jueves, 25 de enero de 2018

Finde largo en la ruta romántica: Dinkelsbühl

La primera vez que alguien me habló de Dinkelsbühl la describió como “la hermana pequeña de Rothenburg”. Lo de hermana pequeña no viene tanto por el tamaño (las dos tienen más o menos la misma población) sino porque ambas son destinos obligados de la ruta romántica (Rothenburg más que Dinkelsbühl), las dos están muy bien preservadas y las dos tienen la misma estética de pueblito de cuento, con sus murallas y todo.
Podría decirse que, más allá de lo edilicio (donde Rothenburg corre con cierta ventaja), la principal diferencia entre ambas es la cantidad de turistas. Mientras que en Rothenburg son auténticas hordas, en Dinkelsbühl no pasan de unos cuántos… Si en nuestras fotos de Rothenburg no se nota es porque nos quedamos a dormir en el pueblo y salimos a las siete de la mañana a sacar fotos sin el mar de gente que las inunda más tarde.
Volviendo a Dinkelsbühl, uno de sus principales atractivos es que aún preserva sus torres y murallas. La primera fortificación del pueblo fue ordenada por el emperador Enrique V y en el año 1305 fue declarada ciudad. Ciudad entre comillas, porque imaginense que si hoy su población no alcanza los 15.000 habitantes, setecientos años atrás no quiero imaginar.
En 1351 Dinkelsühl se transformó en ciudad libre, privilegio que mantuvo por unos cuántos siglos hasta que, nuevamente, Napoleón mediante fue a engrosar el reino de Baviera junto con el resto de la Franconia. Igual me estoy adelantando, porque para eso hubo que esperar hasta el siglo XIX.

Como particularidad, en la época de la reforma protestante, fue una de las pocas ciudades en las que no hubo una clara mayoría ni católica ni luterana. Este fifty/fifty premitió que se desarrollara una especie de gobierno donde estaban representados unos y otros.

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