Me lavé los dientes, salí del baño, cerré la puerta, abrí la del estudio, la cerré, subí las escaleras, abrí la puerta de la habitación, entré, la cerré. Me acosté y me puse a leer un poquito. Estaba muerto porque no había dormido mucho en el viaje. Bueno, sí, había dormido, pero entrecortado, gracias al niño que viajaba en un asiento cercano al mío y cuyos padres no querían explicarle que las 3, 4 o 5 de la mañana no son horarios ni para cantar, gritar o tener berrinches. Leí un poco y me dieron ganas de ir al baño. Maldije al mate… Me levanté, abrí la puerta, cerré la puerta, bajé las escaleras, fui hacía el baño, abrí la puerta, cerré la puerta. El procedimiento habría de repetirse al día siguiente, Mientras abría y cerraba sistemáticamente todas las puertas que encontraba a mi paso tuve la impresión de que iba a encontrar a Nicole Kidman, vestida de época y cuidando que ningún rayo de sol entrara en la habitación y lastimara a su niño fotosensible. Angie habría de hacer alguna broma en sintonía, revelando la misma sensación.
A la mañana siguiente, y después de abrir y cerrar puertas llegué a la cocina, campo de la batalla de la noche anterior. El mueble verdulero, la heladera y el lavarropas oficiaban de pared interna, una isla en el medio de la cocina. Dominaba el ambiente una mezcla de olor a Gancia con lavandina, así que en cuanto pude abrí la ventana. Acto seguido, vi que el queso seguía tal y como lo habíamos dejado… Suspiré fuerte y me dispuse al que había de ser mi operativo para desayunar por los días siguientes: vacié la pava, la lavé, me hice el mate… saqué el cacharro para calentar la leche, lo lavé, tomé una cuchara del cajón, la lavé, me hice una leche chocolatada, pero me cuidé de lavar la taza antes de verter mi desayuno.
Acto seguido tomé la cuchara que había usado, la lavé, abrí la heladera que había re-enchufado al final de la noche anterior. Escarbé en una pared de hielo para sacar una mermelada. Maldije por lo bajo mientras untaba unas galletitas mientras escuchaba la temperatura y algunas noticias. Cuatro grados bajo cero. Como si nada hubiera pasado exclamé para mí mismo: “se acabó la fiesta” y me fui a trabajar.
2 comentarios:
Ka, todo indica que estás de mal humor..... calma, ya pasará!
A mi me hizo acordar a esto:
http://www.youtube.com/watch?v=ykxfwjm8nAE
Besos. La
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