Así como
en español existen las mil y una iglesia, capilla o catedral de Nuestra Señora de más aquí o mas allá, en
francés tienen innumerables Notre Dame
de esto o aquello. Pues bien, en el mundo germanoparlante existen las Frauenkirche.
En
Dresden la iglesia más famosa es, a secas, LA
Frauenkirche. No le hace falta ningún apelativo ni nada. Es simplemente la
iglesia de la ciudad. La que se ve en las postales, la que sale en las fotos,
la que recibe procesiones de turistas.
En un principio
se trató de una pequeña iglesia románica que sufrió numerosas ampliaciones y
agregados. Hacia mediados del siglo XVI se transformó en la principal iglesia
luterana de la ciudad. Parece que hacia 1700 la iglesia no estaba pasando por
su mejor momento y cuentan los cronistas de la época que no resultaba
apropiada para las necesidades de los fieles. En aquel momento Dresden sí estaba pasando por uno de sus mejores
momentos; la explotación de las minas de Freiberg marchaba (literal y figurativamente)
sobre ruedas, Sajonia estaba en pleno proceso de expansión, la corona mantenía
el monopolio de la producción de la porcelana en Europa y, por si fuera poco,
el príncipe-elector de Sajonia había sido elegido rey de Polonia. En ese
contexto de bonanza no fue difícil recaudar el dinero para la construcción de
una nueva iglesia.
La “nueva”
Fruenkirche se construyó entre 1726 y 1743, siendo no sólo una de las mayores
iglesias luteranas de Europa sino también uno de los edificios de piedra arenisca más altos del mundo. Por
si fuera poco, además tenía -y aún tiene- la mayor cúpula de piedra al norte de
los Alpes. Es obvio por qué no tardó en convertirse en un símbolo de la ciudad.
Durante
la segunda guerra mundial fue destruida en su casi totalidad y la República
Democrática Alemana (también conocida como la Alemania Oriental) decidió dejar
las ruinas tal y como estaban para lidiar antes con necesidades más urgentes.
Por supuesto, en un principio tampoco supieron con claridad qué iba a pasar con
la suerte de la iglesia, o mejor dicho, con lo que quedaba de ella. Como en
(casi) todo, hubo idas y vueltas de proyectos, ideas y planes. Sin embargo, a
medida que los años iban pasando, el gobierno socialista no parecía incluir en
sus planes de limpieza y reordenamiento a la montaña de escombros de la
Frauenkirche.
En algún
momento comenzaron a inventariar las piedras y restos. Almacenaron y clasificaron cerca de 850
cascotes. Luego la tarea fue abandonada. Después de semejante brote de
germanidad parece que mostraron la hilacha… y usaron algunos de los escombros
(se cree que casi dos tercios) para
rellenar una parte de la costa del Elba.
En los
sesenta hubo un intento de limpiar la zona y hacer un parque, pero el
presupuesto se acabó antes de terminar la tarea y parece que a la población de
Dresden tampoco le gustó mucho la idea. Así que resolvieron hacer lo que se
hace en estos casos de controversia: nada. Dejaron los escombros en pleno
centro de la ciudad y se inventó como excusa decidió que fueran
conservados como un monumento contra la guerra, más o menos en la misma línea
que otras iglesias tanto de Alemania como de Europa en general.
Entre
finales de los setenta y principios de los ochenta el gobierno socialista
encaró la reconstrucción de algunos edificios simbólicos que habían quedado en
pie pero bastante arruinados por la guerra. La lista estaba encabezada por la
SemperOper, que es la ópera de Dresden, otro de los emblemas de la ciudad. Seguían el
Residenzschloss y había planes para que la tercera obra fuera la Frauenkirche.
Sin embargo no fue hasta la reunificación cuando el proyecto se sacudió el
polvo.
En 1994
comenzaron la reconstrucción de la iglesia y en 2004 la Frauenkirche fue reinaugurada. El proceso de reconstrucción incluyó
el uso de algunas de las piedras originales, que son las que se ven en las
fotos con un color más oscuro. Me hace sentir como un dinosaurio pero en mi época, cuando estuve en Dresde por
primera vez, las obras de reconstrucción estaban más cerca de su comienzo
que de su final. La silueta del edificio era apenas imaginable y todo a su
alrededor había estantes con piezas ordenadas y catalogadas.
Con esta
será la segunda vez que lo diga … como en todo, el proceso de reconstrucción no
estuvo exento de polémicas. Por un lado estaban quienes defendían la idea del
monumento conmemorativo. Por otro, los historiadores y especialistas en
arquitectura que señalaban que los constructores usaban restos de piezas sin
criterio real, poniéndolos en cualquier lugar, además de estar construyendo con
técnicas y materiales modernos. Sin embargo la obra siguió adelante y,
sorpresivamente (al menos para mí), hasta se dieron el lujo de terminarla unos
meses antes de lo previsto.
2 comentarios:
Impresionante la foto de las ovejas
Totalmente. Y es que una cosa es tener una montaña de escombros en pleno centro de la ciudad y otra es tener una montaña de escombros con un prado y un rebaño ovejas en pleno centro.
Publicar un comentario