Copenhague
o, en danés, København (con la O tachada y todo) es desde principios del siglo XV la capital
del reino de Dinamarca.
Antes de eso fue un pueblito
perdido allá lejos y hace tiempo, cuyo nombre original significaba algo así
como puerto de los mercaderes.
Tradicionalmente Adam de Bremen asumió
que la fundación del pueblo estuvo dada por la construcción en el siglo XII de
una fortaleza de madera por orden de Absalon, obispo de Roskilde y Señor Feudal
del lugar. Claro que hoy en día ya no parece tan claro que Adam tuviera la
posta ya que se han encontrado restos de casas del siglo XI.
El obispo Absalon no sólo se
concentró en la construcción de la catedral de Roskilde sino que también se
encargó de cristianizar al resto de la población de su señorío, incluido el
puerto de los mercaderes. Se supone que él mismo mando a construir la iglesia
de Santa María en Copenhague.
Claro que mientras ganaba
importancia, el pueblo entró en disputa con la Liga Hanseástica, cuyos miembros
no querían pagar los derechos de aduana de Copenhague.
El siglo XV fue, definitvamente,
una buena época para el puerto de mercaderes y pescadores. Eric de Pomerania
mudó su residencia oficial al castillo de Copenhague y, por si fuera poco, en
1479 el rey Christian I inauguró la universidad local, la más antigua
de Escandinavia.
A pesar de que las guerras entre
católicos y protestantes pusieron a la ciudad en jaque más de una vez,
Copenhague siguió creciendo a lo largo del siglo XVI, como evidencian las
torres de las iglesias construidas en esta época como así también el edificio
de la Bolsa.
La Bolsa de comercio, con su torre inconfundible compuesta por las colas entrelazadas de tres dragones
Siguiendo el modelo holandés, las
defensas de los nuevos barrios se planearon a través de una serie de muelles,
canales, esclusas y fortificaciones.
En honor a la verdad, no sólo a la
hora de pensar las defensas siguieron el modelo holandés. Buena parte de la
arquitectura danesa tradicional se encuentra a caballo entre la influencia de
los Países Bajos y la estética de los puertos hanseáticos de los mares del
Norte y Báltico.
Rosenborg Slot, antigua residencia de verano de los reyes de Dinamarca
De este período es también el
Rosenborg Slot, el castillo de Rosenborg, que se encuentra en el parque del
mismo nombre y que inicialmente fue pensado como un palacio de verano. Claro
que lo que estaba en el Renacimiento en las fueras de la ciudad hoy es
casi-casi pleno centro.
También del siglo XVII es el
Nyhavn, que en danés significa puerto nuevo. Nuevo era en 1673, cuando
se inauguró.
Hoy, más allá de algún que otro barco, es una zona conocida por sus bares y restaurantes. Y bueno, también hay que decirlo, especialmente atractiva para los/as turistas por obvias razones.
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