sábado, 1 de abril de 2017

Supermercado, países y cosas que se extrañan II

Cosas (de Alemania) que vamos a extrañar en el super (en Argentina)

Ñoquis rellenos. No cuestan mucho, se hacen en cinco minutos y siempre te ayudan a salir del paso. Y el relleno está realmente bueno.

Yogures. Puffff. De todas las texturas y colores imaginables. Para beber, griego, normalito, extra cremoso. De frutilla, vainilla, coco, pera, manzana, ciruela y canela, mango, mango-guayaba, durazno-maracuyá, damasco, sauco, banana, limón, mandarina y naranja, naranja y caqui, granizado con chocolate, frutos salvajes, cereza, lima y limón, frambuesa, ¡y hasta de pera-membrillo! Esencialmente, de lo que quieras a precios super accesibles.
Chocolates.
No hay ningún super que se precie de tal que no tenga una variedad de chocolate, chocolatines y bombones considerable. Mientras que en Argentina el super suele vender chocolate de taza y luego un par más de tabletas, acá hay muchísimo de donde elegir. Y si no vas al más barato, seguramente tengas after eight, chocolates Lindt en sus más diversos sabores y variedades (incluye marroc, naranja, avellanas, crema de caramelo ¡y hasta cereza con ají!) y una inabarcable cantidad de bombones.

Quesos.
Otro producto que por estos pagos tiene buena calidad a precios relativamente bajos. Como siempre, hay de todo. Pero por comparativamente poco dinero es posible comprar toda una gama de quesos con sabor (¡y olor!) que van mucho más allá del queso mantecoso.

Estabilidad. 
Hay productos que tienen precios estacionales, o que van fluctuando de a poco. Están las ofertas y las promociones. Pero la mayoría de los productos cuestan lo mismo que cuando llegamos a Alemania, un año y medio atrás. Con ciertas cosas es fácil saber. Los yogures que compramos usualmente, el Nutella, el precio por kilo de los quesos habituales.En un año ninguna de esas cosas cambió de precio. ¡Ni un centavo!

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