sábado, 29 de julio de 2017

Modernismo: La Sagrada Familia

Si le hubieran encargado a un/a escenógrafo/a que diseñara el interior de una iglesia futurista, lo más probable es que no se animara a tanto como Gaudí con los interiores de la Sagrada Familia.
¿En qué estaba pensando Gaudí cuando diseñó el interior de la Sagrada Familia? Cuenta la audioguía que, básicamente, las columnas tratan de emular troncos de árboles, y las bóvedas, a sus copas. Y la verdad es que desde dentro, hasta tiene sentido.
Claro que si por dentro la imagen del bosque parece bastante plausible, desde fuera la situación es bastante diferente.

La sagrada familia cuenta, esencialmente, con tres caras. Las dos que están terminadas son la del nacimiento de Jesús y la de la crucifixión. Por obvios motivos, la cara del nacimiento tiene un tono más bien alegre y cierta tendencia al exceso decorativo: el escape a Egipto, el pesebre, ángeles al por mayor, plantas, árboles, animales y todo lo que te puedas imaginar.
En contraposición, la cara de la crucifixión es más bien austera, mucho más despojada y de carácter claramente triste. Parte del efecto se consigue con esculturas más del tipo cubista, además de líneas despojadas casi sin decoración extra ni firuletes.
A pesar de que su perfil sobresale en el cielo barcelonés y que a la distancia parece una mole de dimensiones nada desdeñables, las torres que vemos actualmente de la Sagrada Familia no serán ni por asomo lo más alto de edificio. Bueno, siempre y cuanto se siga construyendo de acuerdo a los planes originales de Gaudí.
Hablando de Gaudí, de planes y de planos, parece que mucho no le gustaba hacer planos y que, por el contrario, prefería plasmar sus ideas en las maquetas y que luego alguien más tradujera la maqueta al papel. O, al menos, eso es lo que cuenta la leyenda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso, realmente muy lindo