jueves, 7 de junio de 2018

Finde largo en Polonia: Bydgoszcz


En principio, si hay una entrada de esta impronunciable ciudad es solamente porque fue nuestra base de operaciones para visitar Torun. Para el resto de los mortales Bydgoszcz permanece más bien fuera del circuito turístico polaco. Especialmente si de hispanoparlantes se trata, que suelen visitar Cracovia, Varsovia y no mucho más. Por motivos históricos y afines suele haber unos/as cuántos alemanes/as dando vueltas por Gdansk (Danzig) y Wroclaw (Breslau). En la zona de Torun y Bydgoszcz parece que la mayoría de los/as turistas son, esencialmente, polacos/as. Bueno, y nosotros dos.
 Arriba, la plaza principal. Abajo, el mercado.
Como corresponde a toda buena ciudad polaca que se precie de tal, Bydgoszcz sobresale por la notable cantidad de consonantes que tiene y lo impronunciable de su nombre. Al menos para nuestras lenguas, escasamente preparadas para la pronunciación de cualquier tipo de idioma eslavo. A fuerza de preguntar, escuchar y pedir ayuda terminamos descubriendo que se pronuncia (aproximadamente) "bidóshk" aunque tampoco podría afirmarlo con gran certeza.
Yendo un poco a la historia del lugar, la ciudad -se supone- nació en el siglo trece. Se supone, digo, porque no hay más evidencias que las arqueológicas a este respecto. No hay leyenda gloriosa ni gesta milenaria. O al menos no muy accesible para nosotros.
Parece que originalmente fue un pequeño pueblo de pescadores sobre el Vístula poblado por diversos grupos de eslavos. Como Torun y el resto del área, en algún momento, la zona fue conquistada por los caballeros de la Orden Teutónica, que más tarde volvieron a entregarle la ciudad al rey de Polonia.
Y aquí todo se vuelve un calco de los otros lugares... Polacos, teutones, algún que otro saqueo por parte de los suecos, los polacos de vuelta y tras la partición de Polonia, unos siglos más bajo dominio prusiano con el breve intervalo del período napoleónico. Toda esta vuelta para volver finalmente a Polonia después de la segunda guerra mundial.
La catedral de Bydgoszcz, una de las más coloridas que hayamos visitado.

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