Tema del día: malentendidos culturales. Obvio, la dinámica
de terapia grupal nos lleva a contar experiencias propias y ajenas sobre cosas
que no logramos comprender de Alemania. Y no sólo de Alemania. También sobre
otras culturas, o cosas sobre nuestro país que otros/as encuentran difíciles de
entender.
Por ejemplo, algunos/as indios/as suelen llegar a Alemania
con la intención de preservar su sistema de castas. Eso quiere decir que
disponen de compañeros/as de trabajo de castas inferiores como si se tratara de
asistentes. Cambiame el turno, traeme un
té, dejame usar esto, ayudame con lo otro, lo que fuera. Obviamente se les suele
explicar que acá tal tipo de comportamiento no es aceptable.
Por alguna razón, en Siria -y posiblemente en países
vecinos- que una mujer se cruce de piernas habiendo hombres mayores que ella es
considerado como una conducta maleducada. Claro está, si la mujer fuera la
mayor del grupo, puede hacer lo que le plazca sin que nadie se ofenda.
En China no está permitido besarse públicamente, menos que
menos si no se está casado.
En Turquía, levantar las cejas equivale a decir no, lo siento.
En algunas regiones de Rusia es tan poco frecuente que una
mujer le dé la mano a un hombre que cuando alguna extranjera atina a hacerlo,
los rusos desconcertados suelen terminar besándole la mano.
En China -de nuevo- está muy mal visto que una persona le
responda negativamente a su jefe. Imaginarán que muchos gerentes y jefes se
aprovechan de la situación para pedirles a sus empleados/as que se queden hasta
más tarde o hagan horas extra no remuneradas. Por otro lado, cuando un jefe
alemán le pregunta a un chino si está todo claro, normalmente recibe un sí por respuesta, aún en el caso en que
el otro no haya entendido ni mu de lo
que tiene que hacer.
Cuando se les explica a algunos/as indios/as que en
Alemania no hay un sistema de castas y que nadie pertenece a una casta
específica, hay quien suele deducir que, por ende, en Alemania son todos/as
unos desclasados/as y que, en consecuencia, deberían obedecer.
Si alguien quiere invitar a un ucraniano/a a casa, mejor
que le cocine algo fresco. Cocinar para otros es un hábito tradicional y se
considera bastante descortés ofrecer comida que no el/la anfitrión(a) no haya
cocinado para la ocasión. Tampoco vale descongelar algo que hiciste la semana
pasada.
Una conocida. En Alemania, cuando vas a visitar a alguien
y no sabés que llevar, lo políticamente correcto sería llevar flores, más aún
si no hay mucha relación con la persona que te invita.
En cierto país es tradición que no te ofrezcan más bebida cuando
se agradece haber sido convidado. Un momento. Eso es lo que pasa con el mate. Ups.
1 comentario:
¡Cuántas particularidades! Me encantó.
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