Era un miércoles. Había salido del trabajo a la una (No me escapé; estamos con sistema de medio franco semanal. Léase, una tarde libre por semana) así que había llegado poco después a casa. No me había cambiado porque tenía que volver a salir. Me dediqué a terminar algunos trabajos y, cuando se hizo la hora, salí de casa.
Ya era de noche, ahora anochece mucho más temprano -a las 7 ya está oscuro- y mientras bajaba con rumbo al pueblo veía las luces de la ciudad a lo lejos, el dibujo del damero que hacía la iluminación de las calles y más allá la estepa. Mi destino, la Expo universidades.
La expo es una feria donde hay representantes de universidades públicas y privadas, de la región y de otras ciudades. Además de los stands de la universidades hay charlas y paneles. Mi función era, una vez más, estar en el panel de ciencias sociales para responder preguntas sobre Ciencia Política.
Todavía no tengo muy claro porque me invitan. O mejor dicho, tengo bastante claro porque me invitaron a la primera, lo que no sé es porque reinciden. La primera vez que me invitaron creo haber planteado dudas en la vocación de más de uno/a, tirado un par de pálidas y trasladado mis propios planteos sobre la carrera. Estructura de la carrera, debate al interior, tensiones, discusiones entre tradiciones diferentes.
Me volvieron a invitar. Al segundo año me tocó compartir panel con psicología y trabajo social. Pienso que estuvo bueno porque cada uno describrió más someramente lo suyo y dimos más tiempo para preguntas.
En las charlas anteriores siempre había intentado transmitir no sólo un panorama general del plan de estudio de la UBA, sino también un poco las orientaciones existentes y las tensiones y debates que hay al interior de la academia. Además, algunas advertencias. “A diferencia de otras carreras, jamás van a abrir un diario y encontrar un aviso que diga BUSCO Licenciado/a en Ciencia Política” es una de las frases armadas que uso para introducir la cuestión del campo laboral. También advierto acerca de la importancia de las relaciones, el lobby y los vínculos. No para obtener “algo de arriba”, sino más bien para enterarse de las posibilidades. Mi experiencia tiene que ver con eso (bueno, más bien su falta) y la perseverancia. A veces cuento como la volvía loca a la adjunta de Historia Contemporánea para que me aceptaran en la cátedra. Bueno, no es que la volviera loca, es que tenía que insistir e insistir, hacerle recordar, volver al ataque una y otra vez. Ella estaba sobrecargada de trabajo y problemas y yo no ocupaba ningún lugar en el TOP 10 (Pienso que tampoco entraba entre los 50…) de sus preocupaciones.
Esta vez compartía el panel de ciencias sociales con gente de socio(logía), comunicación y antropología. Los años anteriores el panel de ciencias sociales estaba desdoblado en dos. Parece que este año había menos interés. No los/las puedo culpar. Así que precavido por el menor interés me dirigí al aula con Ailín, organizadora de la jornada y representante itinerante de sociología y filosofía ...
Sorpresa. Una sola persona. Esperamos cinco minutos más. Nadie por aquí, nadie por allá. Todavía faltaba media hora para que llegara un grupo de tres o cuatro interesados/as más. Llegó el flaco de comunicación. Los tres nos miramos un segundo. “Bueno, empecemos”, propuso Ailín. “Dale”, respondí. Nos miramos y lo miramos a nuestro único espectador. Los tres nos sonreímos. “Contanos cuál es tu idea”, le propuso mi compañera de panel a nuestro, hasta entonces, único asistente...
Ya era de noche, ahora anochece mucho más temprano -a las 7 ya está oscuro- y mientras bajaba con rumbo al pueblo veía las luces de la ciudad a lo lejos, el dibujo del damero que hacía la iluminación de las calles y más allá la estepa. Mi destino, la Expo universidades.
La expo es una feria donde hay representantes de universidades públicas y privadas, de la región y de otras ciudades. Además de los stands de la universidades hay charlas y paneles. Mi función era, una vez más, estar en el panel de ciencias sociales para responder preguntas sobre Ciencia Política.
Todavía no tengo muy claro porque me invitan. O mejor dicho, tengo bastante claro porque me invitaron a la primera, lo que no sé es porque reinciden. La primera vez que me invitaron creo haber planteado dudas en la vocación de más de uno/a, tirado un par de pálidas y trasladado mis propios planteos sobre la carrera. Estructura de la carrera, debate al interior, tensiones, discusiones entre tradiciones diferentes.
Me volvieron a invitar. Al segundo año me tocó compartir panel con psicología y trabajo social. Pienso que estuvo bueno porque cada uno describrió más someramente lo suyo y dimos más tiempo para preguntas.
En las charlas anteriores siempre había intentado transmitir no sólo un panorama general del plan de estudio de la UBA, sino también un poco las orientaciones existentes y las tensiones y debates que hay al interior de la academia. Además, algunas advertencias. “A diferencia de otras carreras, jamás van a abrir un diario y encontrar un aviso que diga BUSCO Licenciado/a en Ciencia Política” es una de las frases armadas que uso para introducir la cuestión del campo laboral. También advierto acerca de la importancia de las relaciones, el lobby y los vínculos. No para obtener “algo de arriba”, sino más bien para enterarse de las posibilidades. Mi experiencia tiene que ver con eso (bueno, más bien su falta) y la perseverancia. A veces cuento como la volvía loca a la adjunta de Historia Contemporánea para que me aceptaran en la cátedra. Bueno, no es que la volviera loca, es que tenía que insistir e insistir, hacerle recordar, volver al ataque una y otra vez. Ella estaba sobrecargada de trabajo y problemas y yo no ocupaba ningún lugar en el TOP 10 (Pienso que tampoco entraba entre los 50…) de sus preocupaciones.
Esta vez compartía el panel de ciencias sociales con gente de socio(logía), comunicación y antropología. Los años anteriores el panel de ciencias sociales estaba desdoblado en dos. Parece que este año había menos interés. No los/las puedo culpar. Así que precavido por el menor interés me dirigí al aula con Ailín, organizadora de la jornada y representante itinerante de sociología y filosofía ...
Sorpresa. Una sola persona. Esperamos cinco minutos más. Nadie por aquí, nadie por allá. Todavía faltaba media hora para que llegara un grupo de tres o cuatro interesados/as más. Llegó el flaco de comunicación. Los tres nos miramos un segundo. “Bueno, empecemos”, propuso Ailín. “Dale”, respondí. Nos miramos y lo miramos a nuestro único espectador. Los tres nos sonreímos. “Contanos cuál es tu idea”, le propuso mi compañera de panel a nuestro, hasta entonces, único asistente...
1 comentario:
Tantos interesados como en el taller de filosofia
;)
Publicar un comentario