Leyendo sobre Budapest descubrí –para mi asombro- que la ciudad
tenía un rico pasado en baños termales. Desde la época romana se había
disfrutado allí de las bondades de baños calientes, fríos y ricos en minerales.
¿Y quién se puede resistir a algo así? Manos a la obra y dedos a las teclas
dimos con una gran cantidad de baños y piletas.
Luego de no mucha búsqueda terminamos eligiendo los baños de
Széchenyi como uno de nuestras visitas obligadas. Terminamos suena a algo muy
colectivo. Yo creo que más bien sugerí intensamente que fuésemos a los baños
termales en cuestión y ya. Y debo decir que bien valió la pena.
Los baños de Széchenyi están en el barrio de Pest, en medio de
un parque donde hay museos, castillos y hasta un jardín zoológico.
Por fuera, el edificio de 1913 da cuenta de que en su día los
baños fueron ligeramente más exclusivos que en la actualidad. Dentro alberga
cerca de ocho piletas y baños de distintos tamaños donde se puede disfrutar de
aguas termales a distintas temperaturas.
También hay saunas de varios tipos y
sabores (con vapor, sin vapor, con menta, minerales, más o menos calor). Nada
mejor que jugar un poco con los contrastes de temperaturas para sacarle máximo
provecho a la experiencia.
Como además el clima era bastante agradable, también pudimos
disfrutar de las piletas exteriores, que son un poco posteriores, de 1927.
Obviamente no las íbamos a discriminar por eso. Aunque, también hay que
decirlo, olían más a cloro que a menta, eucalipto y minerales.
2 comentarios:
Tuve la suerte de pasar unas vacaciones en unas termas. Y aunque no creo haberme perdido las bondades del agua caliente y salada, tengo que reconocer que el lugar carecía absolutamente de historia. Fue lindo, pero ¡qué contraste!
Saludos
Ah, pero el placer de disfrutar de una buena zambullida es el mismo aquí o allá... Recuerdo que después de haber andado por Salta y Jujuy de mochilero, las Termas de Reyes en Jujuy fueron uno de los mejores mimos que nos dimos.
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