sábado, 24 de febrero de 2018

Dos semanitas en Italia: Murano

Si hay un aspecto que, a primera vista, puede parecer complejo en Venecia, es el tema del transporte. ¿Cómo vas de Venecia a Murano? ¿De Murano a Burano? ¿De Burano a Lido? Parece complejo. Afortunadamente, es mucho más simple de lo que parece. Venecia y la región están surcadas por multitud de medios de transporte. Hay góndolas, por supuesto, que son carísimas. Hay taxis acuáticos, que son aún más caros todavía. Y hay vaporettos, que son una suerte de lanchas-colectivo que tienen paradas establecidas, circuitos y horarios. Hay diferentes líneas y existe la posibilidad de comprar pases diarios, semanales o lo que fuera. Si vas a andar yendo de un lado para el otro, definitivamente, el paso diario bien vale la pena.
Vaporetto mediante se llega a Murano, una ciudad que hoy es una suerte de satéite de Venecia pero que es una ciudad muchos más antigua. De hecho, Murano fue fundada por los romanos en el siglo VI.
Hoy la ciudad es conocida, principalmente, por sus maestros vidrieros, al igual que Burano. El origen de esta relación es bastante antiguo. Ya en 1291 la ciudad de Venecia, que por esa época dominaba Murano desde cien años atrás, decidió que los vidrieros venecianos se estableceran allí. Básicamente la decisión obedecía a dos cuestiones. Por un lado, disminuir el riesgo de incendios en la ciudad de Venecia. Por el otro, controlar a los vidrieros, que no podían ausentarse de Murano sin autorización oficial. Puede parecer difícil, pero mucho más complejo era controlarlos en Venecia, donde existía un flujo comercial incontrolable.

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