lunes, 11 de abril de 2016

Freiberg, allá vamos (creo) Parte I

Estación de trenes de Plauen (Ejém, nuestro barrio tiene estación de trenes). Frente a la máquina diabólica expendedora de boletos. Sábado nublado, a finales del invierno. 9.07 de la mañana.

¿A qué hora venía el tren?
A las nueve y once.
¿Y qué hora es?
Son las nueve y siete
¿llegamos?
Intentemos

Operar las máquinas expendedoras de tickets y boletos no siempre es fácil. Muchas de ellas son controladas por un geniecillo maligno que sólo busca complicarnos la existencia. El geniecillo suele dar miles de opciones para algo que, en teoría, debería ser simple. Nosotros lo sabemos. Él sabe que lo sabemos. Por suerte, al menos, hay una opción para hacerlo en inglés. Queremos un pase diario para dos personas, hasta Freiberg. Pero la máquina se empecina en preguntarnos a qué hora queremos salir, a qué hora queremos volver. Qué tipo de tren queremos. Si queremos ir y volver en el mismo día o no. Si queremos viajar en primera o en segunda. Si queremos un regreso flexible.

¡Listo! … a ver … #$%&!… maldita máquina
¿qué pasó?
No sé, se canceló la emisión del boleto.
Son nueve y nueve.
Ok. Veamos de nuevo… Otra vez a dónde quiero ir. Otra vez a qué hora. Otra vez… ajá… Parece que funciona
Son nueve y diez
Sólo queda pagar
Ahí viene el tren
Está imprimiendo el boleto. Ponete en la puerta, así no arranca.

Por un momento me siento como en la presentación de MacGyver (al final del video), cuando la puerta se rejas se iba cerrando y el protagonista entra en el último segundo antes de que terminara de cerrarse. Con todo, los dos estamos en el tren. Y nuestros boletos, también. Prometo para la próxima perder menos tiempo en el desayuno.
Nuestro destino es Freiberg. Se trata de una ciudad pequeña en los montes metálicos, podría decirse, el corazón de la minería sajona. Son sólo cuarenta minutos en tren desde Dresden pero en el medio atravesamos bosques, cerros y praderas.

Por cerca de ochocientos años la economía de Freiberg estuvo basada en la minería. Eso hace que uno de los símbolos más presentes en la zona sean los dos martillos cruzados. De hecho, muchos extranjeros se sorprenden al ver tantos martillos en edificios, monumentos y souvenires y los interpretan como un agregado de la época comunista. Pero ¡no! No hay que dejarse engañar. Llevan cientos de años allí.
Sin embargo en los últimos quince años se ha convertido en un centro dedicado a producción de semiconductores y la industria de la tecnología solar, un campo no menor en Alemania, donde muchas casas cuentas con sus paneles. En un rapto de creatividad algún cráneo tuvo la genial idea de apodar a la región the Silicon Saxony. Se ve que es un mal internacional, la “genialidad” de los/as burócratas no conoce fronteras

La estación del tren nos hace pensar en un pueblo abandonado del lejano oeste. Nos bajamos y con más intuición que conocimiento efectivo empezamos a avanzar. Parece que el caso histórico de la ciudad se salvó de los bombardeos de la segunda guerra mundial. 
Cuenta la leyenda que quizás, hasta podría ser declarado patrimonio de la humanidad. Muchos edificios se encuentran en buen estado pero hay otros que, o bien están claramente abandonados o bien necesitan con cierta prisa un poco de -como dicen los alemanes- sanierung, o sea mantenimiento, revoque y pintura.
La ciudad fue fundada en 1186 y en su parte antigua preserva algunos edificios góticos de distintos períodos, otros del renacimiento (por ejemplo la municipalidad) y unos cuantos barrocos aquí y allá. En su gran mayoría, el centro está rodeado por una especie de cinturón de plazas y plazoletas, el lugar donde se encontraba la antigua muralla, aunque una parte de esta aún se conserva.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué lindo lugar! Lindísimas paredes con esos colores claros.

Nicolás dijo...

Los edificios de colores pastel son una constante en este tipo de pueblos/ciudades, al menos en Sajonia. Y sí, para nosotros Freiberg también fue una linda sorpresa... especialmente porque no es un lugar que se explote turísticamente.

Unknown dijo...

Muchas vedettes argentinas se estarían afincando año a año en la Silicon Saxony.

Unknown dijo...

Muchas vedettes argentinas se estarían afincando año a año en la Silicon Saxony.

Nicolás dijo...

¿Vos decís? Jajajaja... ¿o sólo vendrían a adquirir el "know how" para abrir filiales en Argentina?