Si
hay un aspecto que, a primera vista, puede parecer complejo en
Venecia, es el tema del transporte. ¿Cómo vas de Venecia a Murano?
¿De Murano a Burano? ¿De Burano a Lido? Parece complejo.
Afortunadamente, es mucho más simple de lo que parece. Venecia y la
región están surcadas por multitud de medios de transporte. Hay
góndolas, por supuesto, que son carísimas. Hay taxis acuáticos,
que son aún más caros todavía. Y hay vaporettos, que son una suerte de lanchas-colectivo que tienen paradas
establecidas, circuitos y horarios. Hay diferentes líneas y existe
la posibilidad de comprar pases diarios, semanales o lo que fuera. Si
vas a andar yendo de un lado para el otro, definitivamente, el paso
diario bien vale la pena.
Vaporetto
mediante se llega a Murano, una ciudad que hoy es una suerte de
satéite de Venecia pero que es una ciudad muchos más antigua. De
hecho, Murano fue fundada por los romanos en el siglo VI.
Hoy
la ciudad es conocida, principalmente, por sus maestros vidrieros, al
igual que Burano. El origen de esta relación es bastante antiguo. Ya
en 1291 la ciudad de Venecia, que por esa época dominaba Murano
desde cien años atrás, decidió que los vidrieros venecianos se
estableceran allí. Básicamente la decisión obedecía a dos
cuestiones. Por un lado, disminuir el riesgo de incendios en la
ciudad de Venecia. Por el otro, controlar a los vidrieros, que no
podían ausentarse de Murano sin autorización oficial. Puede parecer
difícil, pero mucho más complejo era controlarlos en Venecia, donde
existía un flujo comercial incontrolable.
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