lunes, 3 de octubre de 2016

Brujas. Segunda parte

Una postal infaltable de la ciudad la constituye la torre del campanario, que tiene un carillón con más de cuarenta y ocho campanas. Contra todo pronóstico, en Flandes, los edificios de los campanarios -se les llama Belfort- no son ni fueron municipalidades. Eran específicamente campanarios con una función de vigilancia, alerta y, también, tenían como finalidad marcarle el ritmo de vida a los habitantes de la ciudad. Además servían como mercado, lugar de reunión de los gremios y espacio de intercambio.
Subir lleva un rato y sin ser terriblemente caro, no es un regalo. Pero, al final se tiene una vista única de la ciudad que bien vale la pena. 
Otro de los clásicos es la iglesia de Nuestra Señora. Con su torre de más de 122 metros de altura, alberga además la única escultura de Miguel Ángel que salió de Italia en vida del escultor. Obvio que, conscientes de la joyita, te cobran entrada aparte para verla. 
La siempre visible torre de la iglesia de Nuestra Señora

La catedral de San Salvador y la Basílica de la Sangre Santa (o algo así) y la Iglesia del Santo Sepulcro completan parte del panorama eclesiástico de Brujas.
La basílica toma su nombre de la reliquia de la sagrada sangre que trajo Thierry de Alsacia de la segunda cruzada. Como se suponía que contenía restos de la sangre de Jesús, se la veneró y los condes de Flandes le construyeron esta basílica en el siglo XII.

Que cómo llegaron a creerse que podía ser la sangre de Jesús lo que contenía la reliquia... pues eso no lo sé. Pero seguro que alguien hizo un lindo negocio. De hecho, para la época, la industria de las reliquias era una de las más prósperas. Astillas de la cruz, huesos de santos, restos de apóstoles y sudarios al por mayor pululaban entre Europa y Medio Oriente, asegurando unas ganancias nada desdeñables.
Actualmente la reliquia sale de rotation peregrinación una vez al año en un evento en el cual suelen desfilar más de 1600 personas disfrazadas ataviadas a tal efecto.
En la plaza Burg se encuentra otro de los clásicos, la municipalidad, un edificio gótico que se comenzó a construir en 1376 y se terminó tan sólo cuarenta años después.
La municipalidad, más gótica, imposible
Por último, la Corte Provincial, en la plaza del mercado. No hay que dejarse engañar, éste es de fines del siglo XIX. Al menos tuvieron la decencia de construir algo que no desentonara con el resto de la ciudad.

A todo esto imagino que nadie se sorprenderá si les digo que desde el año 2000, el centro de la ciudad fue declarado patrimonio mundial de la humanidad. Pero el redescubrimiento de la ciudad es mucho más antiguo. En realidad, ya desde el siglo XIX hubo un renovado interés turístico por la ciudad, que pronto se transformó en un importante destino dentro de Europa. Parece que el negocio les funciona ya que en la actualidad se calcula que unos dos millones de turistas la visitan por año.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Reliquias antiguas y municipalidad gótica ...
Pero ya lo decía Umberto Eco en Baudolino, o mejor, Baudolino mismo: "Es la fe la que hace verdaderas a las reliquias, y no las reliquias quienes hacen verdadera la fe" (más o menos)
Bella Brujas, aunque signifique "Puente" en realidad. Muy lindas fotos como siempre.

Historia de Segundo año dijo...

Cien por ciento de acuerdo... y se ve que tenían fe de sobra como para comprarse el cuento de que en el siglo XII alguien iba a tener en un tubo de vidrio la sangre de Jesús. Y no sólo eso sino que ése alguien estaba dispuesto a venderla por un precio que excedió, con mucho, al de la construcción de la capilla.