lunes, 26 de febrero de 2018

Dos semanitas en Italia: Florencia I

Florencia es el corazón, la capital y la mayor ciudad de Toscana. Toscana es una marca registrada en sí misma. Bueno, no realmente registrada pero casi. En Alemania, decir Toscana es sinónimo de buen vino (principalmente chianti), sol, clima apacible, campiña, viñedos y una serie de clichés que incluyen (casi) todas las cosas románticas de Italia con la notable excepción de las góndolas y los canales de Venecia y las ruinas romanas.
Región rica en antiguas ciudades-estado y repúblicas independientes, Toscana fue uno de los escenarios predilectos del Renacimiento italiano. Florencia y los Médici, Leonardo da Vinci, Dante Alighieri, las ciudades de Siena, Pisa, Lucca, todo lleva el sello de “hecho en Toscana”.
Sin embargo, como región podría decirse que Toscana es mucho más antigua. Muchísimo. De hecho, el nombre “Toscana” deriva de “Tuscia”. Tuscia, a su vez, viene de “Etruria”, que era el nombre que griegos y latinos (cuando Roma apenas figuraba en el mapa) utilizaban para referirse al país de los etruscos.

Por si te quedaste dormido/a en la clase de historia te hago el resumen. Los etruscos son uno de los grandes enigmas de la Italia antigua. Aparecieron cerca del año 1000 a.C. Nadie sabe a ciencia cierta de dónde venían pero se sabe que hablaban una lengua no indoeuropea, o sea que no pertenecía a la familia de idiomas de Europa, Rusia y la India. Dominaron la Etruria, que ocupaba más o menos la misma área que la Toscana actual, luego se expandieron pero entre los griegos, los cartagineses y los romanos los tuvieron cortitos, por lo que más adelante tuvieron que volverse a la Toscana casi casi con la cola entre las patas. Para el siglo V a.C. los estruscos ya estaban bastante arrinconados y doscientos años más tarde fueron conquistados por los romanos, quienes adoptaron algunos elementos propios de la cultura local. A nivel religioso, uno de los aportes de los etruscos al imaginario romano fue la interpretación de vísceras y señales divinas en el vuelo de los pájaros y cosas semejantes. En arquitectura el aporte fue también significativo, de ellos los romanos tomaron las cúpulas.
Si el origen de los etruscos es un misterio, el de Florencia, en cambio, no lo es. Hasta hay año de fundación y todo. Fue fundada en el 59 a.C. por un tal Julio César. No sé si lo tienen. Parece que en su época era un tipo bastante grosso importante. Al igual que tantas otras (Viena, Budapest, Bath), la ciudad nació como un campamento militar. Trescientos años más tarde el pueblo ya había crecido y se había convertido en un centro comercial y administrativo bastante importante.
Cuando el cristianismo empezó a extenderse por el imperio romano, Florencia aportó su mártir, San Miniato. Cuenta la leyenda que luego de ser torturado y decapitado, Miniato recogió su cabeza (sí, como lo leés) y se la llevó hasta su ermita en el monte, el lugar en el que hoy está la basílica de San Miniato al monte.
Después de la caída del imperio romano a finales del siglo V los ostrogodos y los bizantinos se la pasaron robándose la ciudad mutuamente una y otra vez. Recién en el siglo VIII se acabó el jueguito de tomas y dacas cuando Carlomagno la tomó. Florencia se incorporó al ducado de Toscana, cuya capital era Lucca hasta que a comienzos del milenio Florencia le birló robó el puesto.
Entre el año 1000 y el Renacimiento, Florencia creció en riqueza e importancia. La ciudad acuñó su propio dinero, el florín de oro. A falta de euros, francos o libras esterlinas, el florín se convirtió en la moneda internacional europea y los bancos florentinos fueron a lo largo de este período los más poderosos del viejo continente. La burguesía comercial y financiera ascendió unas cuántas posisiones en la escala social y la más rica de las familias de banqueros, los Médici, se hicieron con el dominio político de Florencia.
Para cuando comenzó el Renacimiento, Lorenzo de Médici contaba con tal cantidad de riquezas que era uno de los pocos (fuera de los reyes y papas) que podía permitirse realizarle encargos a Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Boticelli.
Con estos nombres está claro que el renacimiento dejó su huella en Florencia. La catedral y los innumerables palacios de los comerciantes dan cuenta de la riqueza de la ciudad en el período.
Sin embargo, quien se imagine un período de crecimiento y riquezas (para todos) se equivoca. Cuando hay dinero de por medio hay, también, vendettas, peleas, conflictos políticos y personales, descontentos de los más variados orígenes y todos los elementos necesarios para hacer del lugar una bomba de tiempo. Pero... de algún modo misterioso Florencia se las arregló para transitar el renacimiento con mil y un conflictos sin que su posición se viera directamente e inmediamente perjudicada por el bardo caos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que al final de cuentas Denis no hizo algo muy novedoso... ¿O él fue martirizado antes?

Nicolás dijo...

San Denis fue martirizado en el 272, San Miniato en el 250. Bueno, eso si los registros romanos y Wikipedia no se han confundido. Se ve que por la época se estilaban tanto la decapitación como los milagros de recolección de las cabezas por sus (ex) cuerpos. Y eso que aún no se habían inventado los zombies.