Yapa vienesa: la Palmenhaus
La
Palmenhaus del palacio de Schönbrunn (podés leer más acá) -o la casa de las
palmeras para los amigos- es, con sus
111 metros
de largo, 28 de ancho y 25 de alto, un atractivo en si mismo.
El edificio actual fue inaugurado en 1882 por el sempiterno emperador Francisco José y
está compuesto por cerca de 45.000 azulejos
de cristal. Y sí, por si no se habían dado cuenta tengo tenemos debilidad
un ligero interés por los invernaderos victorianos.
Éste vino a reemplazar a más de diez construcciones
diferentes que los emperadores y emperatrices habían ido construyendo a lo largo de los años.
Acá estuvo alguna vez una camelia igualita a la
que tenemos acá en Dresden en Pillnitz (Si no tenés ni idea de qué estoy
hablando podés leer Pillnitz y la camelia legendaria acá). Parece que una de las
estrellas locales es el olivo centenario, un regalo de España que tiene más de
trescientos cincuenta años.
Tampoco pueden faltar las orquídeas, un clásico del mundo germanoparlante. Sin embargo, durante nuestra visita, todas las miradas
estaban puestas en las hortensias, que eran el eje de la exposición del momento.
Sí, mamá, ya sé. ¿Viste cuántos colores? ¿qué
cómo hacen para que florezcan así? No lo sé. Diego dice que las drogan con
algo. No, no sabemos con qué. Prometo que si me entero te aviso.
3 comentarios:
¡Qué belleza! Monumental. En semejante lugar, ninguna planta tiene justificado no florecer.
Totalmente. Definitivamente NECESITAMOS un invernadero victoriano en la pitufi...
Totalmente
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