familia reinante era una de las siete que elegía a los emperadores alemanes antes de 1806, fecha en la que Napoleón dio por fenecido el imperio y reestructuró los estados alemanes, transformando a Sajonia en reino). En fin, para que la familia del príncipe elector pudiera cazar tranquila (y sin que se le escape la tortuga) designaron una zona fuera de las murallas de la ciudad e hicieron una pequeña muralla alrededor de la misma. Así nació este espacio. Luego hicieron un palacete para poder usar el parque como espacio de festicholas y partuzas encantadoras veladas barrocas. (Acá empiezan nuestras fotos)
Salvo en el área del palacio en el resto del parque la vegetación es más bien boscosa, a veces todo más cerrado, a veces con claros y bosque menos tupido. Por momentos parece un parque de la cervecería super-hiperdesarrollado; hay muchos robles de distintos tipos, algo que creo que son nogales negros, diferentes tipos de pinos y muchas más especies de las que puedo nombrar. Además, como es un espacio enorme hay mucha gente caminando, corriendo, andando en rollers, en bici; de todas las edades y colores (e incluso corriendo con el cochecito de los niños -aunque usted no lo crea hay modelos especiales para correr-). De hecho el domingo que estuvimos allá presenciamos una especie de evento-carrera que se llamaba "Run n' Roll". Había gente que corría, otra que iba en rollers, en bici, en skate, en longboards y corriendo en categoría "con cochecito". 

En la actualidad el palacio alberga distintas exposiciones. Particularmente cuando estuvimos nosotros era la de "ramos y ramilletes de flores" así que seguimos de largo y aprovechamos para ir al cercano "Jardín de las Dahlias". 
Algunas de las plantas eran realmente altas. Otras tenían unas flores inmensas.
 Realmente inmensas.
Y las habías de todos los gustos y colores. Supongo que como este año no vamos a sacar fotos del jardín tuvimos que hacer terapia con algo. Y aferrarnos a la única ilusión de una primavera que no vamos a tener.
 Y ya que estábamos aprovechamos para probar por enésima vez el macro de la cámara de fotos, que sigue funcionando super bien. Juro que no retocamos los colores.

viernes, 9 de octubre de 2015

Pequeñas diferencias

Hasta que consigamos un departamento permanente estamos viviendo en uno de la Casa de Huéspedes Internacional de la Universidad Técnica de Sajonia. Es uno de los pocos edificios altos -tiene 17 pisos- que hay en el barrio. En esta zona de la ciudad las construcciones no tienen más de 6 o 7 pisos e, incluso, un poco menos.

Aparentemente fue modernizado y reacondicionado hace poco tiempo. Se ve todo bastante moderno, pulcro y funcional. Al entrar se accede a una suerte de pasillo al que dan la puerta del baño, luego el espacio de la cocina y, finalmente -y separado de la cocina por una pared y el placard- el espacio de dormir-comer-trabajar:
 
La cocina viene con frigobar, dos hornallas eléctricas, extractor (aún desconocemos como funciona; ante la duda probamos también con comandos orales del tipo "Extractor, actívese", "Encender extractor" y "Funkioniert bitte" pero hasta ahora con nulos resultados). También hay pava eléctrica, sartenes, cacerola, cacerolita, platos, vasos, cubiertos, etc.

Delicias de la vida germana


A simple vista está todo muy lindo, todo muy bien... pero en los detalles comenzamos a encontrar, no diría problemas, sino cosas que son ... mmm... "diferentes". Los enchufes son distintos (vaya novedad), las llaves también. Pero más allá de eso hay pequeños detalles a los que no estábamos del todo habituado. Creo que el baño se lleva la mayoría de los premios.

Empezando por el "inodoro levitante", por llamarlo de algún modo. No es que levite sino que en lugar de estar apoyado sobre el piso está enganchado a la pared. Sí, Larita tiene uno de estos en su casa y no es que jamás en la vida haya visto cosa semejante pero como diferente salta a primer a vista que lo es. Hay que reconocer que para limpiar debajo es mucho más fácil y que no genera esquinas de difícil acceso que acumulan pelusa. 
Siguiendo en el baño, bueno, obviamente no hay bidet, con lo cual hace que el ambiente parezca mucho más grande. En el mismo espacio del inodoro pero levantando la mirada aparece el detalle número dos, "la teclas de la mochila del inodoro". Imaginarán como funciona, la tecla más pequeña tira una descarga de agua más reducida, como para "lo primero" -aunque está en segundo lugar-, mientras que la tecla más grande genera una descarga de agua mayor. Si es para ahorrar, está bien. Más acá en Alemania, donde el agua es super super cara (aunque no tan cara como el gas, que se importa de Rusia).  
Aún en el baño yendo hacia el sector ducha aparece la barra de hacer ejercicios. ¿No es una barra de ejercicios? Parece que en realidad no es para hacer flexiones ni cosas raras, sino que es la calefacción que, asumo, viene con barritas para colgar la ropa. Si no son para eso, pues mis disculpas a la sociedad germana pero seguiremos usándolo así. Vamos a ver si en Navidad lavamos todas las medias así pasa Vatter Noel y nos pone algunas golosinas.
EL siguiente ítem de la lista parece, a simple vista, todo un desafío: la canilla de la ducha. Otra que se resistió a funcionar al comando de "ducha, actívese". Así que luego de reflexionar un poco pude dar con la solución. En un extremo de la barra (el que tiene el botón rojo) se calibra la temperatura. En el opuesto, la cantidad de agua que sale. Debo reconocer que funciona bastante bien.
Como dije, el gas es super caro, necesita ser importado desde Rusia (país con el que la relación está un poco... "tirante" luego del episodio de Crimea) así que hay que cuidar el recurso. Las cocinas son casi todas eléctricas, lo mismo que los anafes y hornallas. Hasta ahora no hemos hecho gran cosa pero funciona. Requiere un poco más tiempo hasta que se calientan las hornallas, así que parece ser recomendable encenderlas un rato antes de empezar a cocinar. Yo aún sigo confundiendo cuál es la llave de cada hornalla pero seguramente en breve lograré dominar el asunto. De más está decir que la pava eléctrica no tiene temperatura para mate. 
El tacho de basura... está debajo de la mesada y se abre luego de abrir una de las puertas del mueble. Viene con tres compartimentos. Y para quienes creían que soy un maniático por separar basura reciclable (plástico/vidrio/latas) de la orgánica y del papel y el cartón, acá hay que separar las basura en cinco categorías diferentes. Sí, cinco: envoltorios, plástico y metales; restos orgánicos; papel y cartón; vidrio y - para nosotros la categoría más problemática - residuos. Asumimos que será la basura del baño, ya veremos. Afuera del edificio hay contenedores de cada color para las distintas cosas. Según el instructivo del departamento en el contenedor de vidrios habría que separar el vidrio por color (verde, marrón y blanco) pero aún no hemos producido basura de esta categoría.
Y por último, pero no por eso menos importante, las camas. Si, ya sé, parece camas normales. Además, ¿qué podría tener de extraño una cama? En si mismas, nada. Pero... las almohadas son cuadradas. ¿a quién se le ocurre una almohada cuadrada? Serán de 60cm x 60cm. Este era un detalle que yo no recordaba. Lo siento mucho si estoy quebrantando una norma pero la estoy doblando a la mitad para dormir, así tiene forma de almohada, es más mullida y no duermo sobre el final de la cama.

Un capítulo aparte merecen las sábanas. De eso sí me acordaba porque ya había sido raro mi primer encuentro con las sábanas germanas. Obviamente hay una sábana para el colchón, luego una (cuadrada) para la almohada (cuadrada) y, finalmente, una para el plumón, que es -en realidad- una suerte de funda en la que se mete el plumón. Esa sábana no es lo suficientemente larga como para poner sus laterales debajo del colchón (los alemanes suelen referirse a nuestras sábanas como "aprisionantes"). Como resultado, si se dan muchas vueltas al dormir te vas destapando. Pero, además, como hay un plumón, no hay frazadas superpuestas una sobre otra (ya veremos cómo hacemos en invierno y con noches cálidas -si es que las hubiere-).
Aún no sabemos si muchas de estas delicias de la vida germana son propias de nuestro departamento, de algunos hogares o si están extendidas por doquier. Bueno, lo de la basura sí es general, y lo de las sábanas diabólicas también. El resto iremos averiguándolo.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Una vuelta por la Altstadt

Sábado 3 de octubre. Primer día luego de nuestra llegada. Y también el día de la reunificación de Alemania, el tan anunciado "feriado con cierre total de negocios" (después descubrimos que, si bien la descripción aplicaba a los barrios cercanos al centro o de las afueras de la ciudad, no describía para nada la situación en la Altstad - ciudad vieja - ni en la Neustadt - ciudad nueva; no confundir por favor con el propagandista pseudoperiodístico homónimo-). 

El día amaneció con un solazo impresionante (o eso cuenta la leyenda, porque nosotros no terminamos de despertarnos hasta después de las 9). Hasta ahora pudimos comprobar que amanece mucho más temprano que en Bariloche. Parece que los europeos decidieron dejar de lado los husos horarios y crearon una gran zona horaria que arranca en Portugal y termina en Polonia -o viceversa-) y como nosotros estamos muy cerca del límite oriental de la zona tendremos amaneceres bien tempraneros. Así que, previo desayuno de rigor, nos lanzamos nuevamente al recorrido callejero de la ciudad... 
Primera parada fotográfica, no sólo porque el puentecito aéreo resultaba bastante escénico sino, principalmente, porque el señor de las medias rojas y el bonete colorado con pompón que aparece en el costado derecho de la imagen bien se merecía la foto... 
El resto de las paradas fotográficas van sin un orden cronológico ni de recorrido (que quedó perdido allá lejos y hace tiempo). En esta sale la catedral y la torre del Residenszschloss, o sea, el palacio donde los duques/reyes de Sajonia vivían cuando estaban en la ciudad. Hoy funcionan dentro quichicientos museos y muestras.
Otra de las caras del castillo. Al igual que muchos edificios que tuvieron sucesivas ampliaciones tiene en su interior alas y áreas de diferentes estilos arquitectónicos.
Aunque no se vea nada seguimos estando frente al "Downtwn castillo".
Uno de los accesos al Zwinger. No confundir con "swinger", esto es alemán, así que nada de imaginarse escenas raras... No se intercambian parejas sino que se visitan muestras y museos. Funciona una especie de museo de la porcelana (uno de los productos tradicionales de Dresden y la región) y una muestra sobre maestros de la pintura. 
Acá ya en el patio interior del Zwinger, haciendo de las nuestras...
Después de mucha vuelta logramos dar con el acceso a unas terrazas que hay sobre parte del museo. Un poco más elevados las fotos abarcaban también un poco más del resto de la ciudad y se ve que... mmm... a juzgar por la cantidad de fotos, o bien nos gustó o bien nos vimos invadidos por el espíritu japonés de la fotografía turística. 
¿A qué no saben quién tomaba las "selfies"?
Y finalmente, terminando la vuelta a la terraza del Zwinger, con el Residenzschloss de fondo.
Después cruzamos el Elba para llegar a la Neustadt (Ciudad Nueva, que de nueva tiene poco... Nueva sería en 1870-1880), donde anduvimos un rato dando vueltas antes de volver. La verdad que es una parte super linda de la ciudad, con muchos bares y restaurantes, negocios de diseñadores, ferias callejeras de venta de cosas viejas (ni vimos ninguna que pudiera calificar de "antigüedad") y estudiantes de la universidad - por todos lados -. Ya va a dar para que muestre un poco de eso en alguna otra ocasión. Volvamos ahora a la ciudad vieja... una vez en el puente regresando a "nuestro lado de la ciudad" aparecen la cúpula de la FrauenKirche y la cúpula de cristal (más pequeña) de la Academia de Artes de Sajonia.
Avanzando hacia la Frauenkirche (Iglesia de la Señora, una especia de "Nuestra Señora de aquello o lo otro"). Cuando estuve en Dresden en 1997 hace algunos pocos años estaba en "reconstrucción". Mejor dicho, había una mínima pared y el resto eran centenares de escombros y bloques nuevos clasificados en repisas y en la plaza frente a la iglesia.
La iglesia es realmente alta. Y, obviamente, su cúpula es parte inconfundible del paisaje del centro de la ciudad. Los "ladrillos" negros que se ven son las piezas "originales" del edificio. Particularmente de este costado del edificio no quedo mucho en pie después de la guerra.  
Última parada por hoy del city tour, detrás del Zwinger junto a la plaza "del Teatro" el edificio del Semperoper, el teatro de ópera de Dresden. 
Y por ahora... eso es todo. Para la próxima, espero, algo sobre el departamento de la universidad donde estamos y algunas ... mmm... curiosidades y delicias de la vida germana.