sábado, 20 de agosto de 2016

Cracovia. Segunda Parte

En 1572 se acabó lo que se daba al morir el último de los reyes polacos de la dinastía Jagellion. Desde allí en adelante los reyes de Polonia serían nobles extranjeros elegidos por los nobles polacos -o en su defecto- por voluntad propia y sustento militar. Así fue que Polonia contó con reyes franceses, suecos y, recordarán, también sajones. Uno de estos reyes de origen sueco trasladó la capital de Cracovia a Varsovia. Fue el comienzo de un largo período de decadencia que desembocó –junto a una pésima posición estratégica- en las sucesivas particiones en las que Rusia, Prusia y Austria terminaron por engullirse a Polonia-Lituania.
Edificio del mercado con la torre de la vieja municipalidad
Plaza del mercado con la basílica de Santa María
Para cuando estalló la revolución francesa ya casi nada quedaba del reino de Polonia-Lituania y la ciudad de Cracovia fue a engrosar los dominios de nuestros omnipresentes y viejos conocidos, los Habsburgo.  Y mientras en Francia Luis XVI y María Antonieta iban derecho a la guillotina, en Cracovia comenzaba una insurrección destinada a liberar los territorios ocupados y unirlos a lo que quedaba de Polonia. O al menos eso pensaban los insurrectos. Se ve que tuvieron un ligero error de cálculo porque frente a este intento Rusia, Prusia y Austria decidieron volver a unir sus fuerzas, señalarles a los rebeldes cómo venía la mano y, de paso, terminar de repartirse lo que quedaba del reino.
Así las cosas los polacos dependieron de factores externos para tener mínimas chances de independencia. La primera  oportunidad la generaron las guerras napoleónicas. De sus victorias sobre Prusia y Austria Napoleón juntó un par de territorios y dio nacimiento al ducado de Varsovia. Obviamente, ensanguichado entre enemigos el ducado tenía un único aliado posible, el imperio francés. Como a tantos otros aliados de Napoleón, la derrota de aquél implicó una nueva caída en dresgracia. Así que en el congreso de Viena (para más información podés leer Viena. Capítulo 2) ¡sorpresa! Austria, Rusia y Prusia volvieron a dividir y repartirse los territorios polacos.
Así las cosas, no fue sino hasta el fin de la primera guerra mundial que volvió a existir Polonia como estado independiente. Con su capital en Varsovia y su centro académico y cultural en Cracovia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante el pasado de Cracovia

Nicolás dijo...

Totalmente. Lo sumamos a nuestra lista de lugares a los que, para sacarle el jugo, hay que visitarlos con más tiempo y no sólo dos días :(