El modernismo catalán es la denominación historiográfica de
un estilo principalmente arquitectónico (ejém) aunque también de pintura,
escultura, diseño y decoración. Se supone que una de las gracias del modernismo
fue, entre otras cosas, dejar de tomar el diseño y la decoración como
disciplinas accesorias e integrarlas a la hora de pensar en espacios y
ambientes. Creo que se nota.
Aunque es parte de una corriente general que surge en toda Europa (será el modernismo aquí, el art
Nouveau más allá, el Jugendstil un poco más lejos, Sezession en las tierras de
lo que era el imperio austrohúngaro y así sigue la lista…) en Cataluña el
modernismo adquirió una personalidad propia. Bueno. Quizás no en toda Cataluña,
pero sí fundamentalmente en su capital y principal ciudad, Barcelona. Hasta acá
es puro copiar-y-pegar de Wikipedia
La manzana de la discordia. En su época fue un auténtico escándalo. Tres edificios mdoernistas que comparten la manzana en el Paseo de la Gracia. Los propietarios de los edificios vecinos intentaron frenar la construcción de los edificios modernistas porque, decían, que sus propiedades quedarían desvalorizadas por semejantes mamarrachos.
¿Por qué Barcelona? Más allá de la capacidad y creatividad
de sus arquitectos y diseñadores más significativos, entre finales del siglo
XIX y principios del siglo XX tanto la región como la ciudad estaban
experimentando tres procesos simultáneos. Por un lado, Barcelona estaba
experimentado un crecimiento poblacional y desarrollo económico importante. Esto
generó alguito de dinero y la necesidad de dotar a la ciudad de nueva
infraestructura y, de paso cañazo, ostentar un poco de esa nueva riqueza.
Al mismo tiempo Cataluña en general y Barcelona en
particular habían comenzado a experimentar un renacimiento de la cultura
catalana, especialmente en oposición a Madrid y a Castilla en general. Bueno,
ahora hay que hacer uno más uno y ver que sale. Una región que se está
modernizando en un país más que era más bien conservador y que tiene ricos más
ricos que quieren ostentar su bienestar, una ciudad que crece a una velocidad
significativa y necesita nueva infraestructura en un marco socioeconómico en el
que los locales buscan desarrollar una cultura diferenciada de la española en
general y de la madrileña en particular.
Bueno, ya está. Nadie debería
sorprenderse si de semejante caldo de cultivo salió el modernismo catalán, un
estilo que trató de expresar las particularidades de Cataluña y Barcelona con
una voz propia que las diferenciase del resto del país.
La Casa Calvet, una de las primeras obras de Gaudí. Ni por asomo es de las más osadas.
2 comentarios:
Muy lindo. Siempre aparecen esas discordias y temores detrás de cada obra, lo lindo es cuando se demuestran injustificados, como sin duda pasó con estos edificios.
Al menos el de Gaudí es patrimonio de la Unesco. No sé cuántos de los edificios "respetables" del barrio pueden presumir de semejante título. Hoy en día, vivir en ellos es muchísimo más caro que vivir en cualquiera de los otros edificios. Así que ni desde el punto de vesta meramente capitalista los temores están fundados...
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