domingo, 21 de febrero de 2016

Lucerna

Lucerna se encuentra a orillas del lago de los Cuatro Cantones (Vierwaldstättersee, para quienes se animen) y si Wikipedia no miente la ciudad fue fundada hacia 1180. Aparentemente hacia 1300 ya era una ciudad importante (3000 habitantes, hoy tiene 200.000), por lo que Lucerna cuenta con bastantes edificios medievales.
Desde la costa del lago de los cuatro cantones mirando hacia los Alpes. Por suerte fue un día soleadísimo, así que pudimos disfrutar de la lista -¡ya era hora!-. Y sí, esas cosas que se ven flotando en el lago son cisnes. (Ya tendrán ellos también su entrada).
 
Cerca del 1300, los Habsburgo (otra vez) pusieron un pie en la región, obteniendo la autoridad sobre una serie de lugares entre los que se encontraba la ciudad. Al parecer los Habsburgo no eran del todo populares con sus súbditos, o al menos con los de estas latitudes ya que en 1332 Lucerna se unió a Uri, Schwyz (de este último se deriva el nombre del país, al menos en alemán) y Unterwalden para formar una proto Suiza y tratar de sacarse de encima a los austríacos. Más tarde, cuando a la Confederación se unieron Zurich, Berna y Zug, la (mala) suerte de los Habsburgo quedó sellada y  en 1386 fueron definitivamente expulsados. (Si algún día un profesor de historia de Suiza lee esto me enjuicia por divulgador berreta). Desde entonces la ciudad forma parte de la Confederación, y salvo por las guerras napoleónicas ha visto una existencia bastante relajada. La excepción a semejante tranquilidad estuvo marcada por los juicios de brujería, que hacia mediados del 1400 alcanzaron su punto límite. La Reforma y las guerras de la religión encontraron a Lucerna del lado católico.
De fondo con la "torre del agua", una postal obligada de la ciudad.
Atrás de los edificios se puede ver parte de la muralla de la ciudad como así también algunas de sus torres.
 ¿Alguien vio alguna nube? ¡Mirácolo!
 
Los puentes de madera que unen la ciudad son toda una atracción. En general vienen decorados con imágenes medievaloides de juicios por brujería y escenas apocalípticas. Por algún motivo, arder en el infierno parece menos amenazador cuando se está rodeado de agua. Afortunadamente no abundan las imágenes de hundimientos ni del diluvio universal. 
Lara dice que buena parte de que la ciudad sea tan linda se debe a que habría sido siempre una ciudad católica. La hipótesis es que las ciudades suizas que tempranamente se convirtieron al protestantismo desarrollaron una arquitectura más austera (el lujo y la ostentación eran vistos negativamente y la representación de figuras religiosas no estaba permitida). La idea parece bastante lógica. Y si es así, quizás sea una suerte para nosotros que Lucerna haya quedado del lado católico.
 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hermosa ciudad! Muy buenas fotos. Interesante historia la de Lucerna. A esperar la entrada sobre los cisnes. ¡Saludo!

Nicolás dijo...

La verdad es que la ciudad nos encantó. En realidad, todo lo que conocimos de Suiza nos gustó muchísimo. Tampoco es que hayamos visto tantísimo, pero de lo que vimos, todo realmente lindo.