sábado, 6 de enero de 2018

Comparaciones odiosas: cazadores de turistas

Si hay algo común a muchos de los principales destinos turísticos son los cazadores/as de turistas. Vendendores/as, promotores/as y repartidores/as de volantes que intentarán encajarte un souvenir, una excursión o arrastrarte a su restaurante. Con excepciones, lo más probable es que sin hablar ninguna a la perfección, chapuceen cientos de lenguas.  

Praga
Arbolitos que cambian plata (la República Checa no tiene euro), vendedores/as de excursiones y hasta promotores/as de cabarets y afines adornan todas las esquinas del circuito turístico. Para variar, las autoridades recomiendan no comprar, contratar ni cambiar nada en la vía pública. Igual, ahí están, como si nada.

Viena
No es que haya vendedores ambulantes en demasía, pero hay un rubro en el que te vuelven loco/a: los/as que venden o promocionan conciertos. Al grito de Música clásica, Music, Mozart, Beethoven, Vals, Concert, Strauss, tratan de encajarte cantidades industriales de folletos y de convencerte de pasar por no-sé-dónde a escuchar música o comprar entradas para un concierto, una ópera o lo que fuere.

Zürich
¿Vendedores ambulantes? Jajajaja. ¿En Suiza? ¿en serio? ¡Por favor! Lo más probable es que nadie quiera venderte ni cambiarte nada. Y, en general, nadie cambiaría plata en la calle en Suiza. Sí puede haber puestos de comida, pero jamás en la vida se te abalanzarían encima para ofrecerte nada.

París
Estatuitas de la torre Eiffel y llaveritos con mini-torres-Eiffel de colores hay hasta en la sopa. Y lo más probable es que si le decís que no, te bajen el precio de los llaveritos. Tres llaveros de la torre Eiffel por un euro... no, gracias... cuatro por un euro entonces... no, gracias... ¿cinco?… Lo otro que hay en los parques (especialmente en primavera-verano) son vendedores de champán o vino espumante, como para poder tener el brindis romántico viendo alguno de los muchos monumentos de la capital francesa.

Madrid
Si hay en Madrid un tipo de vendedor(a) o promotor(a) que nos volvió locos son los de los restaurantes. Apenas te acercás a ver una carta o menú ya te saltan a la yugular. ¿Busca comer? ¡La mejor paella! ¡tapas! ¡caña! speaking English? we have English menu! ¡postres! ¡menú con pan! ¡los mejores precios! ¡jamón serrano! ¡pastas! ¡mariscos! ¡por acá! ¿de dónde son? ... Denme un minuto ¡por favor! No sé con el resto de los turistas, pero a nosotros en general nos ofusca más de lo que nos convencen y terminamos yéndonos mientras le agradecemos al señor/la señora que ya empieza a recitar el menú sin-repetir-y-sin-soplar.

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