Siguiendo con la historia de
claroscuros de la capital danesa, el siglo XVIII no comenzó del todo bien para
la ciudad. Perdió un tercio de su población gracias a la peste y sufrió dos
incendios que destruyeron una parte significativa del pueblo. Claro que el rey,
ni lerdo ni perezoso comenzó pronto la reconstrucción de la ciudad empezando
por ¡sorpresa! las residencias reales: Christianborg y Amalienborg.
El complejo de palacios de
Amalienborg es desde el siglo XVIII la residencia de invierno de la familia
real. Antes vivían en Christianborg, hasta que, para variar, un incendio los
obligó a buscar refugio en otro de sus palacios urbanos.
Muy cerquita de Amalienborg se encuentra la iglesia de mármol, llamada así por su recubrimiento interior. Para variar, la iglesia estaba semi cubierta por andamios ya que parece que están aprovechando las obras de ampliación del subte para hacerle algún mantenimiento.
Volviendo a la cuestión palaciega, donde se encuentra el actual
palacio de Christianborg hubo un castillo desde finales del siglo X. Claro que
de eso no queda nada. Para variar, entre los incendios y las remodelaciones, la
actual sede del parlamento danés y oficina del primer ministro guarda poco
parecido con sus predecesores.
Palacio de Christianborg. Se
suponía que íbamos a tomar el té con la reina de Dinamarca pero parece que
finalmente se le complicó y nos canceló.
El siglo XIX fue otro que
Copenhague comenzó con el pie izquierdo. En las guerras napoleónicas los
daneses se aliaron con Francia, principalmente porque Suecia, su enemigo
tradicional, estaba del otro lado. Como resultado de esta alianza, los ingleses
bombardearon la ciudad en al menos dos ocasiones y la flota danesa fue reducida
a prácticamente nada.
Pero -industrialización mediante-
la ciudad terminó el siglo XIX y comenzó el XX creciendo más velozmente que
nunca antes en su historia.
Como en otras ciudades europeas, se trató de un
período de gran construcción, tendido de vías de trenes y grandes obras
urbanísticas y de infraestructura. También de esta época son la municipalidad y
la Gliptoteca nacional.
Arriba, la municipalidad. Abajo a la derecha, la Gliptoteca Nacional (una colección de esculturas, que le dicen). A la izquierda, la iglesia de Christianstadt
El Siglo XXI también ha hecho sus
aportes en Copenhague. Como en Hamburgo y otras ciudades portuarias –entre las
que Buenos Aires no es la excepción- el siglo comenzó con la recuperación de
los antiguos depósitos portuarios (ejém, Puerto Madero, ejém) y su reconversión
en oficinas y viviendas.
Y claro, después, cuando estas zonas semi olvidadas
cobran envión (especialmente si se puede hacer algún buen negocio) poco a poco
aparecen otros proyectos, como por caso, la Ópera Nueva de Copenhague.
La nueva ópera danesa
2 comentarios:
¡Qué lindo se ve todo! Con excepción de La Ópera que no llega a convencerme. Seguramente es más linda de lo que la veo, pero me recuerda a la Municipalidad de Córdoba...
Saludos
Jajajaja... A mí tampoco me convence. Me da la sensación de una gran caja de zapatos con un alero gigante. Pero... el resto de Copenhague, definitivamente, vale la pena.
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