Número uno. El mercado. Como otras ciudades europeas, en la ciudad hay
una plaza del mercado. En la plaza de mercado suele haber, sorpresa, mercados.
Dependiendo de la ciudad (y la plaza) puede ser una o dos veces por semana y
tener los mismos puestos semana a semana o bien mercados temáticos. Aquí la
Altmarkt Platz (la plaza del mercado
viejo) tiene mercados estacionales; el mercado de navidad, el mercado de
otoño, el mercado de telas, el mercado de productos franceses, etcétera, etcétera.
Otras plazas y parques también tienen sus ferias
donde hay frutas, verduras, plantas y flores, carnes, pescado, fiambres, ropa y
puestos para comer algo al paso.
Número dos. El super. Los supermercados suelen ser más bien pequeños o
medianos y se encuentran distribuidos por toda la ciudad. Es raro ver grandes
hipermercados (para comida al menos, en otros rubros sí los hay). Como en
Argentina se caracterizan por tener edificios más bien feuchos. Lo curioso es
que a veces dos supermercados suelen compartir el lote y el estacionamiento.
Número tres. E-bay. (No E-bay a secas sino E-bay pequeños anuncios). Suele haber una tendencia bastante pronunciada
de consumir hasta por los codos. Muchos alemanes suelen ser consumistas,
algunos a niveles insospechados. Ergo, deben desprenderse de las cosas que
quieren reemplazar con las nuevas compras. Todas esas cosas suelen tener dos
destinos: la basura o E-bay. Ahí se vende a precios irrisorios o se regala de
todo. Heladeras, lavarropas, muebles, cubiertos, mesadas, ropa, lámparas. De
todo. Atentos a la compu hemos ligado “gratis” vía E-bay mesas, sillas,
cubiertos, vasos, tazas, lámparas…
Número cuatro. Mercado de bebidas. Son como una especie de supermercado
donde la gente va a comprar bebidas. Cervezas, gaseosas, aguas… y cosas para
tragos, tipo granadina o vodkar, aunque en general no tienen una gran variedad
de vinos ni de licores. Los supermercados comunes también venden bebidas pero
por alguna razón estos mercados siguen teniendo su público.
Número cinco. Florerías. Las hay en todos los barrios. Con plantas y
flores de estación que siempre están, misteriosamente, llenas de pimpollos, sin
importar la época del año. Y siempre tienen orquídeas que explotan de flores. Son
una verdadera pasión por estos pagos. Los alemanes compran plantas y flores, ya sea para decorar su casa
como para llevar cuando son invitados/as (es una tradición con mayúsculas, al menos
entre la gente que ya terminó la universidad).
Número seis. Panaderías. También las hay al por mayor. Con quichicientos
tipos de pan, un producto que también ofrecen los supermercados, todos ellos
con producción propia. Hay una variedad exageradamente inmensa. Antes de poner
un pie en la panadería hay que saber qué es lo que se quiere. Y aunque parezca
fácil, no hay que dejarse engañar. Panes y pancitos difieren en tamaño,
cereal, forma, semillas… En el super hasta hay máquinas para cortarlos en
rebanadas.
Número siete. Ikea. Obvio, cómo vamos a extrañar Ikea. No porque
compremos tantísimas cosas. Es cierto, hay de todo, (casi) todo super barato y (nuevamente) casi todo con onda o diseño pseudo escandinavo. Mesadas,
muebles (demasiados), cubiertos, vasos, tazas, cortinas, alfombras, línea
blanca, toallas, decoración, plantas, herramientas... Lo que suele ocurrir es
que después uno ve las mismas cosas en casi todos lados, especialmente en casas
de estudiantes o afines. E-bay también rebosa de productos de Ikea. Pero es
obvio por qué; lleva precio, diseño, marca y (relativa) calidad.