jueves, 17 de marzo de 2016

El Grossmünster de Zürich

Gross (groß) en alemán significa grande o gran. Münster es una de las quichicientas palabras que existen para referirse a una catedral (Kathedrale parece ser usada más con las católicas, Dom cuando tiene una cúpula, Haupkirche cuando… y así la lista continúa).

En teoría el edificio principal fue construido entre 1100 y 1220 con, como suele suceder, sucesivos (y no siempre del todo felices) agregados. En el caso del Grossmünster, la iglesia experimentó un proceso similar al de otros templos que se convirtieron a ciertas ramas del potestantismo; en determinado momento del siglo XVI las esculturas y pinturas de santos/as y afines fueron retiradas por cuestiones de dogma. No sé si se emocionaron tanto como en Berna para llegar al punto de arrojarlas al río... pero ya no están. 
Según la leyenda -siempre hay una leyenda- el Grossmünster fue fundado por el mismísimo emperador Carlomagno en -exactamente- el lugar en donde se encontraban las tumbas de San Félix y Santa Régula (mamita, con ese nombre, cómo no ser santa), que son los patrones de la ciudad.

En la cripta de la iglesia (no se puede sacar fotos adentro, perdón) efectivamente hay una estatua románica de Carlomagno. No sabemos si la estatua zafó la ira protestante por ser conmemorativa -y no era por tanto objeto de adoración- o si era tan rudimentaria medieval que no tenían idea de quién se trataba. Por decirlo de un modo amable, entre que el arte del siglo XI no es especialmente realista y que la estatua está un tanto baqueteada, no resulta fácil identificar al susodicho. Con todo, al menos una parte de la leyenda parece ser cierta ya que en excavaciones recientes pudieron comprobar que debajo de la iglesia hay restos de un antiguo cementerio romano. La parte de si realmente fue fundada por Carlomagno, bueno, por ahora sigue quedando sin aclarar.
Para la rama germanoparlante de los protestantes suizos (y bueno, cada zona tenía su reformador) la iglesia tiene un valor especial ya que desde su púlpito el señor Zwingli (para los/as amantes de las traducciones, Zuinglio) encabezó la reforma religiosa Suiza. Entre las cosas a las que se les acabó el cuarto de hora en la iglesia estaban la cuaresma, el celibato pero también la música de órgano (SIC) y las imágenes. Como resultado el órgano y las imágenes de santos/as y afines tuvieron que ir a parar a algún otro lugar, mientras que los suizos pudieron comer carne antes de Pascua sin mayor problema y los religiosos, casarse.
Por si a alguien le quita el sueño, le paso el dato… las torres son posteriores a la nave principal del edificio, que es más bien de estilo románico. Tenían dos agujas de madera que se quemaron en 1780 y fueron reconstruidas en algo que podríamos llamar como una extraña mélange entre románico y barroco, dos estilos arquitectónicos que, por lo general, no coincidieron temporalmente ni un poquito.
Lamentablemente, por dentro las torres se ven bastante menos encantadoras que por fuera ya que abundan caños y cables, por no mencionar los tramos en los que dos personas a duras penas pueden cruzarse. Definitivamente subir no es una tarea recomendable para quienes experimenten inclinaciones a la claustrofobia. Aunque desde arriba la vista bien vale pena. Es decir, bien vale la pena siempre que no se haya subido durante un día de neblina.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me encantó tu descripción de Grossmünster y de las otras denominaciones, mi Tante Grete dice, "man wird alt wie eine Kuh und lernt immer noch was dazu!" Y es cierto, aunque uno sea ya mayor siempre se aprende algo nuevo. Gracias Ka!Margarita

Nicolás dijo...

¡Gracias! Menos mal que es así, ¿no?. Igual no me molestaría que el alemán tuviese algunas cosas menos que aprender... Jajajaja. Escribiendo el blog yo también aprendo cosas que o se me escaparon o me son totalmente nuevas, como todas las palabras para cada cosa, la historia de los lugares o la del mantecol¡Saludos a la Tante!