sábado, 3 de junio de 2017

Los restos de Año Nuevo, un mes y medio después

En general, con la rara de excepción de los puchos, los/as alemanes/as suelen ser bastante limpios/as a la hora de andar por la vía pública. No me pregunten por qué tienen la rara sensación de que una colilla no es basura, pero es así nomás. Donde la apagan, queda. Por el resto, no suelen tirar papeles por la calle, separan la basura con cierta meticulosidad y (casi) nadie miraría para otro lado a la hora de juntar los regalitos de sus perros.

Alguna vez conté (y si no lo hice debería haberlo hecho) que, sin embargo, tanto esmero y meticulosidad requieren de una suerte de catarsis. Hay un día en el que –para compensar tanto orden- dejan todo tirado. Más que un día, una noche. La de año nuevo, cuando salen a festejar, encordarse y tirar fuegos artificiales a diestra y siniestra.

Y claro, a la noche de año nuevo sigue el feriado correspondiente. Luego viene, por supuesto, el segundo feriado, porque no se puede ir a trabajar después de un día feriado. La cuestión es que recién el tres de enero puede que alguien se anime a comenzar la limpieza de los restos de año nuevo. Claro que para entonces puede que ya sea tarde. ¿Por qué? Porque es bastante probable que mientras tanto hayan comenzado (o seguido) las nevadas. Como resultado, las botellas, las cañitas voladoras y los restos de petardos se ven sepultados (y subsiguientemente conservados) en nieve.

Suele ocurrir que después de la nevada baje la temperatura y entonces la nieve termine congelándose. Si pasa como este año y luego de la primera gran nevada vuelve a nevar y a bajar la temperatura a -10 o -12, bueno, lo más probable es que la nieve se conserve mucho, mucho tiempo.

De hecho, a nuestro regreso de España aún seguía habiendo restos de hielo aquí y allá. Restos que, producto del milagro climático de haber gozado de tres días seguidos de sol, comenzaron a derretirse rápidamente. Y con la desaparición del hielo ocurrió la reaparición de los restos del año nuevo. ¡Claro que sí! Un mes y medio después las cañitas voladoras y los restos de petardos y pirotecnia varia siguen ahí. Los restos del año nuevo que ya nadie quiere limpiar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy literario