Probablemente el nombre de la ciudad no le diga nada a
nadie… Chemnitz es, detrás de Leipzig y Dresden, la tercera ciudad más grande
de Sajonia y, allá lejos y hace tiempo incluso fue la capital del ducado. Entre
1953 y 1990 la ciudad se llamó Karl-Marx-Stadt aunque Marx no nació, vivió ni
murió allí. Lo que sí pudo tener algo que ver es que la ciudad fue por muchos
años un bastión socialista y comunista debido a la gran cantidad de
trabajadores fabriles que llegaron atraídos por un temprano desarrollo técnico
e industrial. De hecho, por muchos años se la conoció como la ciudad de la
modernidad. Hoy no parece muy moderna que digamos pero bueno, es lo que hay.
Pero, mejor, empiezo por el principio. La primera mención
oficial es de 1143, cuando el emperador aprueba el establecimiento de un
monasterio benedictino en la zona de la antigua población sorbia/soraba de Kamjenica (Para más información sobre
sorbios y sorabos podés leer Bautzen). Kamjenica significa lecho
pedregoso e -imaginarán- es un nombre recurrente en la zona para ríos y
arroyos. Así nació la denominación del actual río Chemnitz y del pueblo. No hay
que imaginar muchas gárgaras para ver como Kamjenica se transformó en Chemnitz
(que debe pronunciarse Kémnitz y no Jémnitz ni Chémnitz).
En 1170 el emperador Federico I la
transformó en una ciudad libre, es decir, libre de otros señores feudales pero,
lamentablemente para los habitantes del pago, en 1307 cayeron en la órbita de
los márgraves de Meissen.
Desde finales de la edad media
Chemnitz comenzó a especializarse en la producción de textiles y ya en el siglo
XIX avanzó a pasos agigantados en el incipiente mundo de la industrialización,
lo cual le permitió ganar dos apodos, el de “la Mánchester sajona” (bueno, sí,
los creativos locales hacen lo que pueden) y el de “la ciudad de la
modernidad”.
La municipalidad nueva. Nueva hace unos cuantos años, claro está. |
La catedral y la torre de la municipalidad vieja. Vieja del renacimiento. |
Para 1913, la población de
Chemnitz era de 320.000 habitantes, más de los que tiene hoy y tantos como los
que por aquella época tenían Dresden o Leipzig. Entre otras empresas, aquí
nació la Auto Union, que posiblemente no le suene a nadie pero que es la
predecesora de Audi. También aquí surgieron muchos de los líderes
socialistas y comunistas que se opusieron a la primera guerra mundial y al
nazismo después. Sin embargo la primera guerra y la crisis del 30 supusieron un
golpe para el crecimiento de la ciudad que quedó estancado por varias décadas y
la llevó, después de la segunda guerra, a perder más de cien mil habitantes.
La plaza de la Ópera. Se salvó del bombardeo por casualidad. |
También, producto de los
bombardeos a los que fue sometida por ser un centro industrial de cierta
relevancia, la ciudad perdió buena parte de su patrimonio arquitectónico. La plaza de la ópera se salvó de casualidad y junto a ella el museo de la ciudad y la iglesia local.
A diferencia de otras ciudades, se decidió limitar la reconstrucción al mínimo y hacer de Chemnitz un ejemplo de urbanismo soviético. Nuevos edificios, anchas avenida, enormes espacios abiertos, plazas secas interminables y monobloques inmensos de hormigón. Junto al cambio de apariencia, en 1953, el gobierno de la DDR cambió el nombre de la ciudad por el de Karl-Marx-Stadt, que se utilizó hasta 1990, cuando en un plebiscito el 76% de la población decidió devolverle su nombre anterior.
A diferencia de otras ciudades, se decidió limitar la reconstrucción al mínimo y hacer de Chemnitz un ejemplo de urbanismo soviético. Nuevos edificios, anchas avenida, enormes espacios abiertos, plazas secas interminables y monobloques inmensos de hormigón. Junto al cambio de apariencia, en 1953, el gobierno de la DDR cambió el nombre de la ciudad por el de Karl-Marx-Stadt, que se utilizó hasta 1990, cuando en un plebiscito el 76% de la población decidió devolverle su nombre anterior.
Después de la reunificación no sólo el nombre cambió.
También la economía y la apariencia de la ciudad. Como en toda Sajonia, muchas
fábricas cerraron sus puertas y una buena parte de la población migró hacia
Alemania occidental. Las fábricas abandonaron el casco urbano, ya sea para
reubicarse en las afueras de Chemnitz como en Alemania occidental o,
simplemente, para cerrar sus puertas para siempre. La ciudad tuvo que ser
repensada y las enormes explanadas dedicadas a marchas y desfiles vieron surgir
nuevos edificios y templos consumistas centros de compras. Tal es así
que hoy es considerada como uno de los mayores casos de replanificación urbana
del país.
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