lunes, 27 de febrero de 2017

Encuentre las siete diferencias: Infancia

Número uno. (Sobre) protección. ¿Los/as latinos son más protectores? ¿los/as anglosajones/as son más desamorados/as? Que buena pregunta Mario. Lo cierto es que hay una diferencia más allá de los estilos personales. ¿Llueve y el nene quiere salir? Que se lleve ropa de nieve y botas y ya. ¿Quiere saltar en la fuente? Que salte. Si no se quiere sacar las zapatillas no hay problema (eventualmente podrán comprarle otras) y si se resfría aprenderá que cuando hace frío no es el mejor momento para jugar con agua. Digamos que, en general, hay un cierto espíritu de OK, que lo haga y se curta. Ya aprenderá.

Número dos. Independencia
Con seis o siete años los nenes van solos a la escuela y se mueven de forma independiente en el transporte público. Nada de “Ma, ¿me llevás?”. No querido, ¡ni querida!. La independencia de los niños es algo que se promueve desde pequeños. Al fin de cuentas, los padres esperan que entre los dieciocho y los veinte sus retoños se vayan de casa  así que necesitan estar preparados para poder arreglárselas por su propia cuenta. Juro que escuché frases del estilo de pero si ya tiene 21 años… ¿qué habré hecho mal como para que siga viviendo en casa?.

Número tres. Ventilación
En Alemania (y el mundo germano) las habitaciones deben ser ventiladas a diario. Dos veces al día como mínimo se abren todas las ventanas y que el aire se renueve. Lo siento si hace -10. Ventilar se ventila lo mismo. Lo mismo aplica a niños y niñas. Llueva, nieve, haya viento o haga calor, todos necesitan ventilarse. Ya sea con un nylon en el cochecito, con ropa de nieve o como sea pero nadie zafa de salir. No hay excusas ni excepciones, hasta los más chiquitos tienen que salir a tomar aire.

Número cuatro. Comida favorita
Milanesa con spaghetti. Se ve que habiendo papas fritas dando vueltas en todas las comidas, no resultan tan especiales. Así que la guarnición para la milanesa schnitzel (que es por deafult de cerdo) son los fideos alargados. ¿A quién se le ocurrió que los spaghettis pueden acompañar a la milanesa? Eso no lo sé pero es así y punto.

Número cinco. Presión escolar
El sistema escolar alemán es sumamente complejo. Digamos que, básicamente, hay cuatro tipos diferentes de escuelas secundarias. Algunas que te dan una formación en oficios y otras te habilitan a ir a la universidad o a otros centros de formación terciaria. ¿Cómo eligen los/as chicos/as a que escuela ir? No lo deciden ellos. Lo deciden sus notas, las notas de la escuela primaria. En función del desempeño en la escuela primaria (y especialmente sus notas en el último año) se abren (y cierran) opciones. Con malas notas no es posible (o no es muy fácil que digamos) ir a la escuela que luego te va a permitir ingresar a una universidad. Y claro, todo esto se define entre los diez y doce años, lo que hace que muchos padres y madres ejerzan una presión importante sobre niños y niñas respecto de su desempeño escolar.

Número seis. Transporte público
Como los colectivos, los tranvías y los trenes cuentan con rampas y espacio para sillas de rueda y cochecitos, no es extraño ver a madres y padres viajando con sus bebés en el transporte público. Cochecitos incluidos. Además, es frecuente ver grupos de nenes/nenas de jardín de infantes yendo de un lado al otro en tranvía o colectivo. Maestros y maestras de jardines de infantes y primarias aprovechan estas ocasiones para explicar el funcionamiento del sistema de transporte público y enseñarles a viajar. Aún a los más chiquitos/as.

Número siete. Agenda
Como en todo hay excepciones, pero en general podría decirse que ni los más chicos zafan. En Alemania estar ocioso no está bien visto. Eso no significa que todos trabajen las veinticuatro horas del día. Pero implica que, en cierto punto, es necesario tener pasatiempos con intervalos regulares. Como consecuencia, todo el mundo tiene que hacer actividades extra. Aprender a tocar un instrumento, estudiar un idioma, tomar clases de baile o un deporte. Nadie se salva. Y si uno mira con ganas, hasta puede encontrar clases de inglés para bebés de dos años de edad, padres que salen a correr con sus cochecitos de competición y cursos especiales para niños/as de casi cualquier cosa. 

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