Número
uno. (Sobre) protección. ¿Los/as latinos son más protectores? ¿los/as
anglosajones/as son más desamorados/as? Que buena pregunta Mario. Lo cierto es
que hay una diferencia más allá de los estilos personales. ¿Llueve y el nene
quiere salir? Que se lleve ropa de nieve y botas y ya. ¿Quiere saltar en la
fuente? Que salte. Si no se quiere sacar las zapatillas no hay problema
(eventualmente podrán comprarle otras) y si se resfría aprenderá que cuando
hace frío no es el mejor momento para jugar con agua. Digamos que, en general,
hay un cierto espíritu de OK, que lo haga
y se curta. Ya aprenderá.
Número
dos. Independencia
Con
seis o siete años los nenes van solos a la escuela y se mueven de forma
independiente en el transporte público. Nada de “Ma, ¿me llevás?”. No querido,
¡ni querida!. La independencia de los niños es algo que se promueve desde
pequeños. Al fin de cuentas, los padres esperan que entre los dieciocho y los
veinte sus retoños se vayan de casa así
que necesitan estar preparados para poder arreglárselas por su propia cuenta.
Juro que escuché frases del estilo de pero
si ya tiene 21 años… ¿qué habré hecho mal como para que siga viviendo en casa?.
Número
tres. Ventilación
En
Alemania (y el mundo germano) las habitaciones deben ser ventiladas a diario.
Dos veces al día como mínimo se abren todas las ventanas y que el aire se
renueve. Lo siento si hace -10. Ventilar se ventila lo mismo. Lo mismo aplica a niños y niñas. Llueva, nieve, haya viento o haga calor, todos necesitan
ventilarse. Ya sea con un nylon en el cochecito, con ropa de nieve o como sea
pero nadie zafa de salir. No hay excusas ni excepciones, hasta los más
chiquitos tienen que salir a tomar aire.
Número
cuatro. Comida favorita
Milanesa
con spaghetti. Se ve que habiendo papas fritas dando vueltas en todas las
comidas, no resultan tan especiales. Así que la guarnición para la milanesa
schnitzel (que es por deafult de
cerdo) son los fideos alargados. ¿A quién se le ocurrió que los spaghettis pueden acompañar a la milanesa? Eso no lo sé pero es así y punto.
Número
cinco. Presión escolar
El
sistema escolar alemán es sumamente complejo. Digamos que, básicamente, hay
cuatro tipos diferentes de escuelas secundarias. Algunas que te dan una formación en
oficios y otras te habilitan a ir a la universidad o a otros centros de
formación terciaria. ¿Cómo eligen los/as chicos/as a que escuela ir? No lo
deciden ellos. Lo deciden sus notas, las notas de la escuela primaria. En función
del desempeño en la escuela primaria (y especialmente sus notas en el último
año) se abren (y cierran) opciones. Con malas notas no es posible (o no es muy
fácil que digamos) ir a la escuela que luego te va a permitir ingresar a una
universidad. Y claro, todo esto se define entre los diez y doce años, lo que
hace que muchos padres y madres ejerzan una presión importante sobre niños y
niñas respecto de su desempeño escolar.
Número
seis. Transporte público
Como
los colectivos, los tranvías y los trenes cuentan con rampas y espacio para
sillas de rueda y cochecitos, no es extraño ver a madres y padres viajando con
sus bebés en el transporte público. Cochecitos incluidos. Además, es frecuente
ver grupos de nenes/nenas de jardín de infantes yendo de un lado al otro en
tranvía o colectivo. Maestros y maestras de jardines de infantes y primarias
aprovechan estas ocasiones para explicar el funcionamiento del sistema de
transporte público y enseñarles a viajar. Aún a los más chiquitos/as.
Número
siete. Agenda
Como
en todo hay excepciones, pero en general podría decirse que ni los más chicos
zafan. En Alemania estar ocioso no está bien visto. Eso no significa que todos
trabajen las veinticuatro horas del día. Pero
implica que, en cierto punto, es necesario tener pasatiempos con intervalos
regulares. Como consecuencia, todo el mundo tiene que hacer actividades extra.
Aprender a tocar un instrumento, estudiar un idioma, tomar clases de baile o un
deporte. Nadie se salva. Y si uno mira con ganas, hasta puede encontrar clases
de inglés para bebés de dos años de edad, padres que salen a correr con sus
cochecitos de competición y cursos especiales para niños/as de casi
cualquier cosa.
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