En general, con la rara de excepción de los puchos, los/as
alemanes/as suelen ser bastante limpios/as a la hora de andar por la vía
pública. No me pregunten por qué tienen la rara sensación de que una colilla no
es basura, pero es así nomás. Donde la apagan, queda. Por el resto, no suelen
tirar papeles por la calle, separan la basura con cierta meticulosidad y (casi)
nadie miraría para otro lado a la hora de juntar los regalitos de sus perros.
Alguna vez conté (y si no lo hice debería haberlo hecho)
que, sin embargo, tanto esmero y meticulosidad requieren de una suerte de
catarsis. Hay un día en el que –para compensar tanto orden- dejan todo tirado.
Más que un día, una noche. La de año nuevo, cuando salen a festejar, encordarse
y tirar fuegos artificiales a diestra y siniestra.
Y claro, a la noche de año nuevo sigue el feriado correspondiente.
Luego viene, por supuesto, el segundo feriado, porque no se puede ir a trabajar
después de un día feriado. La cuestión es que recién el tres de enero puede que
alguien se anime a comenzar la limpieza de los restos de año nuevo. Claro que
para entonces puede que ya sea tarde. ¿Por qué? Porque es bastante probable que
mientras tanto hayan comenzado (o seguido) las nevadas. Como resultado, las
botellas, las cañitas voladoras y los restos de petardos se ven sepultados (y
subsiguientemente conservados) en nieve.
Suele ocurrir que después de la nevada baje la temperatura
y entonces la nieve termine congelándose. Si pasa como este año y luego de la
primera gran nevada vuelve a nevar y a bajar la temperatura a -10 o -12, bueno,
lo más probable es que la nieve se conserve mucho, mucho tiempo.
De hecho, a nuestro regreso de España aún seguía habiendo
restos de hielo aquí y allá. Restos que, producto del milagro climático de
haber gozado de tres días seguidos de sol, comenzaron a derretirse rápidamente.
Y con la desaparición del hielo ocurrió la reaparición de los restos del año
nuevo. ¡Claro que sí! Un mes y medio después las cañitas voladoras y los restos
de petardos y pirotecnia varia siguen ahí. Los restos del año nuevo que ya
nadie quiere limpiar.
1 comentario:
Muy literario
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