sábado, 3 de octubre de 2015

Ja, Nein, Hallo, Danke, Bitte und Aufwiedersehen!

Vuelo de Lufthansa; fila de tres que da a la ventanilla. Cuando subimos al avión descubrimos que el tercer asiento ya estaba ocupado. Al parecer el señor estaba muy ensimismado viendo películas (la gente aún no había terminado de subir y él ya llevaba empezada Jurassic World) pero nos dejó pasar amablemente. Cuando le agradecimos asintió con la cabeza y musitó algo que nos resultó ininteligible. Fue esa la primera y última vez que lo escuchamos articular un sonido.

Luego de mirarse Jurassic World, nuestro oriental vecino de asiento se cargó AntMan y luego una de terremotos. Frente a esta evidencia quedó descartada la hipótesis de que estuviésemos viajando junto a Haruki Murakami (un escritor japonés que nos gusta mucho a los dos). Si nos quedaban dudas de que no era Haruki baste señalar que no escuchó ni un sólo tema de jazz ni de música clásica. Aunque físicamente no hayamos podido diferenciarlos, quedó totalmente descartarda la hipótesis de podía haber sido Murakami.

Contra toda lógica decidí - luego del gran Gatsby - mirar una película alemana. Y contra lo que uno pueda creer, en el avión de Lufthansa no abundan las mismas. Menos que menos con subtítulos. Intenté sin subtítulos; a la mitad del primer diálogo renuncié a la idea ya que las únicas palabras que entendía eran las cinco que titulan esta entrada. Igual terminé dando con una relativamente potable más tarde. Lo cierto es que -a pesar de mis enormes pasos en el área- dormí más bien poco. Conclusión: ahora tengo un desbarajuste horario significativo y no entiendo muy bien qué habría que comer a qué hora.

Totalmente en horario -y después de una escala relaivamente corta en Frankfurt- llegamos a Dresden ayer un poco antes de las dos de la tarde. Allí estaba Christoph, el jefe de Diego. Nos fue a buscar, nos llevó al instituto y luego al departamento de la universidad donde nos estamos quedando hasta que demos con nuestro nuevo hogar. Tanto él como la gente del laboratorio nos sugirieron fuertemente ir inmediatamente al supermercado para proveernos de algunas cosas básicas ya que hoy (sábado 3 de Octubre) todo estaría cerrado por ser Feriado Nacional (se celebra el día de la reunificación; para más información piénsese en el derrumbe del muro de Berlín y googlése todo lo necesario).

Así fue que tuvimos nuestra primera experiencia supermercadista en Dresden. El afortunado super que contó con nuestra presencia fue el "Lidl" que está en el siempre movido edificio de la Hauptbahnhof (Estación principal -de trenes-). Entramos los dos mirando cual ET dónde estaban los changuitos, por qué había que poner una moneda para usarlos, dónde había que poner la moneda, qué tipo de moneda había que poner y se ve que por lo visto despertamos la ternura de al menos dos señoras que intentaron explicarnos el complejo proceso de obtner un chango. El resultado fue que optamos por entrar y llevar las cosas en la mano (luego tuvimos un momento de brillantez mental y descubrimos que junto a las cajas hay cestos plásticos).

Primer dato: Precio por kilo. Aún no conocemos otro super, pero el Lidl tiene este avance mundial que nos facilita la existencia.

Segundo dato: Acostumbrarse mentalmente. Las cosas cuestan uno, dos, tres euros, centavos de euros... Eso hace que todo parezca hiper barato. Al multiplicarlo por 10/11/12/18 (hay que elegir un tipo de cambio) las cosas dejan de estar hiper baratas para pasar a estar bastante baratas.

Tercer dato: ¡cuarenta pesos el kilo de Nutella! (Obviamente nos llevamos un kilo sin dudarlo).

Cuarto dato: Hay mil y una cosas de la unión europea; queso de Alemania, queso de Italia, queso de Francia; yogurt griego de Grecia, pasta y salsas de Italia, vinos de Italia, Francia y España... y así sucesivamente.

Quinto dato: Salsita de esto del Líbano, salsita de aquello de Grecia, salsita de esto y lo otro de India, salsita Tai de aquella otra cosa... y ¡cuarenta pesos el kilo de Nutella!

Sexto dato: Parece que acá la gente usa más jabón líquido que jabón-jabón; casi deseperamos al no poder encontrarlo hasta que de casualidad vimos que estaba ahí solito, allá lejos un jaboncito.

Séptimo dato: El queso está baratísimo. ¡Y cuarenta pesos el kilo de Nutella!

Octavo dato: Hay un millón de panes, todos con mucha pinta y también baratos: negro, negro con semillas, negro con semillas y aquello otro, negro no tan negro, negro un poquito negro y con esto y lo otro, con rodajas finas, con rodajas más finas, blanco, blanquito, blanco pero no mucho... en fin...

Noveno dato: La verdura se pesa en la caja. ¡Y el kilo de Nutella cuesta cuarenta pesos!

Penúltimo dato: Se gastan números de dos cifras y uno cree que algo pasó y la cuenta no está bien o ya olvidó mucho alemán. No, es así.

Último dato: La cajera de Lidl te manda eyectado luego de pagar. En un lapso de dos nano segundos, te cobra, te da el vuelto, te sonríe, te agradece y te dice "hasta luego" sin haber guardado la mitad de las cosas. De hecho, contra la pared frente a las cajas hay una suerte de mostrador a donde la gente vuela con sus cosas sin terminar de empacar para que siga el siguiente cliente/a.

Continuará...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gratulationen!!! Buenas primeras experiencias en Deutschland!
Què lejos que estàn!! dice Hèctor luego de que leìmos los reportes de llegada. Nos quedò clarìsimo que les gusta el nutella!! Sigan contando, asì los sentimos màs cerca! Esperamos fotos! ...acà la primavera no llega... frìo y llovizna... Hèctor les agradece el super modem! Gruss und Kuss!
Los de calle Lago Puelo

Anónimo dijo...

¡Cómo rompés las p... con el Nutella! Intenten ver si pueden sobrevivir con alguna otra cosa jájá. Bueno, al menos llegaron y ya habrán aprendido cómo manejarse con los changos. Estaremos en comunicación por mail o skype. Beso enorme a ambos y ¡suerte!

Nati dijo...

Todas esas cositas ricas...vienen en frasquitos??? jajaja El Nutella...merece un capítulo aparte!

Nicolás dijo...

Todas esas cosas vienen en frasquitos, sí Nati. Frascos que en su mayoría son de vidrio y que, efectivamente, le he permitido a Diego conservar. Yo pensaba tirarlos sistemáticamente pero el buen sentido común ha sugerido conservarlos para guardar cosas en ellos. Quizás fue al revés, pero no importa, de momento los estamos guardando.
Gracias por los besos y abrazos de desde Quilmes y Bariloche.
(Y buenísimo que el módem pueda ser catalogado de "super")