jueves, 26 de mayo de 2016

Bautzen (y el país de los sorabos)

En teoría habíamos decidido pasar el primer sábado de abril en un pueblo una pequeña ciudad que está a unos cincuenta kilómetros de Dresden en dirección a Polonia. De lo que nos enteramos después es que, en realidad, estábamos yendo a un mundo nuevo. ¿Cómo es posible? Si ni siquiera íbamos a salir de Sajonia. Paciencia, como todo, tiene su explicación.

En la actualidad casi el 85% de la población de Bautzen es alemana. ¿El 15% restante son inmigrantes? No. Bueno, quizás algunos sí, pero el 10% de los habitantes de la ciudad no lo son. Llevan ahí más tiempo que los alemanes. De hecho, la ciudad es su principal centro cultural. Bautzen es conocida como la capital cultural del pueblo sorbio. ¿Serbio? No, sorbio. Con o. Sorbio o sorabo, las dos palabras existen y se pueden usar indistintamente. Es un pueblo eslavo que cuenta con 90.000 hablantes, casi todos ellos en Alemania. El idioma está bastante emparentado con el checo y con el polaco, dos países que limitan, al sur y al este, con Sajonia.

A pesar de ser tan pocas las personas que hablan sorbio, se las han arreglado para que su idioma sobreviva. Y no sólo eso. Existen en la actualidad dos dialectos diferentes: el alto sorbio, que se habla principalmente en Bautzen y alrededores y el bajo sorbio, utilizado principalmente en Cottbus. Imaginarán que Cottbus no es un colectivo sino una ciudad. Es una ciudad de Brandenburgo, el estado con el que limita Sajonia en dirección al norte.

Lo curioso es que siendo Bautzen su capital cultural, no son mayoría. Tampoco su idioma es el único idioma eslavo hablado en la ciudad. También se habla polaco y checo. Y es que Bautzen (o Budyšyn en sorabo; Budyšín en checo o Budziszyn en polaco) ha formado parte sucesivamente del Ducado de Polonia, del reino de Polonia, del margraviato de Meissen, del reino de Bohemia, después de Hungría, más tarde del ducado –luego reino- de Sajonia y -para terminar la larga procesión- de Alemania.
La parte vieja de la ciudad se encuentra sobre una meseta que en el pasado fue fácilmente defendible desde la posición del castillo Ortenburg. Se supone que ya desde el siglo VI convivieron aquí asentamientos sorabos, germanos orientales y polacos. Sin embargo la primera mención que se hace sobre el pueblo es del año 1002. Primero quedó del lado polaco de la frontera y después, del germano, pasando de margrave en margrave y de duque en rey.

Como buena ciudad de frontera (sea del lado del que fuere) Bautzen solía estar en la primera línea de las batallas, por lo que pronto fue amurallada y vuelta a amurallar. Entre tanta muralla desarrollaron una afición especial por las torres.

Hablando de torres, si te parece que ésta está un poco inclinada, estás en lo correcto. A pesar de que es bastante obvio desde ciertos ángulos, desde otros el efecto pasa más desapercibido. Por ejemplo, cierto conocido dúo dinámico jamás notó la inclinación. Con la promesa de una vista panorámica del pueblo subieron, sacaron fotos y hasta se quedaron un rato arriba disfrutando del sol (milagro climático) y del viento. Todo eso sin notar la más ligera inclinación. Sólo luego de andar caminando por la ciudad un buen rato cayeron en la cuenta de que la torre en cuestión está relativamente ligeramente ladeada hacia un costado.
De base redonda o cuadrada, con piedras o de material, puede decirse que hay torres para todos los gustos. Torres y murallas, muchas de ellas, afortunadamente, bien conservadas.

Además de las murallas la ciudad tenía otra defensa: el río. Bautzen está ubicada en una especie de herradura fluvial. Supongo que el río no protegería tanto como la muralla pero algo es algo. Junto al río, como era de esperarse, se encuentra el pequeño puerto de los pescadores. 
Y por ahí nomás, la Hexenhaus (o sea, la casa de la bruja), que es la vivienda (preservada) más antigua de Bautzen. Para haber sido construida en 1604 se la ve bastante bien, ¿no? No sabemos qué facha habrá tenido la casa de la Cachavacha de Bautzen en el pasado pero en el presente no infunde mucho miedo que digamos.

Por si la ciudad no hubiera visto suficientes ejércitos de un lado al otro, en 1813 fue escenario de la batalla que lleva su nombre, entre Napoleón y el ejército prusiano. Más tarde, ya en 1945 la ciudad dio su nombre a otra batalla, esta vez entre los rusos y los alemanes, que venían retrocediendo.

Retrocediendo, pero no en el campo de batalla sino por las calles de la ciudad, llegamos a la plaza del mercado donde ¡sorpresa! se encuentra la Rathaus (la muni, como quien dice). Y atrás, asomándose, la torre de la catedral.
Hablando de la catedral, la catedral de Bautzen está dividida en dos, o sea, tiene dos altares, dos púlpitos, dos todo... Se trata de la primera iglesia bilingüe de Alemania donde se celebran misas -simultáneas- en alemán y en sorbio/sorabo. Nos preguntamos cómo harían para no interrumpirse ni molestarse. También si tratan de coordinar para terminar al mismo tiempo o no. De más está decir que la inquietud no fue tan grande como para quedarnos a oír ver una misa.
Como no podía faltar, también hay foto de la bóveda de la catedral. A esta altura habrán visto que alguien tiene una fascinación con los bóvedas góticas. Para variar, lo peor del caso es que ya no sabemos cuál de los dos es.

3 comentarios:

La dijo...

Se ve que el arquitecto de la torre no estaba muy sorbio que digamos

Anónimo dijo...

¡Qué linda ciudad! Todo lo que leo aquí sobre el sorabo me recuerda algunos fragmentos de un libro de Ítalo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Dos o tres capítulos podrían tener protagonistas de esa población.
Hermosas las catedrales y sus bóbedas

Nicolás dijo...

Pues tendré que leerlo entonces... aunque, por ahora, nuestro acceso a libros en español está ligeramente reducido :(