jueves, 15 de marzo de 2018

Dos semanitas en Italia: Lucca

Lucca es una de esas ciudades que te sorprende no sólo por sus murallas intactas, sus edificios y su entorno es sino también porque, un poco tapada por Florencia, casi que pasa desapercibida en el panorama turístico toscano. Y claro, con Florencia, Siena y Pisa en el vecindario, Lucca queda un poco en las sombras. Eso no significa que no haya turistas en la ciudad ni mucho menos pero, ciertamente, no son las hordas que inundan las calles y los museos de Florencia. Afortunadamente.
De algún modo, visitar Lucca te acerca a una experiencia un poco más ...mmm... auténtica. Al menos sentís que el centro de la ciudad no está montado (únicamente) para los/as turistas. Es un misterio. Por qué esta ciudad está en el circuito turístico y la de al lado medio que se escapa. Pienso en la literatura. Tal o cual cuento quedaron en una antología y desde entonces deben aparecer en todas las colecciones, mientras que otros quedan un poco en las sombras. La industria de los libros y guías de viaje parece no ser diferente. A alguien se le ocurre que en la región LA ciudad que hay que hay que visitar es esta y no aquella y ya, se imprimió la guía, la gente la compra, visita lo que tiene que visitar, recomienda lo que vio y así ad infinitum. Igual quiero aclarar que yo no "descubrí" Lucca. Obviamente la ciudad tiene su propia (y merecida) fama. No tuvimos que inventar nada para incluirla en nuestro intinerario ni visitarla fue una audacia nunca antes vista.
Habiendo dicho esto, mejor arranco. Lucca ha estado donde se encuentra desde antes de que los romanos llegaron a la región. Como buena parte de los lugares que hemos visitado en Toscana, la ciudad fue fundada -se supone- por los estruscos aunque para el año 180 antes de Cristo los romanos ya había hecho su ingreso triunfal en la ciudad, que prosperó y creció. En la cripta de la catedral, de hecho, pueden verse restos romanos ya que -se supone- la iglesia se encuentra (más o menos) sobre el antiguo foro de la ciudad.
Invasiones bárbaras mediante, los germanos y los lombardos se hicieron con el control de la región y la ciudad. Estos últimos fundaron el primer estado toscano de la edad media, que se convirtió en los siglos X y XI en un margraviato cuya capital fue Lucca. Los márgraves fueron soberanos casi independientes, si bien eran súbditos -al menos teóricamente- del emperador romano germánico de turno. Claro que como el emperador tenía que encargarse de un territorio más bien extenso (y de imposible administración para la época), Toscana gozó de las bondades de quedar más bien lejos.
Para el siglo XII murió Matilde de Toscana, cuyo nombre no le dice nada a (casi) nadie más allá de su área de dominio. De hecho, Matilde fue la última gobernante de la Toscana unificada que, luego de su muerte, se dividió en una serie de señoríos, repúblicas y ciudades-estado. Lucca fue una de estas últimas a partir del año 1160. Aunque su historia es más bien compleja ya que la posición geopolítica en la que se encontraba no era de las más tranquilas. Prácticamente encerrada entre Génova, Florencia y Pisa, la ciudad fue sucesivamente ocupada, liberada, conquistada, vendida, recuperada, por sus poderosas vecinas, por el Papa y el emperador romano germánico, pasando de mano en mano, rebelándose cuando podía y bajando la cabeza cuando no le quedaba opción, apareciendo y desapareciendo del mapa político de acuerdo con las circunstanciales necesidades de sus vecinos.
Si por siglos la existencia de la república de Lucca dependió del juego de genoveses, florentinos, pisanos, el papa y el emperador, el siglo XIX incorporó al jugador que faltaba: Napoleón. La ciudad se alió al emperador francés que, sin embargo, terminó ocupándola y entregándosela a su hermana Elisa para que la gobernara como una suerte de principado. Más tarde Lucca pasó a manos de María Luisa, su segunda esposa y luego terminó siendo fagocitada por su tradicional rival, Florencia, que la incorporó al gran ducado de Toscana.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Confieso que han terminado por gustarme estas "biografías" de los distintos lugares. Hubo momento en el que no supe si Elisa era hermana de Napoleón o de Florencia y de Lucca. Un placer leer, como siempre. Como siempre, hermoso lugar y muy buenas fotos

Nicolás dijo...

Jajaja... La cuestión de los resúmenes históricos nació un poco exclusivamente para el blog y, con el tiempo, aprendimos que bien valía la pena hacerlos antes de viajar. Llegar y tener un panorama -aunque más no sea, por demás general- es una ayuda inmensa a la hora de pasearse por cualquier lugar y de contextualizar lo que vemos. Y bueno, se ve que en Toscana, hasta los corsos son familia ;-)

Nicolás dijo...

Me olvidaba, gracias por lo de las fotos. La verdad es que el mérito es de Italia. Los cielos tan azules, los edificios tan ocres, los colores tan nítidos, la luz tan... italiana. Elegir las fotos para estas entradas fue una tarea por demás compleja...