Los Jardines del señor Schreber son
un clásico del mundo alemán y germano parlante en general. También existen en
otros países europeos (Escandinavia, Inglaterra, varios países eslavos) y en
cada lugar tienen, como siempre, un nombre diferente. Aquí se los conoce como Kleine
Gärten (Pequeños jardines) o GartenVerein (Asociación o Comunidad de Jardines).
En Sajonia particularmente también se los llama Schrebegärten en honor al
médico que impulsó su establecimiento.
Allá lejos y hace tiempo, (o no tan
lejos y no hace tanto) en plena revolución industrial germana muchas familias
empezaron a migrar del campo a la ciudad. En general estas familias se
establecían como podían en donde podían. Las condiciones de salubridad eran
cero, la infraestructura nula y muchas veces las familias terminaban viviendo
hacinadas en construcciones sin servicios y mal ventiladas en las inmediaciones
de las fábricas. Es esa misma imagen de Tiempos Modernos o de cualquier otra
película de Charlie Chaplin donde la familia comparte habitación y la
existencia de la comida está sujeta a la continuidad laboral de sus distintos
miembros.
En general las condiciones de vida de
los sectores trabajadores urbanos (¿se seguirián reivindicando como
proletarios?) dejaban bastante que desear y a mediados del Siglo XIX un médico
de Leipzig, el doctor Schreber llamó la atención sobre la malnutrición y la desnutrición
infantil en las clases obreras. Además, acorde a los tiempos que corrían,
manifestó otra preocupación típica de la
época… resaltó la importancia de que niños y niñas pudieran ejercitarse en
espacios verdes, abiertos y bien oxigenados.
Obviamente el señor Schreber no
descubrió la pólvora. Por la misma época movimientos similares comenzaron a
surgir en otros lugares de Alemania (que aún no era Alemania propiamente dicha)
y de Europa. Socialdemócratas, socialistas, algún que otro rico filántropo y algunos
sacerdotes aquí y allá empezaron a impulsar la creación de jardines y huertas
comunitarias. La idea era ofrecer a las familias pobres la posibilidad de
producir algunas verduras para enriquecer su dieta y proveer a los niños de un
espacio al aire libre donde jugar y hacer otras actividades.
En Sajonia el movimiento que inició
el doctor Schreber (y que llevó su nombre) alcanzó un momento de gran
popularidad alrededor de 1860. Poco después el gobierno decidió darle luz verde
(y carácter oficial) al proyecto.
Desde entonces los pequeños jardines
han formado parte del paisaje urbano alemán. La idea es simple y a los/as
alemanes/as les encanta. Es que un Schrebegarten es algo simple. Es como
alquilar una pequeña parcela destinada a ser una jardín/huerta. Muchas de estas
parcelas forman parte de una asociación o comunidad. Un gran terreno con muchas
de estas parcelas loteadas. No se trata de grandes extensiones. Normalmente
tienen una superficie que oscila entre 100m2 y –excepcionalmente- 800m2. De la
superficie total hay una parte del lote destinada a árboles (normalmente
frutales que no pueden ser muy altos para no dar sombra a otros vecinos)
plantas y flores, huerta y una pequeña casita o quincho donde la familia puede
quedarse a dormir durante los fines de semana. Como esto es Alemania, el estado
garantiza que los jardines tengan un costo realmente bajo y que cualquiera
pueda acceder a ellos. De nuevo, como esto es Alemania, los jardines están
sumamente regulados; hay porcentajes del terreno que deben usarse para huerta,
plantación, flores, césped y quincho. Hay alturas máximas estipuladas para los
árboles (¡y los quinchos!) y hay horas de trabajo en espacios comunes que cada
miembro de la asociación debe donar al año. Es más, si la persona no quiere
trabajar en el mantenimiento de los espacios comunes, también está estipulado
cuánto debe pagar para librarse de la obligación.
Más allá de lo intrínsecamente
germano de pensar tu jardín como porcentajes de zonas de cultivo, zonas de
plantas y zonas de césped, hay que reconocer que la normativa cumple con su
función. Muchas personas de Dresden (donde los pequeños jardines son
particularmente populares) y de Alemania en general que viven en departamentos
pueden disfrutar de su pequeño espacio verde por una cifra irrisoria, cultivar
verduras, proveerse de ciertas frutas y disfrutar de su rinconcito al aire
libre. Y todo sabiendo que ninguna constructora puede venir y arrasar con otros
jardines ya que no está permitido transformar las Gartenverein en condominios,
torres de departamentos o pajareras de monoambientes. Básicamente los terrenos
de los Schrebergärtner no se pueden convertir en nada más que no sea,
precisamente, lo que es, un pequeño jardín en una comunidad de pequeños jardines.
¿Será por eso que funcionan y son
populares? No lo sé. Pero están. Están, existen y los hay aquí y allá, junto a rutas y vías,
cerca de ríos y parques, en las afueras de la ciudad y a veces en lo que hace
años serían las afueras y hoy ya no lo son tanto.
2 comentarios:
Muy interesante historia. Me encantó saber de algo tan diferente. ¿Están verdaderamente "al alcance" de la vista? ¿Cómo diste con esto? Es el tipo de detalle que, se me ocurre, lleva mucho tiempo percibir.
Están a la vista. Super a la vista. Y es algo de lo que la gente de Alemania, o al menos de Sajonia, habla bastante. Suelen estar muy orgulloso s de los jardines. Y hay muchísimos. Realmente.
Publicar un comentario