En 1572 se acabó lo que se daba al morir el último de los reyes
polacos de la dinastía Jagellion. Desde allí en adelante los reyes de Polonia
serían nobles extranjeros elegidos por los nobles polacos -o en su defecto- por
voluntad propia y sustento militar. Así fue que Polonia contó con reyes
franceses, suecos y, recordarán, también sajones. Uno de estos reyes de origen
sueco trasladó la capital de Cracovia a Varsovia. Fue el comienzo de un largo
período de decadencia que desembocó –junto a una pésima posición estratégica-
en las sucesivas particiones en las que Rusia, Prusia y Austria terminaron por
engullirse a Polonia-Lituania.
Edificio del mercado con la torre de la vieja municipalidad |
Plaza del mercado con la basílica de Santa María |
Para cuando estalló la revolución francesa ya casi nada quedaba
del reino de Polonia-Lituania y la ciudad de Cracovia fue a engrosar los
dominios de nuestros omnipresentes y viejos conocidos, los Habsburgo. Y mientras en Francia Luis XVI y María
Antonieta iban derecho a la guillotina, en Cracovia comenzaba una insurrección
destinada a liberar los territorios ocupados y unirlos a lo que quedaba de
Polonia. O al menos eso pensaban los insurrectos. Se ve que tuvieron un ligero
error de cálculo porque frente a este intento Rusia, Prusia y Austria
decidieron volver a unir sus fuerzas, señalarles a los rebeldes cómo venía la
mano y, de paso, terminar de repartirse lo que quedaba del reino.
Así las cosas los polacos dependieron de factores externos para
tener mínimas chances de independencia. La primera oportunidad la generaron las guerras
napoleónicas. De sus victorias sobre Prusia y Austria Napoleón juntó un par de
territorios y dio nacimiento al ducado de Varsovia. Obviamente, ensanguichado
entre enemigos el ducado tenía un único aliado posible, el imperio francés.
Como a tantos otros aliados de Napoleón, la derrota de aquél implicó una nueva caída en dresgracia. Así que en el congreso de Viena (para más información
podés leer Viena. Capítulo 2) ¡sorpresa! Austria, Rusia y Prusia volvieron a dividir y
repartirse los territorios polacos.
Así las cosas, no fue sino hasta el fin de la primera guerra
mundial que volvió a existir Polonia como estado independiente. Con su capital
en Varsovia y su centro académico y cultural en Cracovia.
2 comentarios:
Muy interesante el pasado de Cracovia
Totalmente. Lo sumamos a nuestra lista de lugares a los que, para sacarle el jugo, hay que visitarlos con más tiempo y no sólo dos días :(
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