lunes, 3 de abril de 2017

Finde largo en las Sajonias: Torgau

Fin de semana largo y una pregunta que se repite. ¿Qué hacemos? Así surgió la idea de dar una vuelta por las Sajonias. Alemania tiene tres estados federales que se llaman Sajonia. Sajonia (a secas) que es donde vivimos nosotros, Sajonia-Anhalt y Baja Sajonia. Sajonia-Anhalt está justo al norte de (¿nuestra?) Sajonia y agrupa, básicamente, territorios de Sajonia y Mainz que Prusia se apropió luego de la guerra de los treinta años, las guerras napoleónicas y el Congreso de Viena. En cambio, Baja Sajonia es la zona del noroeste de Alemania sobre la costa del Mar del Norte. Esta nos queda notablemente más lejos, así que para un finde largo, mejor limitarnos a Sajonia y a Sajonia-Anhalt.

El recorrido que terminamos armando se parece bastante a la ruta de Lutero: Torgau, Wittenberg, Magdeburg, Haale y Deliztsch. No es que querramos particularmente seguir los pasos del padre de la reforma protestante pero bueno, si te metés en la región en la que nació y vivió, lo más probable es que termines visitando varios de los lugares en los que estuvo.

Primera parada: Torgau. Como buena parte de la región, la zona vio llegar a los germanos, luego a los eslavos y, a partir del siglo X, a los germanos nuevamente.
En el caso de Torgau, la ciudad se remonta al último período de ocupación eslava. Entre el siglo X y el XI el castillo eslavo de madera fue reemplazado por uno de piedra y a partir del año 1119 el pueblo ya contó con un mercado.
 La plaza del mercado con la municipalidad renacentista. Un clásico de los pueblos sajones.
Al ser el castillo de Hartenfels una residencia del duque de Sajonia, la ciudad de Torgau quedó rápidamente incorporada en el circuito residencial de la corte. Es decir, pasó a ser una de las residencias en las que los duques se establecían momentáneamente para gobernar. Y normalmente, con los duques solían venir la corte y sus protegidos.
Por doscientos años Torgau perteneció a los duques de Sajonia-Wittenberg. Luego, a los de Sajonia, y cuando los hermanos Ernest y Albrecht se dividieron el ducado de su padre en 1485, Torgau (al igual que Wittenberg) quedó del lado de los ernestinos. Sin embargo eso estaba por cambiar.
El castillo de Hartenfels. Arriba, la entrada principal con el puente sobre la fosa de los osos (aún tienen tres osos que viven ahí). Abajo, el patio con la escalera renacentista.
En la historia regional es todo un tema. La división entre albertinos y ernestinos, la partición de Sajonia y cuando los albertinos se aliaron a los austríacos en contra de sus primos ernestinos. El tema les encanta y hasta hay todo tipo de bromas y chistes. Digamos que Torgau quedó de un lado y después de ciertas alianzas raras, uno de los primos le terminó birlando la región al otro. Nada del todo extraño para los manejos de la política, ya sea la de la edad media o la de más acá.
La escalera renacentista en el patio interior, joya del castillo y principal atracción del pueblo.
Entre tanto, Lutero visitó la ciudad en sucesivas ocasiones y hasta se instaló por un tiempo. Parece que gustaron tanto sus doctrinas que algunos terminaron siendo más papistas que el papa. O, mejor dicho, más luteranos que Lutero… Algunos de sus seguidores se radicalizaron un poquito y, siguiendo la prohibición de rezarle a las imágenes, terminaron destruyendo todas las pinturas y esculturas religiosas que encontraron a su paso.
Lutero terminó rompiendo con este grupo, expulsándolos de Torgau y, llegado el caso, aconsejando a duques y príncipes reprimirlos sin mucho miramiento. A la larga, mostrar la hilacha no es monopolio ni de unos ni de otros…
Tanto Lutero como Thomas Melochthon (el otro gran teórico de la reforma luterana) volvieron a Torgau en sucesivas ocasiones, entre ellas, para redactar la Fórmula de la Concordia, que es algo así como el ABC de la doctrina luterana.
Pero no sólo de Lutero vive el turismo en Torgau. También la ciudad asistió a un encuentro histórico. No ya de líderes religiosos sino de ejércitos. ¿Por qué? En Torgau fue donde los ejércitos soviético y estadounidense se encontraron por primera vez en la segunda guerra mundial.

El 25 de abril de 1945 ambos ejércitos se encontraron, se dieron la mano y hasta parece que celebraron juntos. Por primera vez las fuerzas militares rusas se vieron cara a cara con los yanquis. Y por extraño que parezca, ocurrió en Torgau.  
A la izquierda, el memorial del encuentro de los dos ejércitos en el 45. A la derecha, el cementerio ruso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesantísima toda la historia. Como reflexión completamente básica puedo decir que cada Lugar es un Mundo.
Hermosas fotos como siempre.

Nicolás dijo...

Es divertido porque habiendo existido por más de seiscientos, setecientos u ochocientos años, todos los pueblos tienen alguna historia que contar o algún motivo para "quedar en la historia", aunque a veces sea medio tirado de los pelos...