lunes, 19 de febrero de 2018

Dos semanitas en Italia: La basílica de San Marcos

Si la basílica catedral de Venecia lleva el nombre de San Marcos es porque, al menos en teoría, debería tener algún relación con el evangelista en cuestión. Y así es, si bien la relación no comienza del modo más “santo” que uno podría imaginar. De hecho, las reliquias de San Marcos llegaron a Venecia luego de que fueran robadas de la ciudad en la que se encontraban, que era Alejandría. Hoy costaría algo de imaginación relacionar Egipto y el Nilo con el cristianismo primitivo pero para la época Alejandría era una de las principales ciudades del imperio romano de oriente, centro religioso del cristianismo oriental y el Islam aún no había llegado a África.

Luego de hacerse con las reliquias de San Marcos, los venecianos decieron construir un templo acorde a la importancia de las mismas. Fue el nacimiento de la primera basílica de San Marcos, que se construyó a finales del siglo IX. Recién ciento cincuenta años más tarde comenzó a construirse la segunda iglesia, luego de que la primera fuera quemada en una revuelta en el año 975. La iglesia actual fue comenzada “recién” en el año 1063, y los constructores fueron traídos desde Constantinopla.
No es lo único que se trajo desde Constantinopla. Cuando la capital del imperio romano oriental comenzó a decaer, su antigua colonia comenzó a hacerse con algunos despojos del imperio bizantino. Islas aquí y allá pero también reliquias, esculturas y columnas. Los más famosos de estos despojos son las esculturas de los caballos de bronce, robados tomados del hipódromo de Constantinopla cuando los venecianos alentaron el saqueo de la ciudad durante la cuarta cruzada.
De todos modos, lo que vemos hoy en el exterior son réplicas, ya que las esculturas originales (cuyo origen aún se debate si es griego o romano) fueron retiradas del exterior y puestas a resguardo de las inclemencias climáticas para garantizar su preservación.

No hay comentarios: