Los
estados federales que componen Alemania son -en teoría- dieciseis. Algunos fueron
primero ducados y luego reinos (Baviera, Sajonia), otros fueron
electorados, margraviatos (o alguna otra entelquia administrativa
nobiliaria, como Brandenburgo, Hesse o Turingia)... También están los que surgieron de la fusión de ducados con tradiciones similares
(Baden-Württenberg), los que fueron ciudades hanseáticas cuasi
independientes por siglos (Bremen, Hamburgo) y los que son,
simplemente, un agregado de entidades más o menos relacionadas
entre sí (Baja Sajonia, Renania del Norte-Westfalia). También hay
otra ciudad que es su propio estado, aunque históricamente haya
pertenecido a Brandenburgo primero y luego a Prusia: Berlín.
Por
lo visto hay estados con las más diversas tradiciones y pasados. Y
además de los dieciseis estados alemanes está el estado
“honorario”, el que los alemanes llaman el décimo séptimo,
Mallorca...
Que
ningún español (ni española) se ofenda, pero al parecer Alemania
reclama la anexión de las islas baleares, sino en los papeles, al menos en el terreno humorístico. Y es que alemanes y
alemanas sienten una verdadera devoción por Mallorca. En honor a la
verdad hay que decir que no son de los únicos. Hay quien dice,
incluso, que la pertenencia de Mallorca estaría disputada con
Inglaterra y que la isla se divide entre la zona que le
correspondería al Reino Unido y la que, a fuerza de turistas e
inversión, debería ser gobernada por la Merkel.
Alguna
vez hablé sobre la fascinación que ejerce el mundo del sur en
el imaginario germánico. Italia, España, eventualmente Grecia...
Pero de entre todos los rincones habidos y por haber, Mallorca
pareciera ser el que encabeza la lista de preferencias.
¿Pero
por qué? Misterio de la humanidad. Bueno, no tanto. Sol, playa, buen
clima, veranos cálidos, inviernos suaves, cielo azul, arenas
blancas... Algunos sumarían los all-inclusive
a
la lista de atracciones. Es un punto discutido. Están quiénes aman este tipo de turismo (playa+pileta del hotel+consumo cuasipermanente de sustancias, la mayoría alcohólicas) y quienes le escapan y aclaran que cuando viajan a la isla NO se alojan en este tipo de establecimientos.
Tampoco hay que olvidar el factor culinario. Las tapas, el jamón serrano, la paella, las rabas y otras especialidades son bien conocidas por estas latitudes. Y si bien la cocina alemana suele caracterizarse por una (sobre) abundancia del cerdo, los wurst, el chucrut y la papa, parece que el cambio (¡y la variedad!) son más que bienvenidos.
Como Mallorca es grande pareciera que hay lugar para (casi) todos/as... Los destinos para quienes quieren combinar playa con trekking, los/as que prefieren bares, boliches y fiestas, las familias que buscan playas más tranquilas, los/as más alternativos/as, los/as hipsters... y por supuesto, para quienes se internan en el all inclusive y que prácticamente carecen de cualquier contacto con la España real, la que está fuera del hotel.
La cuestión es que sin importar la estación (aunque claro, el verano siempre supone un verdadero éxodo hacia la isla) Mallorca ejerce una atracción sin igual sobre el mundo germánico y en pleno verano su aeropuerto es el que recibe la mayor cantidad de vuelos (¡en el mundo!) procedentes de Alemania. ¿Presentará la Mutti ("la Mami", que es como le dicen a la Merkel por aquí) el pedido oficial de incorporación de Mallorca a la República Federal de Alemania? Por ahora no parece. Por lo pronto, Unión Europea mediante, tampoco parece ser necesario. Ya veremos cómo se las arrgelan en Inglaterra para sostener su pretención pos Brexit...
2 comentarios:
Lo que no fue...
Perdón, el comentario anterior es para el asunto fotos.
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