lunes, 17 de octubre de 2016

Segundo día de clases

Tema del día: malentendidos culturales. Obvio, la dinámica de terapia grupal nos lleva a contar experiencias propias y ajenas sobre cosas que no logramos comprender de Alemania. Y no sólo de Alemania. También sobre otras culturas, o cosas sobre nuestro país que otros/as encuentran difíciles de entender.

Por ejemplo, algunos/as indios/as suelen llegar a Alemania con la intención de preservar su sistema de castas. Eso quiere decir que disponen de compañeros/as de trabajo de castas inferiores como si se tratara de asistentes. Cambiame el turno, traeme un té, dejame usar esto, ayudame con lo otro, lo que fuera. Obviamente se les suele explicar que acá tal tipo de comportamiento no es aceptable.

Por alguna razón, en Siria -y posiblemente en países vecinos- que una mujer se cruce de piernas habiendo hombres mayores que ella es considerado como una conducta maleducada. Claro está, si la mujer fuera la mayor del grupo, puede hacer lo que le plazca sin que nadie se ofenda.

En China no está permitido besarse públicamente, menos que menos si no se está casado.

En Turquía, levantar las cejas equivale a decir no, lo siento.

En algunas regiones de Rusia es tan poco frecuente que una mujer le dé la mano a un hombre que cuando alguna extranjera atina a hacerlo, los rusos desconcertados suelen terminar besándole la mano.

En China -de nuevo- está muy mal visto que una persona le responda negativamente a su jefe. Imaginarán que muchos gerentes y jefes se aprovechan de la situación para pedirles a sus empleados/as que se queden hasta más tarde o hagan horas extra no remuneradas. Por otro lado, cuando un jefe alemán le pregunta a un chino si está todo claro, normalmente recibe un por respuesta, aún en el caso en que el otro no haya entendido ni mu de lo que tiene que hacer.

Cuando se les explica a algunos/as indios/as que en Alemania no hay un sistema de castas y que nadie pertenece a una casta específica, hay quien suele deducir que, por ende, en Alemania son todos/as unos desclasados/as y que, en consecuencia, deberían obedecer.

Si alguien quiere invitar a un ucraniano/a a casa, mejor que le cocine algo fresco. Cocinar para otros es un hábito tradicional y se considera bastante descortés ofrecer comida que no el/la anfitrión(a) no haya cocinado para la ocasión. Tampoco vale descongelar algo que hiciste la semana pasada.

Una conocida. En Alemania, cuando vas a visitar a alguien y no sabés que llevar, lo políticamente correcto sería llevar flores, más aún si no hay mucha relación con la persona que te invita.

En cierto país es tradición que no te ofrezcan más bebida cuando se agradece haber sido convidado. Un momento. Eso es lo que pasa con el mate. Ups.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Cuántas particularidades! Me encantó.