Estación de trenes de Plauen (Ejém, nuestro barrio tiene
estación de trenes). Frente a la máquina diabólica expendedora de boletos. Sábado nublado, a finales del invierno. 9.07 de la mañana.
¿A
qué hora venía el tren?
A
las nueve y once.
¿Y
qué hora es?
Son
las nueve y siete
¿llegamos?
Intentemos
Operar
las máquinas expendedoras de tickets y boletos no siempre es fácil. Muchas de
ellas son controladas por un geniecillo maligno que sólo busca complicarnos la
existencia. El geniecillo suele dar miles de opciones para algo que, en teoría,
debería ser simple. Nosotros lo
sabemos. Él sabe que lo sabemos. Por suerte, al menos, hay una opción para
hacerlo en inglés. Queremos un pase diario para dos personas, hasta Freiberg.
Pero la máquina se empecina en preguntarnos a qué hora queremos salir, a qué
hora queremos volver. Qué tipo de tren queremos. Si queremos ir y volver en el
mismo día o no. Si queremos viajar en primera o en segunda. Si queremos un
regreso flexible.
¡Listo!
… a ver … #$%&!… maldita máquina
¿qué
pasó?
No
sé, se canceló la emisión del boleto.
Son
nueve y nueve.
Ok.
Veamos de nuevo… Otra vez a dónde quiero ir. Otra vez a qué hora. Otra vez…
ajá… Parece que funciona
Son
nueve y diez
Sólo
queda pagar
Ahí
viene el tren
Está
imprimiendo el boleto. Ponete en la puerta, así no arranca.
Por
un momento me siento como en la presentación de MacGyver (al final del video), cuando la puerta se
rejas se iba cerrando y el protagonista entra en el último segundo antes de que
terminara de cerrarse. Con todo, los dos estamos en el tren. Y nuestros
boletos, también. Prometo para la próxima perder menos tiempo en el desayuno.
Nuestro
destino es Freiberg. Se trata de una ciudad pequeña en los montes metálicos,
podría decirse, el corazón de la minería sajona. Son sólo cuarenta minutos en
tren desde Dresden pero en el medio atravesamos bosques, cerros y praderas.
Por
cerca de ochocientos años la economía de Freiberg estuvo basada en la minería.
Eso hace que uno de los símbolos más presentes en la zona sean los dos martillos
cruzados. De hecho, muchos extranjeros se sorprenden al ver tantos martillos en
edificios, monumentos y souvenires y los interpretan como un agregado de la época
comunista. Pero ¡no! No hay que dejarse engañar. Llevan cientos de años allí.
Sin embargo en los últimos quince años se ha
convertido en un centro dedicado a producción de semiconductores y la industria
de la tecnología solar, un campo no menor en Alemania, donde muchas casas
cuentas con sus paneles. En un rapto de creatividad algún cráneo tuvo la genial
idea de apodar a la región the Silicon
Saxony. Se ve que es un mal internacional, la “genialidad” de los/as
burócratas no conoce fronteras
La
estación del tren nos hace pensar en un pueblo abandonado del lejano oeste. Nos
bajamos y con más intuición que conocimiento efectivo empezamos a avanzar. Parece
que el caso histórico de la ciudad se salvó de los bombardeos de la segunda guerra
mundial.
Cuenta la leyenda que quizás, hasta podría ser declarado patrimonio de
la humanidad. Muchos edificios se encuentran en buen estado pero hay otros que,
o bien están claramente abandonados o bien necesitan con cierta prisa un poco
de -como dicen los alemanes- sanierung,
o sea mantenimiento, revoque y pintura.
La
ciudad fue fundada en 1186 y en su parte antigua preserva algunos edificios
góticos de distintos períodos, otros del renacimiento (por ejemplo la
municipalidad) y unos cuantos barrocos aquí y allá. En su gran mayoría, el
centro está rodeado por una especie de cinturón de plazas y plazoletas, el
lugar donde se encontraba la antigua muralla, aunque una parte de esta aún se
conserva.
5 comentarios:
¡Qué lindo lugar! Lindísimas paredes con esos colores claros.
Los edificios de colores pastel son una constante en este tipo de pueblos/ciudades, al menos en Sajonia. Y sí, para nosotros Freiberg también fue una linda sorpresa... especialmente porque no es un lugar que se explote turísticamente.
Muchas vedettes argentinas se estarían afincando año a año en la Silicon Saxony.
Muchas vedettes argentinas se estarían afincando año a año en la Silicon Saxony.
¿Vos decís? Jajajaja... ¿o sólo vendrían a adquirir el "know how" para abrir filiales en Argentina?
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