domingo, 24 de abril de 2016

Königstein (Episodio I)

Sábado 20 de Marzo. En teoría Wind Guru había pronosticado parcialmente nublado. Mentira.  Windguru miente. Accuweather miente. Weather channel miente. Los pronósticos mienten. En Argentina y en Alemania también. La verdad es que amaneció nublado y neblinoso. Y así siguió todo el día salvo los cinco minutos en los que se vio un cuadradito azul de cielo despejado, el sol se filtró hasta nosotros y aprovechamos para sacar fotos con un mínimo de decencia climática.

Nuestro destino del día de la fecha se encuentra a veinticinco minutos en tren: la fortaleza de Königstein.  La traducción del alemán vendría a ser algo así como la “Roca del Rey” o la “Piedra del Rey”. No hay que confundir ni con “El Retorno del Rey” ni con “El Rey de Piedra”. Mucho menos con “El Rey cara de Piedra”.
Obviamente esta foto no es nuestra, pero da una idea bastante clara de la envergadura de la fortaleza y, de paso, demuestra que el cielo azul también existe en la región. Además de carecer de vistas aéreas, nuestras fotos carecen de luz solar, como podrán apreciar...
A nivel local, Königstein es conocida por varias cuestiones. Uno, es uno de los castillos/fortalezas de montaña más grandes de Europa y -en el pasado- era considerado también como uno de los más inexpugnables. Dos, está en medio de un parque nacional junto al Elba, por lo que no sólo tiene una vista muy linda sino que forma parte de una red de senderos y caminatas. Tres, era el lugar al que venía con la cola entre las patas la familia ducal/electoral/real sajona cada vez que los prusianos o los austríacos se acercaban mucho a Dresden. También cuando los sajones se ponían revolucionarios y les daba por hacer algún reclamo que a sus majestades les resultara subido de tono. Cuatro,  por su posición estratégica fue sucesivas veces modernizado y hasta el fin de la primera guerra mundial fue considerado como la primera línea defensiva en la región en caso de un ataque al sur de Sajonia. Cinco. Tiene uno de los pozos de agua más profundos de Europa, con 152 metros de profundidad.
Según la audioguía de la fortaleza (aún debatimos si debemos creerle más a ella o a Wikipedia) ya desde mediados del 1200 había habido algún tipo de fuerte/castillo en esta meseta natural. En 1241 se hace la primera referencia a “in lapide Regis”, la roca -o piedra- del Rey. El rey que poseía la roca era el de Bohemia (la principal región de la actual república Checa). El castillo aparece mencionado porque allí el rey firmó un acuerdo de fronteras con los margraves de Meissen. Para esa época Sajonia aún no no se llamaba Sajonia, y los Wettin (la familia ducal/real/electoral) aún no eran duques. Pero… el núcleo desde el que se desarrolló Sajonia es, efectivamente, la marca de Meissen, y los Wettin ya eran sus margraves.
Las montañas de la región habían sido una zona de paso por milenios, pero no había contado con pueblos o ciudades habitadas en forma permanente, por lo que las cuestiones limítrofes no eran de mayor importancia. Sin embargo con el establecimiento de la marca de Meissen y su obispado tuvieron lugar sucesivos asentamientos en la región y poco a poco comenzó a haber choques cada vez más frecuentes con el reino de Bohemia. El tema principal… la definición de las fronteras.
Al parecer la Roca del Rey era la primera línea defensiva de Bohemia en el norte. Durante el tiempo en que el rey de Bohemia fue emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en el castillo se firmaron varios acuerdos entre el emperador y sus vasallos. Sin embargo hacia el 1400 la estrella de Bohemia empezó a declinar, ocasión que aprovecharon los duques de Sajonia para hacerse con el control de la zona. Bajo la nueva administración, el castillo fue ampliado y su acceso, reforzado. Se construyeron una torre de acceso, un monasterio (no me pregunten para qué necesitaban a los monjes en una fortaleza) y se dejó una amplia zona de la meseta en estado natural para que fuera utilizada como bosque (y suministro de madera en caso de ser sitiados). Con la reforma protestaste el monasterio se despobló y hoy sólo queda su capilla.  
Finalmente, cuando Bohemia fue ocupada (y anexada) por Austria la frontera se tranquilizó, todo ello sin haber sido puestas a prueba las nuevas fortificaciones de Königstein.

Como suele ocurrir con estas obras, hubo un retoque aquí, una modernización allá, un incendio más acá y el castillo fue cambiando su fisonomía. Del castillo gótico original quedan solamente algunos interiores. De la ampliación renacentista, una pared, y así sucesivamente…
A principios del siglo XVIII se retomaron las obras y se crearon las defensas de la entrada. Al parecer, con la tecnología militar previa, la fosa y un par de puentes levadizos hubieran sido defensa suficiente en caso de ser sitiado. No obstante, con el desarrollo de nuevo armamento, la entrada se había vuelto un tanto vulnerable. Entre las defensas para proteger el acceso se encuentra (juro que lo dice la audoguía, en serio) una cabeza de Medusa, destinada a convertir en piedra a quienes la  mirasen. Un poco más efectivos que la cabeza quizás sean los cañones que apuntaban en la misma dirección que ella y que, llegado el caso, podrían ser disparados sobre los atacantes si hubiesen logrado superar la primera línea de defensas.
De esta época son algunos de los depósitos, las habitaciones y el Pabellón de los Federicos. Este último es una contrucción de planta hexagonal y estilo barroco que resulta un poco fuera de lugar para una fortaleza.
¿Y qué función tenía el pabellón? Königstein no era únicamente un baluarte militar. De hecho, además de su rol defensivo, aquí también se trasladaba la corte para celebrar fiestas y cacerías o lucirse frente algún invitado como un zar de Rusia o un rey prusiano. Era, básicamente, una especie de comedor de lujo donde el rey de Sajonia comía algo sencillito con sus invitados más especiales. El Pabellón de los Federicos debe su nombre a una comida en la que coincidieron tres tocayos, uno de ellos sería luego Federico El Grande. Para más información sobre este grande, podés leer Sans Souci (o el relax de un gran pequeño).

Continuará...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantástico pasearse por un lugar en el que es verdad histórica (siempre que la audioguía no se equivoque) que una cabeza de Medusa defendía el lugar, si la miraban...
Saludo y sigo leyendo

Nicolás dijo...

Por suerte el día de nuestra visita estaba "en modo desactivado". De todos había cinco cañones que apuntaban en la misma dirección que los ojos de la cabeza de Medusa. Supongo que llegado el caso en el que la cabeza no funcionara podrían haber recurrido a ellos.

Anónimo dijo...

jajaja, todo previsto

Nicolás dijo...

La fortaleza es, básicamente, una seguidilla de defensa tras defensa y previsión tras previsión. Llegado el caso, si los "atacantes" atravesaran el portal de la Medusa, pasaban a un nuevo patio con una fosa y un puente levadizo. Y ¡sorpresa! otro par de cañoncitos apuntando. En caso de seguir avanzando y penetrar en el edificio, se accede a un pasillo de 50 metros cuyo techo está lleno de ventanas desde donde se les podía arrojar cuanto hubiera a mano...

Anónimo dijo...

Mientras tanto, afuera, el paisaje abierto corta el aliento.

Nicolás dijo...

Sí, los alrededores de la fortaleza son muy lindos. Por eso NECESITAMOS volver un día en el que haya sol y podamos disfrutar un poco más de la vista.