sábado, 15 de octubre de 2016

Primer día de clases

Este septiembre (léase, el mes pasado) no sólo mis estudiantes de español de la Volkshochschule volvieron a clases luego de unas largas vacaciones. Su profesor hace lo propio, no sólo como docente sino también como estudiante. Sí. Volví a tomar un curso de alemán. Pufffff.

Lunes a viernes, de nueve de la mañana a una y cuarto de la tarde. Duración del curso, dos meses y una semana. Parece un tiempo considerable como para hacer que mi alemán mejore considerablemente. O al menos, en la teoría es lo que debería ocurrir.

El primer día quedó claro que se trata de un curso bastante numeroso y variado. Tres chicos y una chica de Siria, dos chicas de China, una polaca, una checa, una moldava, una rusa, una ucraniana, una peruana y yo. Y Birgitt, nuestra profesora. A simple vista la composición del grupo se parece un poco al de mi grupo de B1, claro que acá faltan algunas ucranianas y rusas, que eran la primera minoría de mi curso anterior.

La dinámica incluye trabajo individual, en grupos de a dos o de a tres y conversación colectiva. A los cinco minutos de empezar está claro que esos momentos de conversación serán usados a modo de terapia colectiva. El hecho de que el primer tema de nuestro libro sea patria e inmigración no hace más que acentuar la tendencia.

A la media hora ya no quedan dudas acerca de quién hablará más y quien menos. Imagino que nadie se sorprenderá si digo que estoy entre los más conversadores. Aunque, ciertamente, hay quienes me superan. Holgadamente.  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Genial!
Empezar las clases si que es "empezar". Parece un curso superintensivo. Muchos éxitos y a seguir hablando.

Nicolás dijo...

A más de un mes del comienzo de clases puedo decir que sí, es un curso superintensivo, efectivamente. ¿o debería decir super-mega-archi?