jueves, 14 de julio de 2016

Los tiempos de la ópera

En otro país, la publicidad de los eventos culturales suele tener por objetivo convencer a las personas de asistir al acontecimiento en cuestión. En Alemania eso sólo es parcialmente cierto y únicamente aplicable a cierto tipo eventos (fiestas, exposiciones) o cuando la campaña publicitaria tiene lugar con siete u ocho meses de anticipación. ¿A qué me refiero? Alemanes y alemanas planifican con antelación. A veces, exageradamente. A veces, tan exageradamente que en enero la opera ya ha vendido buena parte de (cuando no todas) las localidades de las obras que se presentarán en junio, julio y agosto. O quedan las entradas que salen 100 o 200 euros. Sobra decir que no son -precisamente- las que nosotros queremos comprar.
Entiendo que la SemperOper (la ópera local) tiene cierto renombre y que su público suele planificar con tiempo qué ver. Y cuándo. Ir a la ópera no es como hacer zapping el sábado a la noche para ver si encuentro algo. Eso lo entiendo. Está claro. Pero lanzarse sobre los tickets del año próximo en julio o agosto ya no puedo. Tanto me parece un poco mucho. El año pasado, cuando veíamos (en noviembre) las publicidades de los eventos que habrían de ocurrir en junio nos pareció un poquito exagerado. Ahora vemos que no. Pero ¿cómo saber que voy a hacer dentro de seis o siete meses? Agendas y calendarios. Todos/as los tienen y se venden al por mayor en las librerías. Esto es Alemania y acá se planifica. Por si fuera poco se planifica con tiempo.

Con los meses descubrimos que, en general, la ópera (pero también el teatro estatal de Sajonia, la filarmónica y ciertos festivales afines) tienen doble período de publicidad. Primero hacen publicidad siete u ocho meses antes del evento (puede ser más) y  luego repiten la campaña con tan sólo un mes de anticipación. Esta segunda publicidad no tiene por objeto convencer a nadie. ¿Para qué? Si las entradas ya están vendidas o agotadas y no hay más lugares salvo que se esté dispuesto/a a pagar unos precios ridículos. Asumimos que el objetivo debería ser otro. Imaginamos que lo que buscan es decir “Hey, quizás las hayas comprado hace diez meses, pero no te olvides de que tenés entradas para este evento”. Y sí, ¿quién puede recordar a diario todo lo que ha planificado diez meses atrás?


La verdad, el esquema nos complica la existencia. No es que necesitemos ir a la ópera. Pero queremos ir, al menos una vez. Ver que onda. Y justificar nuestros sacos y zapatos. Por suerte contamos con un dato. Un dato del que pocos alemanes/as pueden valerse. No porque no lo conozcan sino porque va en contra de todos sus principios de planificación. Ir al lobby de la ópera diez minutos antes de que empiece la obra (¡diez minutos antes! ¡horror!) y ver si hay entradas devueltas en reventa (a precios irrisorios). Hay que reconocerlo, es un poco más riesgoso que el método tradicional pero, definitivamente, me resulta más simple imaginarme haciendo eso un fin de semana que pensar qué voy a estar haciendo dentro de diez meses.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace poco leí una crónica de un autor brasilero que escribía sobre los innumerables significados de la palabra "mañana" para un brasilero (y esto puede extenderse a otras nacionalidades), y a su desconcierto cuando los consultaron para hacer algo, en Alemania, con muchos meses de anticipación. El tono de toda la crónica era cómico, pero coincidía con esto tan interesante que contás. Y este autor escribía desde antes de la reunificación!!!
Ahora, eso si, ¡qué sensación esa de estar esperando por entradas devueltas unos minutitos antes de la función! Experiencias extremas ambas. Y estar allí, vestidos para tener las entradas... Quedo pendiente de saber si hubo éxito (cuando hagan la prueba).

Nicolás dijo...

Todavía no hemos desplegado la técnica del lobby del teatro. Ya nos expondremos a la adrenalina de ir y ver qué onda. Mientras tanto, a seguir planificando. Que invitar a un compañero de trabajo a cenar no es algo que pueda ser improvisado ;)

Anónimo dijo...

Nada de proceder a la ligera.
:)