martes, 28 de junio de 2016
Viena. Capítulo 3
Para 1910 Viena supera los dos millones de habitantes, y se transforma en la tercera ciudad más poblada de Europa, por detrás de París y Londres. En aquel entonces era la capital del imperio austrohúngaro. Seguramente habrá quien recuerde que el imperio en cuestión solía ser descrito como un mosaico cultural. Ciertamente es una expresión llena de pintoresquismo para algo que definitivamente
Para 1916, justo
antes de su
Todos riendo despreocupadamente. A mí me genera más bien la imagen de suntuosa fiesta en la que la banda sigue tocando mientras el Titanic
La ciudad aún conserva
muchos de estos edificios, entre ellos, el pabellón de la Sezession, que fue
utilizado para dar a conocer las obras de los miembros del movimiento. Paciencia, ya habrá una entrada con este tema.
Para después de la primera guerra la ciudad se
encontró en una situación totalmente nueva y atípica. Por primera vez desde
1279 no había ningún Habsburgo al mando y el país había sido subdividido en el
Tratado de Versalles, con lo que la otrora capital imperial se transformaba en
la capital de un pequeño país de la Europa central. Más allá del plano
psicológico esto tuvo un impacto real en la ciudad. Además de perder su
posición como gran capital, por primera vez vio disminuir (y de manera notable)
su población. De hecho, jamás volvió a alcanzar la población que tenía antes de
la primera guerra mundial.
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