lunes, 25 de julio de 2016

Yapa vienesa: la Palmenhaus

La Palmenhaus del palacio de Schönbrunn (podés leer más acá) -o la casa de las palmeras para los amigos- es, con sus 111 metros de largo, 28 de ancho y 25 de alto, un atractivo en si mismo.

El edificio actual fue inaugurado en 1882 por el sempiterno emperador Francisco José y está compuesto por cerca de 45.000 azulejos de cristal. Y sí, por si no se habían dado cuenta tengo tenemos debilidad un ligero interés por los invernaderos victorianos.

Éste vino a reemplazar a más de diez construcciones diferentes que los emperadores y emperatrices habían ido construyendo a lo largo de los años.

Acá estuvo alguna vez una camelia igualita a la que tenemos acá en Dresden en Pillnitz (Si no tenés ni idea de qué estoy hablando podés leer Pillnitz y la camelia legendaria acá). Parece que una de las estrellas locales es el olivo centenario, un regalo de España que tiene más de trescientos cincuenta años.

Tampoco pueden faltar las orquídeas, un clásico del mundo germanoparlante. Sin embargo, durante nuestra visita, todas las miradas estaban puestas en las hortensias, que eran el eje de la exposición del momento. 

Sí, mamá, ya sé. ¿Viste cuántos colores? ¿qué cómo hacen para que florezcan así? No lo sé. Diego dice que las drogan con algo. No, no sabemos con qué. Prometo que si me entero te aviso.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué belleza! Monumental. En semejante lugar, ninguna planta tiene justificado no florecer.

Nicolás dijo...

Totalmente. Definitivamente NECESITAMOS un invernadero victoriano en la pitufi...

Anónimo dijo...

Totalmente