Ya sé, tenía que contar el finde en Berlín. Bueno, sí, el fin de semana en Berlín, la visita de Lara, la búsqueda de casa, las marchas antirefugiados, las contramarchas anti fascistas y vaya a saber uno cuántas cosas más. No es una novedad lo que viene a continuación; estoy atrasado. Ligeramente.
Eso no significa que haya estado ocioso. Por el contrario, es un síntoma de que las cosas se han empezado a mover un poco. ¿Por dónde empezar? Empiezo por el otoño. El otoño ha ido avanzando a pasos agigantados. Hace casi un mes había sacado estas fotos:
Había pensado escribir un post que se llamara "Día gris en el Gross Garten" (o algo así) contando sobre los árboles poniéndose amarillos, anaranjados, rojizos, las hojas secas acumulándose y todo eso. Bueno, pues ya nada queda de todo eso. Los árboles están peladísimos. No les queda ni media hoja colgando de una rama. ¿Qué digo media hoja? ¡ni un cuarto de hoja! Nada, nothing, rien, Nichts... Y no sólo en los árboles se nota que vamos promediando el otoño. Los días ya son, más que cortos, cortísimos. Por suerte -cambio horario mediante- sigue amaneciendo alrededor de las 7 de la mañana, así que salimos de día, pero atardecer, esa ya es otra historia... A las cinco de la tarde ya es de noche cerrada. Ya un ratito antes de las cuatro empieza a atardecer, despacito al principio y en cuanto uno se distrae, a las cuatro y media de la tarde, del sol sólo queda un vestigio de luz, esa luz que queda flotando, como si no se hubiera enterado de que el sol ya se escondió
Siguiendo con las novedades, hice una pequeña suplencia como docente de español, tuve una entrevista y me ofrecieron dar dos cursos de español el próximo semestre. No necesariamente en ese orden... Todo así escrito parece un proceso muy fácil y automático aunque no lo ha sido. Nuestra hada madrina, una ingeniera que trabaja con Diego en el instituto, no sólo me ha facilitado una serie de contactos sino que también me ayudó en todo el proceso. Es cierto que yo soy encantador, pero de encanto solamente no se vive. Por lo pronto uno de los dos cursos que me han ofrecido es de nivel avanzado y el otro es un nivel principiante que compartiría con una profesora alemana. Tanto mi "partenaire" como mi nueva jefa son super simpáticas y agradables.
¿Yo señora? Mmmmm... eeee...
Mientras esperaba a que se hiciera la hora para mi entrevista en la VolkHochSchule (de más está decir que me las arreglé para llegar inverosímilmente temprano) me crucé en el pasillo con quien sería mi entrevistadora. Claro que yo no lo sabía. Sin embargo ambos intuimos algo. Ella me preguntó si yo la esperaba y yo ensayé un abertura de boca tendiente a decir algo que jamás se materializó. Imagino que habrá pensado que yo no terminaba de articular una frase no estar aún procesando su pregunta, luego por estar pensando qué verbo usar, en qué lugar de la oración ponerlo, y la mar en coche sino, simplemente, por no estar esperándola a ella. Así que antes de que pudiera decir nada se disculpó y siguió viaje. Diez minutos más tarde tuve que contarle todo lo que había pasado en mi cabeza en ese instante. Al menos sirvió para romper el hielo.
Ahora bien, si así fue el comienzo, ni falta hace detallar como siguió todo. Un tercio del contenido de la entrevista lo entendí bastante bien, un tercio lo deduje a partir de la existencia de "palabras clave", otro tercio de lo hablado lo ignoro. Espero que no me haya hablado de la letra chica en ese tercio... Lo que sí aclaré fue mi intención de estudiar alemán apenas se normalizaran algunas cuestiones de nuestras vidas (conseguir un alquiler definitivo, conseguir el permiso de residencia definitivo, que implica a su vez acceso a cursos más baratos, etc)
Alexis va a la escuela
Unos días más tarde mi nueva jefa me informa acerca de la posibilidad de tomar un curso con un precio más que conveniente. Por algún motivo desconocido para mí, me sugiere comenzar el curso en el nivel B1. El examen de nivelación sugiere que mi nivel es el anterior, el A2, sin embargo no explica si estoy al principio del A2 o terminándolo... Luego de analizar un poco la situación decidimos que, efectivamente, lo mejor sería aprovechar la oportunidad. Así que me presento al lunes siguiente (el 9 de noviembre) en la escuela y al ubicar a la profesora me presento como el estudiante nuevo. "Ah, sí, el chico de Grecia", "No, no, yo soy argentino", "¿pero cuál es tu apellido?", "Strangis", "ah, sí, sí, sos el que tiene el apellido griego", "sí, sí -supongo- pero mi abuelo..." "Perfecto, vení y sentate por acá... Gente, tenemos un estudiante nuevo, es de Argentina y ..." Entre tanta presentación escuché que habló de o a un Alexis. Al rato hubo una nueva referencia a Alexis y a la tercera ya no tuve dudas de que lo decía pensando que era mi nombre. Claro, Alexis el griego que estudia alemán.
El curso es super intensivo. Estamos en clase cuatro horas y cuarto. Sí, sí, me están dando de mi propia medicina. De 8.30 a 12.45, de lunes a viernes. Intenso. Y me resulta un poquito más intenso estar de este lado del escritorio del docente que del otro. Se trata de un grupo grande, eso hace que sea más fácil esconderse un poco cada tanto. Y bastante variado; tenemos tres rusas, dos ucranianas, dos polacas, (a decir verdad, tenemos muchas eslavas, pero el resto es variado) dos hermanos sirios, una tunecina, un chico de Turquía, una china que va sólo un día a la semana, una chica de Australia, una chica que es franco-etiope, un árabe, una chica de Panamá y Alexis, el chico griego.
Mi primera sensación fue que estaba por debajo del nivel de todos los asistentes, que no entendía nada y que, posiblemente, jamás entendería nada. Al segundo día ya sabía que si bien hay estudiantes que hablan mucho mejor que yo, tampoco soy un desastre andante. Lo que sí, entre las cuatro horas y cuarto y la tarea (todos los días hay tarea y siempre algo para escribir) el alemán me demanda muchísimo tiempo. Mucho más del que hubiera imaginado. Pero, como la lógica señala, hablar alemán es ligeramente necesario en esta latitud del mundo para vivir, trabajar y tener algo de vida más allá de las cuatro u ocho paredes de la casa...
Para la próxima, sí o sí, la escapa a Berlín (o al menos algo). Y mientras tanto los/as invito a aprender/practicar un poquitito de alemán con un video que me compartió Lara:
Es un poco estereotípico y no se sabe por qué el mexicano siempre abre los brazos al hablar y enfatiza como si hablara italiano...pero... ¡está bien!
1 comentario:
Animo Ka! Al esfuerzo estás acostumbrado, así que dale! En unas semanas vas a notar el progreso. Margarita
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