sábado, 10 de marzo de 2018

Dos semanitas en Italia: Siena I

¡Que tiemble Roma! ¿Rómulo fundó Roma? Pues Siena no se queda atrás. Cuenta la leyenda que la ciudad fue fundada también por dos hermanos, Asquio y Senio, hijos ellos de Remo. Aparentemente, luego del duelo en el que Rómulo terminó hiriendo (y provocando la muerte de Remo) sus hijos robaron la estatua de la loba amamantando a su padre y a su tío y se dieron a la fuga para llegar a la Toscana donde fundaron su propia ciudad. Claro que como imaginarán, no hay ninguna evidencia histórica que sustente la hipótesis más allá de cierta abundancia de esculturas de la loba amamantando a los hermanos y el nombre romano del lugar, Sena Julia.
Aparentemente ya en el período etrusco existió un asentamiento sobre las colinas en las que descansa el centro de Siena. Se considera que el lugar fue fundado en algún momento entre el año 900 y el 400 antes de Cristo (margen de error de quinientos años, por las dudas) y poco más se sabe a ciencia cierta.
Parece que durante todo el período romano los habitantes de Sena Iulia aprovecharon para dormir la siesta. El pueblo pasó siglos relativamente estancado ya que se encontraba un poco alejado de las principales vías y calzadas romanas.
La oportunidad de sacudirse la modorra le llegó, paradójicamente, con las invasiones de pueblos germánicos que acabaron con el imperio romano (en su variante occidental). Como resultado del porrazo caida del imperio, los lombardos se establecieron en la región y con los años tuvieron que hacer frente a los bizantinos, que se habían embarcado (literal y figuradamente) en la ardua tarea de reconquistar la península. Como las antiguas rutas romanas estaban cerca de la costa (y eran por tanto propensas a ataques de los bizantinos) los lombardos tuvieron que establecer una red de caminos que comunicaran Italia pero que se encontraran a una distancia prudencial del mar. Voilá, la nueva ruta que unía el norte de Italia con Roma pasó justo por Siena y no sólo puso al pueblo en el mapa sino que inauguró (para las familias ricas, se entiende) una era de rápido enriquecimiento producto del comercio que comenzó a florecer.
En el 774 entra en acción un viejo conocido: Carlomagno, que derrotó a los lombardos y anexionó sus territorios. Buena parte de la actual Toscana fue convertida en un señorío feudal, la marca de Tuscia.
Por cuatrocientos años parece que la marca se mantuvo unida y Siena continuó prosperando. Pero en el siglo XII las cosas estaban por cambiar. Tras la muerte de la última condesa Tuscia se deshizo y en su lugar aparecieron unas cuantas entidades relativamente independientes. Siena se tranformó en una ciudad-estado independiente bajo el rimbombante nombre de República de Siena.
La Siena de hoy en día tiene bastante más que ver con la República de Siena que con la tradición romana o Etrusca. En el siglo XIII se terminó buena parte de la catedral y por la misma época se realizó el trazado del centro del pueblo. También se construyeron varios edificios de la Piazza del Campo, que constituye la postal típica de la ciudad. A pesar de su poco urbano nombre, se trata de la plaza principal de la ciudad. También del siglo XIII es la Universidad, lo que la convierte en una de las más antiguas de Italia y del mundo.

La plaza está dominada por el campanile, la torre campanario de la municipalidad, además de unos cuantos palazzos construidos por las familias adineradas para ostentar un poco y dotarlas de residencias que dejaran en claro quién-era-quién en el lugar.

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