sábado, 13 de mayo de 2017

El volumen de la voz

En general en Alemania suele decirse que los/as españoles/as hablan todos al mismo tiempo y (casi) a los gritos. De los/as italianos/as dicen que exageran demasiado sus expresiones y no dejan de mover las manos mientras hablan. También, que si uno/a quiere hablar con otros/a que está en la otra punta de la habitación, en lugar de ir hasta dónde está le gritaría sin moverse ni medio centímetro. Supongo que ambas cosas aplican también para nosotros.

En teoría los/as alemanes serían, por contraste, más silenciosos/as, ligeramente menos estridentes y más ubicados/as. Y la verdad es que en general suele ser así. Como todo, hay excepciones. Lamentablemente (para nosotros) las excepciones no suelen darse en términos personales sino, más bien, generales. ¿A qué me refiero? Que, básicamente, en determinadas situaciones dejan de hablar bajito y comienzan a ser más ruidosos de lo que jamás podríamos haber sospechado. Notablemente. ¿Qué los/as hace salirse de las casillas y ponerse a gritar y a reírse cual si fueran más latinos que el reggaetón? Hasta ahora hemos descubierto tres factores:

Uno. El fútbol. Aplica en general para los/as alemanes y en particular para los/as fanáticos/as del Dinamo de Dresden, el equipo local. Si te toca ir o volver en el tren con un grupo de hinchas, perdiste. No hay escapatoria. Van a hablar a los gritos, actuar como si estuviesen solos/as y lo más probable es que hasta entonen alguna canción.

Dos. La multitud. Cuatro alemanes/as juntos/as califican de multitud y, lamentablemente, ello implica un aumento en los decibeles producidos. No sé por qué. Si son dos hablan en voz baja. Tres, ya se acercan al umbral. Con cuatro es una explosión. Más grande es el grupo, mayor el estruendo.

Tres. La cervecita. Tres alemanes tomando cerveza (algo que por otro lado es sumamente cotidiano) pueden generar un bochinche similar (y si celebran algo, incluso mucho mayor) que el más sonoro grupo de hispanoparlantes. No importa que puedan estar uno al lado del otro, con la cerveza la sensibilidad sonora parece disminuir instantáneamente. Y si llegan a estar festejando algo, preparate, lo más probable es que cada cinco minutos las carcajadas y el griterío no te dejen escuchar a tus interlocutores/as.

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